Las palabras rechazan la Gran Coalici¨®n, pero no los gestos
No es f¨¢cil conseguir que un primer ministro y su n¨²mero dos y ministro de Exteriores, personas que trabajan cada d¨ªa codo a codo, hagan un par¨¦ntesis y se enzarcen de pronto en una pelea descomunal como les gusta a los votantes en todos los pa¨ªses. De ah¨ª que el debate ayer entre la canciller Angela Merkel, candidata de la CDU-CSU, y el vicecanciller Frank-Walter Steinmeier, candidato del SPD, transcurriera por las mismas sendas de extremada cortes¨ªa, notables dosis de aburrimiento y escasa polarizaci¨®n con que est¨¢ funcionando toda la campa?a electoral. La f¨®rmula elegida para celebrar el ¨²nico debate de esta campa?a se las trae; cuatro periodistas, uno por cada una de las cadenas que retransmitieron el debate en directo, interrogaron a los dos candidatos: las escasas asperezas del debate se produjeron entre los pol¨ªticos y los periodistas, que interrump¨ªan y repreguntaban no siempre a gusto del interrogado.
Contrasta el protagonismo period¨ªstico alem¨¢n con su marginaci¨®n en los debates espa?oles, donde el control de los temas y el tiempo de los candidatos, y a veces se dir¨ªa que incluso las preguntas, corre a cargo de los equipos de campa?a y es una ¨²nica cadena la que lo transmite. Pero contrasta tambi¨¦n con los abundantes debates norteamericanos, donde el enfrentamiento directo entre los candidatos es lo esencial a lo que se supedita todo el resto. Anoche parec¨ªa un debate de primarias pero al rev¨¦s, en vez de un panel de candidatos interrogados por dos periodistas, un panel de periodistas charlatanes interrogando a dos educados pol¨ªticos. El debate anima un poco la campa?a, pero dif¨ªcilmente la radicaliza alrededor de los dos grandes partidos representados por la canciller y el vicecanciller, algo que s¨®lo se consigue cuando hay choque frontal de posiciones. Los beneficiarios de tal situaci¨®n son los partidos que no salen en pantalla, los peque?os, que crecen a costa de la monoton¨ªa de posiciones pol¨ªticas de los grandes.
El resultado del debate fue as¨ª una confirmaci¨®n de que la Gran Coalici¨®n puede seguir funcionando si la aritm¨¦tica electoral la acompa?a. Nada hay en lo que dijeron los dos candidatos que la desaconseje. Ambos coinciden en el balance positivo de los cuatro ¨²ltimos a?os de gobierno juntos. El solapamiento de posiciones en numerosas cuestiones -en relaci¨®n a la crisis econ¨®mica o la presencia militar en Afganist¨¢n, por ejemplo- y su capacidad de graduar y ajustar las diferencias -sobre el sueldo m¨ªnimo y la energ¨ªa nuclear- son evidentes. El ¨²nico mensaje particular es que cada uno de ellos quisiera ser quien dirigiera la pr¨®xima etapa y tener las manos libres para realizar la pol¨ªtica de alianzas m¨¢s conveniente para sus intereses. Lo que dice Merkel es que prefiere a otro socio para salir m¨¢s r¨¢pidamente de la crisis y volver a crear puestos de trabajo, a lo que Steinmeier responde que quienes mejor pueden realizar la tarea son los socialdem¨®cratas, y en ning¨²n caso los liberales partidarios de las viejas f¨®rmulas que han conducido a la actual situaci¨®n.
Para Angela Merkel la opci¨®n preferida es obligadamente la coalici¨®n con los liberales, ante los que ella misma se presenta como garant¨ªa social y defensora del papel del Estado como guardi¨¢n de los equilibrios sociales ante los desmanes de la globalizaci¨®n. Fue lo que defendi¨® en la anterior campa?a en 2005, aunque no pudo llevarlo a efecto ante unos resultados insuficientes. Y es la f¨®rmula de coalici¨®n m¨¢s caracter¨ªstica en la historia de la Alemania federal, con la que se ha gobernado en distintas etapas durante 26 a?os. Nadie entender¨ªa, entre el electorado conservador sobre todo, una campa?a dirigida de entrada a asociarse con sus rivales hist¨®ricos para repetir la Gran Coalici¨®n. Tampoco puede defenderla Steinmeier, y asegura con todo el aplomo que es una f¨®rmula provisional que no hay que repetir, a pesar de que es la ¨²nica que por el momento parece a su alcance, despu¨¦s de once a?os de participaci¨®n del SPD en el gobierno, durante siete a?os en coalici¨®n con los verdes y los ¨²ltimos cuatro con los cristiano dem¨®cratas.
Leo a trav¨¦s de twitter que una primera encuesta entre los televidentes da por vencedor al socialdem¨®crata, aunque por escaso margen 31 a 28 por ciento, mientras que un 40 por ciento no da vencedor a ninguno de los dos. Otra da la victoria a Merkel por 37 a 35. Si alguien pod¨ªa sacar ventaja de un encuentro de tan limitado margen de enfrentamiento era Steinmeier, que aspiraba a crecer como aspirante a la canciller¨ªa, mientras que la se?ora Merkel, reconocida ya como l¨ªder de la coalici¨®n, dif¨ªcilmente pod¨ªa sostener su posici¨®n sin subrayar la contradicci¨®n entre su gobierno con unos y su propuesta electoral con otros. Aunque la misma contradicci¨®n afecta a Steinmeier, obligado a callar sobre la coalici¨®n futura y a fingir que espera una victoria sobre Merkel que ninguna encuesta le proporciona.
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