Una extra?a visita en la noche
El avi¨®n venezolano de Zelaya aterriz¨® sin permiso en El Salvador y fue multado con 30.000 d¨®lares
A las diez de la noche del domingo (ocho horas m¨¢s en Espa?a), un avi¨®n de la fuerza a¨¦rea venezolana contact¨® con la torre de control del aeropuerto internacional de El Salvador y pidi¨® autorizaci¨®n para aterrizar. "Se la negamos", explica un oficial salvadore?o, "porque su petici¨®n no estaba basada en ninguna de las situaciones de emergencia que contemplan los convenios internacionales". Aun as¨ª, la aeronave, procedente de Nicaragua, inici¨® la maniobra de descenso al tiempo que una caravana de veh¨ªculos con matr¨ªcula oficial llegaba a la terminal de San Salvador. Para sorpresa del personal del aeropuerto, quien baj¨® del avi¨®n venezolano, seguido de un peque?o s¨¦quito, era nada m¨¢s y nada menos que el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya.
De forma casi simult¨¢nea, de los oscuros veh¨ªculos oficiales que acababan de llegar al aeropuerto se fueron apeando dirigentes del partido que desde hace tres meses gobierna en El Salvador, el Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN), con el diputado Sigfrido Reyes a la cabeza. Reyes, que adem¨¢s ostenta los cargos de vicepresidente de la Asamblea Legislativa y secretario de comunicaciones del FMLN, reconoci¨® ayer a este peri¨®dico que estuvo durante un buen rato conversando con Zelaya sobre sus planes de regreso a Honduras. "Pero por el momento no le puedo dar muchos detalles", declar¨® anoche Reyes a este peri¨®dico, "s¨®lo le puedo decir que el presidente Zelaya lleg¨® en avi¨®n y se fue en avi¨®n...".
Lo m¨¢s curioso es que, pese al apoyo expl¨ªcito del FMLN, el avi¨®n que el presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez puso a disposici¨®n de Zelaya fue multado. "Tuvo que pagar 30.000 d¨®lares", explica el oficial, "es lo que estipula la ley". Se cumpl¨ªa as¨ª, de forma escrupulosa, la orden que el propio presidente de El Salvador hab¨ªa cursado a los dirigentes del FMLN. Los dirigentes de la antigua guerrilla salvadore?a dispon¨ªan de la libertad -y hasta de la obligaci¨®n moral- de apoyar a Zelaya en su regreso a Honduras, pero procurando no crearle un conflicto diplom¨¢tico a El Salvador. Ante la insistencia de los periodistas, el presidente Funes contest¨®: "?Que c¨®mo entr¨® a Honduras? ?Por qu¨¦ medios? ?Qui¨¦n le dio la autorizaci¨®n...? Yo lo ignoro".
Hasta que Zelaya decida contar los detalles de su regreso a Honduras, lo ¨²nico cierto son las especulaciones. Se sabe que su avi¨®n sali¨® de Nicaragua, hizo escala en San Salvador y ah¨ª se perdi¨® el rastro. ?Hacia d¨®nde fue? ?Es posible que el avi¨®n militar venezolano entrara en territorio a¨¦reo hondure?o y aterrizara en una pista secreta? ?Qu¨¦ pa¨ªses estaban en el ajo de la operaci¨®n? ?Qu¨¦ har¨¢ Micheletti para sobreponerse al tremendo rid¨ªculo de declarar que Zelaya estaba en una suite de un hotel de Managua cuando en realidad lo ten¨ªa dos calles m¨¢s all¨¢? Y el general en jefe del Ej¨¦rcito de Honduras, ?qu¨¦ papel va a asumir en la nueva situaci¨®n, a cu¨¢l de los dos presidentes va a obedecer ahora?
San Salvador se convirti¨® anoche en el destino no deseado de los periodistas que, desde M¨¦xico, se dirig¨ªan en avi¨®n hacia Honduras. El presidente de facto, Roberto Micheletti, volvi¨® a decretar el toque de queda y anunci¨® el cierre de los aeropuertos de Honduras. De esta forma consigue, por el momento, que los informadores no entren en el pa¨ªs -nunca a los golpistas les gustaron ni la luz ni los taqu¨ªgrafos, pero a¨²n le queda la tarea m¨¢s dif¨ªcil: expulsar a Manuel Zelaya de la embajada de Brasil, en el mism¨ªsimo centro de Tegucigalpa, de donde lo sacaron los militares hace ahora 86 largos d¨ªas, a punta de fusil y en pijama.
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