Una sentencia del Supremo de Estados Unidos rebate la discriminaci¨®n positiva
En una decisi¨®n dividida los magistrados anulan la interpretaci¨®n de la juez Sotomayor, designada por Obama para entrar en la alta corte
El Tribunal Supremo se ha pronunciado a favor de un grupo de trabajadores blancos en un caso de discriminaci¨®n racial que puede tener seria repercusi¨®n en las posibilidades de la juez Sonia Sotomayor de acceder a la m¨¢s alta corte, as¨ª como en el trato futuro que los tribunales otorguen a los litigios relacionados con los derechos civiles. Se trata de un fallo de claras implicaciones pol¨ªticas y que ha despertado una gran pol¨¦mica, puesto que afecta a uno de los conceptos b¨¢sicos sobre los que, desde hace d¨¦cadas, se asienta la sociedad norteamericana: la discriminaci¨®n positiva.
Sotomayor, que en su d¨ªa, como juez federal, se pronunci¨® en contra de los mismos trabajadores amparados ahora, sufre un rev¨¦s significativo dado que el Supremo le ha quitado la raz¨®n en un asunto importante de interpretaci¨®n de la ley. Por su parte, la Ley de Derechos Civiles de 1964, en s¨ª misma, puede verse ahora sometida a una m¨¢s rigurosa y estrecha aplicaci¨®n.
El asunto se remonta a finales de 2003, cuando la ciudad de New Haven, en el Estado de Connecticut, necesitaba ocupar 15 plazas en su cuerpo de bomberos, siete con el rango de capit¨¢n y ocho como tenientes. Contrat¨® para ello a una firma especializada de Illinois que prepar¨® unos ex¨¢menes orales y escritos para hacer la selecci¨®n.
Aprobaron los ex¨¢menes 41 candidatos blancos, 22 negros y 18 hispanos. Pero de ellos, hab¨ªa 14 blancos y un hispano entre los quince con mejores calificaciones y, por tanto, los designados para obtener los puestos a concurso.
Ante esa situaci¨®n, es decir, ante el predominio absoluto de blancos entre los ganadores y la inexistencia de negros, las autoridades de New Haven decidieron anular los ex¨¢menes y buscar otra f¨®rmula de selecci¨®n. De hecho, nunca la encontraron y las plazas de oficiales fueron ocupadas desde entonces de forma provisional por otro personal sin rango, incluidos algunos de los que suspendieron las pruebas.
Los responsables locales argumentaron en su momento que hab¨ªan actuado de esa forma con el prop¨®sito de evitar una cadena de demandas judiciales de parte de los perjudicados apoy¨¢ndose en la ley de Derechos Civiles, que asume que las minor¨ªas raciales se encuentran desfavorecidas por una historia de discriminaci¨®n y merecen ser promocionadas teniendo en cuenta ese factor.
Fueron, sin embargo, los bomberos blancos los que decidieron acudir a los tribunales, entendiendo que esta vez hab¨ªan sido ellos los discriminados por el color de su piel. Perdieron en primera instancia, y perdieron posteriormente ante un tribunal federal de apelaciones integrado por tres jueces, entre ellos Sonia Sotomayor, de origen puertorrique?o.
Ahora, el Supremo de Estados Unidos les ha dado la raz¨®n por cinco votos contra cuatro. "El miedo a las demandas no puede justificar decisiones de un empleador en funci¨®n de la raza en detrimento de individuos que han pasado los ex¨¢menes y re¨²nen las cualificaciones para una promoci¨®n", afirma el juez Anthony Kennedy en nombre de la mayor¨ªa.
El miedo a las demandas por asuntos como este no es algo limitado a New Haven; es una verdadera plaga en todo el pa¨ªs desde hace decenas de a?os. Seguramente ese temor ha evitado numerosos casos de injusta discriminaci¨®n. Pero, probablemente, tambi¨¦n ha dado lugar a muchos abusos. Con esta sentencia del Supremo, miles de empresarios norteamericanos pueden contemplar a partir de ahora de forma diferente su pol¨ªtica de contrataciones.
Sonia Sotomayor, que ha hecho en el pasado algunas declaraciones pol¨¦micas sobre el problema de la discriminaci¨®n racial, va a tener que responder a muchas preguntas sobre el episodio de los bomberos y sobre su concepto de la discriminaci¨®n positiva cuando comparezca el mes pr¨®ximo ante el Senado en las audiencias para su conformaci¨®n.
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