La banalizaci¨®n de la violencia
Tarantino y Wajda buscan cosas distintas, pero en una misma direcci¨®n. Con el primero, el espectador ve retratado en el rostro baboso de Hitler y Goebbels los m¨¢s bajos instintos que le animan a disfrutar en los filmes b¨¦licos. Con el segundo, por el contrario, consigue hacerse una idea de c¨®mo es en la vida real esa violencia trivializada en la imagen. Entre la Segunda Guerra mundial y la instalaci¨®n de los televisores en los hogares se desata el mecanismo de la trivializaci¨®n medi¨¢tica de la violencia y de la muerte, casi como una respuesta de aceptaci¨®n cultural de las mayores matanzas de la historia y por tanto de la trivializaci¨®n efectiva y real de la muerte. Eso ya lo capta muy tempranamente ¡®El hombre del traje gris¡¯, pero queda en evidencia en la visi¨®n paralela de los filmes de Tarantino y Wajda.
Es reciente el cierre del bucle, el momento en que la violencia medi¨¢tica, en sus or¨ªgenes vivida vicariamente, se convierte en violencia directamente ejercida, vivida tambi¨¦n medi¨¢ticamente. Estamos en Abu Ghraib y podemos ver las im¨¢genes producidas y protagonizadas por los soldados norteamericanos Lynndie England y Charles Graner, su novio, que act¨²an sobre los cuerpos torturados y humillados de sus v¨ªctimas iraqu¨ªes. Tambi¨¦n hay pel¨ªcula en este caso, aunque non fiction: de Errol Morris, ¡®Standard Operating Procedure¡¯ (2008), y libro del mismo t¨ªtulo de Philip Gurevitch. Quienes se han venido preguntando con escepticismo acerca de los efectos de la violencia en los medios de comunicaci¨®n tienen en esta filmograf¨ªa abundante material para la reflexi¨®n.
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