Patrizia D'Addario: "No se puede tomar el pelo a una perdedora"
Su mirada inquisitiva e inocente, siempre fija en los ojos del interlocutor, recuerda a las de las mujeres africanas que acaban de cruzar el mar en patera. Se escribe de ella que es una prostituta, como denigr¨¢ndola. Ella confirma sin tapujos que ¨¦se es su oficio, y responde con la verdad que todos saben y callan: "No entiendo la diferencia entre prostituta y velina".
Los perplejos ojos pardos de Patrizia D'Addario (Bari, 1966) cuentan que es una mujer da?ada y golpeada. Su padre, que le pegaba, se suicid¨® hace once a?os porque no pudo cumplir el sue?o de edificar un complejo residencial en la ciudad. Un hermano falleci¨® a causa de un error m¨¦dico. El otro sufre graves problemas de salud. Su novio tambi¨¦n la maltrat¨®. Tiene una hija y una madre a las que alimentar. Cuando su padre muri¨®, ella le prometi¨® a su madre que construir¨ªa ese complejo, al que llama con familiaridad "el proyecto".
D'Addario se hizo escort y logr¨® comenzar las obras, pero el proyecto qued¨® bloqueado en 2007 por una dificultad municipal: impacto ecol¨®gico. El proyecto es su vida y viceversa. Con la idea de defenderlo, D'Addario pas¨® una noche con Silvio Berlusconi y no cobr¨® por su trabajo. "Me fi¨¦ de ¨¦l", dice. Renunci¨® a su cach¨¦ y luego se sinti¨® traicionada. Y entonces cont¨® su historia y se convirti¨® en la testigo crucial del Barigate, la trama de velinas, prostitutas, candidatas, tr¨¢fico de influencias, corrupci¨®n, droga y censura que gira en torno a la figura de Gianpaolo Tarantini y ha salpicado a Berlusconi y a otros pol¨ªticos de todas las tendencias.
Una noche de octubre de 2008, Tarantini llev¨® a D'Addario al palacio Grazioli. Se llamar¨ªa Alessia y cobrar¨ªa 2.000 euros por la cena. Aunque Tarantini y Berlusconi se lo pidieron, no se qued¨® a dormir esa primera vez. Pero fue elegida por el primer ministro, que le acarici¨® delante de otras 20 chicas y de sus escoltas (haciendo exclamar a Barbara Monterreale al d¨ªa siguiente: "Qu¨¦ asco").
Patrizia describe un har¨¦n vulgar, en el que hab¨ªa dos escort lesbianas y chicas del Este de Europa, algunas tan j¨®venes que no sabe determinar si eran menores o no. Otras, cuenta, exig¨ªan en voz alta que se viera el color del dinero.
El Sult¨¢n, informado por Tarantini de los detalles de su vida, entr¨® en su coraz¨®n al hablarle de su padre, al hacerle saber que la ayudar¨ªa con el proyecto ante las otras chicas, y al volver a llamarla dos semanas despu¨¦s. D'Addario regres¨® a Grazioli el 4 de noviembre. Mientras Barack Obama entraba en la leyenda, ella, "yes we can", armada con su grabadora y su 'videotelefonino', entr¨® en el dormitorio de Papi. Le grab¨® y¨¦ndose al ba?o, dici¨¦ndole que la esperara en la cama grande, sac¨® una foto a la foto de Ver¨®nica Lario que estaba en la repisa, y tambi¨¦n a la cama grande con el baldaquino barroco, regalo de Vladimir Putin.
D'Addario acude a la entrevista con su abogada, llamada Maria Pia Vigilante. Al acabar, Vigilante cuenta que D'Addario est¨¢ escribiendo un libro: "Dice que da asco porque este mundo da asco". Quiz¨¢ ese futuro libro contar¨¢ c¨®mo fueron los ¨²ltimos tiempos de Berluscolandia.
Pregunta: ?Tiene miedo?
Respuesta. No.
P. ?Nada?
R. Ni una pizca.
P. Berlusconi ha dicho que usted fue enviada por alguien para tenderle una trampa, y que adem¨¢s fue muy bien retribuida.
P. ?Por qui¨¦n? Que lo demuestre, que diga cu¨¢nto me han pagado, que vaya a la magistratura y d¨¦ las pruebas y los nombres. No tengo ning¨²n problema. En cuanto a la retribuci¨®n: soy la ¨²nica en esta historia que no ha recibido dinero ni antes, ni durante ni despu¨¦s.
P. ?Por qu¨¦ acudi¨® a los fiscales?
R. No fui yo, me llamaron, vinieron a casa, llamaron al timbre, baj¨¦ y me dijeron que deb¨ªa ir de prisa a hablar con el juez.
P. ?Quiz¨¢ oyeron su nombre en las escuchas de la investigaci¨®n?
R. Estaban investigando hace bastante tiempo. Creo que s¨ª. Yo no he denunciado a nadie, ellos vinieron a buscarme. Yo consider¨¦ oportuno decir toda la verdad. Cosa que otras personas no han hecho.
P. ?Se siente sola en esta historia?
R. Sola por las personas que conoc¨ªa y pensaba que eran amigos y amigas, aunque en realidad no lo eran y se han aprovechado de la situaci¨®n para obtener su recompensa. Punto.
P. As¨ª que no ha actuado por vendetta.
R. Absolutamente no.
P. No negar¨¢ que est¨¢ descontenta con Berlusconi.
R. Estaba un poco desilusionada, creo que cualquiera en mi situaci¨®n se habr¨ªa sentido as¨ª, desilusionada del todo con una persona tan potente. No es bonito lo que ha pasado.
P. ?Se refiere a que le prometi¨® ayudarle con su proyecto y no lo hizo?
R. Los hechos lo han demostrado, el proyecto sigue all¨ª y nadie ha intervenido.
P. En esta historia da la sensaci¨®n de que todos mienten. ?Usted?
R. Soy la ¨²nica que ha dicho la verdad. Por eso nadie se ha puesto de mi parte.
P. ?Sabe si otras chicas cobraron por estar con el primer ministro?
R. Algunas han dicho que recibieron sobres.
P. ?Qu¨¦ le ha parecido la reacci¨®n de los italianos a esta historia?
R. Me esperaba m¨¢s solidaridad.
P. ?De qui¨¦n?
R. En esas fiestas, tanto en la primera como en la segunda, yo no era la ¨²nica escort.
P. ?Eran chicas muy j¨®venes?
R. S¨ª.
P. ?Menores de edad?
R. Muy j¨®venes. No pregunt¨¦ la edad, entre otras cosas porque en ese momento no pod¨ªa, ¨¦l requer¨ªa mucha atenci¨®n.
P. ?Era la primera vez que iba a una fiesta con Tarantini?
R. Le hab¨ªa conocido a trav¨¦s de un amigo, y ¨¦l, despu¨¦s de hacerme una especie de radiograf¨ªa, me mir¨® de la cabeza a los pies, me dijo "est¨¢s muy bien, eres muy guapa, eres perfecta". En un momento dado, me pregunt¨® cosas de mi vida, hablamos una hora o una hora y media, le cont¨¦ que era 'escort' por un problema familiar, la promesa. Quer¨ªa saber todo. No fui yo la que se lo cont¨¦, generalmente una 'escort' no va por ah¨ª contando su vida, pero el estaba muy interesado.
P. ?Fue una entrevista de trabajo?
P. No, sobre mi vida, m¨¢s que de trabajo. El trabajo ya lo sab¨ªa: la cena y el cach¨¦ me los pregunt¨® tambi¨¦n, y luego lo dem¨¢s, seguramente se lo deb¨ªa contar a alguien.
P. ?Sabe que Ver¨®nica Lario dijo que su marido no est¨¢ bien?
R. Todo el mundo conoce esas palabras, no solo yo.
P. ?Y su opini¨®n cu¨¢l es?
R. Si ella lo dice, que es su mujer, habr¨¢ que creerla...
P. ?Qu¨¦ tipo de hombre es Berlusconi?
R. He conocido a muchos hombres, pero lo que me ha pasado ahora no me ha pasado nunca, estoy muy decepcionada. Dijo que no me conoc¨ªa, que no recordaba mi cara. ?Dos d¨ªas! No es posible no acordarse de mi cara... A menos que sean todas iguales que yo, y tengan mi misma cara, pero parece dif¨ªcil.
P. ?En qu¨¦ le decepcion¨® Berlusconi?
R. Mire, yo me fiaba de ¨¦l. Me fiaba de su manera de ser, sobre todo porque me toc¨® con ese asunto que yo llevaba muy dentro. No se puede tomar el pelo a una persona que ha perdido en la vida.
P. ?Qu¨¦ pens¨® cuando se produjo el robo en su casa?
R. Me desvalijaron. Se llevaron todos los vestidos, la lencer¨ªa ¨ªntima, el traje de Versace que me puse para ir a palacio Grazioli; el ordenador, todos los cds de trabajo y los musicales, las bragas... No fue un robo al azar. Dejaron un televisor que cuesta un dineral y se llevaron los discos y la lencer¨ªa. ?Qu¨¦ tipo de ladr¨®n roba los cd's de m¨²sica?
Adelanto de la entrevista a Patrizia D'Addario. El domingo puede leer en EL PA?S la versi¨®n completa de esta entrevista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.