Lluvia significa muerte en El Salvador

Los ancestros de la regi¨®n que hoy ocupa El Salvador eran de origen maya, en cuyas ceremonias danzaban y oraban para pedir a sus dioses que cayera la lluvia, s¨ªmbolo de vida. Parad¨®jicamente, en la actualidad la lluvia se ha convertido en un signo de muerte. La que trajo consigo el hurac¨¢n Ida y se precipit¨® sobre el pa¨ªs entre la noche del s¨¢bado y la madrugada del domingo ha dejado hasta el momento 144 muertos y decenas de desaparecidos, confirmados con datos oficiales, seg¨²n las autoridades locales que ayer recorrieron las zonas afectadas; entre ellas, el presidente del pa¨ªs, Mauricio Funes, que lleg¨® en helic¨®ptero al municipio de Verapaz, cuya poblaci¨®n ha sido duramente castigada por los deslaves del volc¨¢n Chinchontepec.

El Chinchontepec, en la provincia central de San Vicente, fue hace 20 a?os escenario de la guerra civil salvadore?a, pero este conflicto armado, que dur¨® 12 a?os, nunca caus¨® el desastre f¨ªsico que ahora se observa en Verapaz. "Ni siquiera en los terremotos de 2001 este pueblo qued¨® tan diezmado como ahora", explicaba ayer a EL PA?S, un ex guerrillero que ahora es responsable civil en la alcald¨ªa del municipio.

Los muertos pueden aumentar y tambi¨¦n lo har¨¢n las consecuencias a nivel econ¨®mico. El ministro de Agricultura, Manuel Sevilla, recordaba que en la zona m¨¢s afectada por las lluvias se siembra el 40% de los granos b¨¢sicos de todo El Salvador. El mismo Chinchontepec es una zona de cultivo de caf¨¦, uno de los principales productos de exportaci¨®n de El Salvador. La Asamblea Legislativa de El Salvador ha declarado el estado de calamidad p¨²blica y desastre nacional.

Seis provincias han resultado las m¨¢s afectadas: La Libertad, San Salvador, Cuscatl¨¢n, La Paz, San Vicente y Usulut¨¢n, ubicadas en el centro del pa¨ªs. De los da?os materiales y econ¨®micos no se tienen datos a¨²n; habr¨¢ que esperar a la llegada de una misi¨®n evaluadora de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina (Cepal).

Las carreteras en estas provincias est¨¢n da?adas, con deslaves y desprendimientos de rocas que s¨®lo se pueden remover con palas mec¨¢nicas.

A pesar de la destrucci¨®n en las carreteras, cuadrillas de trabajadores del Ministerio de Obras P¨²blicas (MOP), con ayuda de los habitantes de los pueblos afectados, ya est¨¢n removiendo ¨¢rboles y postes ca¨ªdos. Cisternas de agua y camiones con v¨ªveres y ropa han comenzado a llegar a los lugares m¨¢s da?ados, pero la normalidad no ha llegado a¨²n.

Los estragos son evidentes. Las im¨¢genes a¨¦reas que se muestran en la televisi¨®n revelan el desastre: las monta?as y los volcanes presentan grandes cicatrices que en realidad son deslaves y nuevos r¨ªos que se formaron a consecuencia de las intensas lluvias.

"En cuatro horas cay¨® tanta agua como la que cae en ¨¦pocas lluviosas o en temporadas huracanadas", dijo Herman Rosa Ch¨¢vez, ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), un r¨¦cord que, seg¨²n explic¨®, no tiene precedente hist¨®rico.

Los datos provisionales hablan de 209 viviendas totalmente destruidas y 1.835 con algunos da?os, adem¨¢s de 356 ¨¢rboles y 28 postes el¨¦ctricos ca¨ªdos. Tambi¨¦n se sabe que las lluvias causaron 108 deslizamientos de tierra en distintos cerros o monta?as y volcanes. Por otra parte, se han habilitado 87 albergues donde est¨¢n refugiadas m¨¢s de 10.000 personas, en especial mujeres, ancianos y ni?os. Los hombres y j¨®venes remueven escombros y rocas para buscar a los desaparecidos o han quedado al cuidado de las pocas cosas que el agua no se llev¨®.