Arranca la 'comisi¨®n de la verdad' sobre la intervenci¨®n militar de Reino Unido en Irak
Un diplom¨¢tico brit¨¢nico declara que los "tambores" de la guerra sonaban en Washington a comienzos de 2001
La amenaza que pod¨ªa entra?ar el r¨¦gimen de Sadam Husein, palpable en Washington desde 2001, antes incluso del 11-S, ha concentrado este martes las sesiones que estrenaron en Londres la investigaci¨®n sobre las circunstancias que implicaron a Reino Unido en la intervenci¨®n militar en Irak. ?Por qu¨¦ fueron los brit¨¢nicos a la guerra junto con EE UU? A esta pregunta pretende responder una comisi¨®n de la verdad integrada por cinco personalidades que, a lo largo de m¨¢s de un a?o, recoger¨¢ testimonios de altos funcionarios, diplom¨¢ticos, militares y responsables de la toma de decisiones que contribuyeron a propiciar la guerra, comenzando por el entonces primer ministro Tony Blair.
El objetivo de la comisi¨®n p¨²blica, ha dicho en la apertura su presidente, sir John Chilcot, es "identificar las lecciones que Reino Unido debe aprender de su implicaci¨®n en Irak", aprest¨¢ndose a subrayar: "No somos un tribunal y nadie est¨¢ sometido a un proceso: no podemos determinar culpabilidades o inocencias".
El exhaustivo examen de un periodo que abarca desde dos a?os antes del inicio de la invasi¨®n (marzo de 2003) hasta la retirada oficial de las tropas brit¨¢nicas del pa¨ªs ¨¢rabe, que se complet¨® en julio de este a?o, presenta un ambicioso objetivo: evaluar los datos de inteligencia y los argumentos diplom¨¢ticos y pol¨ªticos esgrimidos, la estrategia durante la ocupaci¨®n, el estado del equipamiento militar y si el trato a los detenidos se ajust¨® a la Convenci¨®n de Ginebra. Pero, ante todo, la cuesti¨®n de si se trat¨® de una guerra legal planea sobre la investigaci¨®n.
Fuentes judiciales consideran que este ¨²ltimo punto va a ser muy dif¨ªcil de establecer ante la ausencia en la comisi¨®n de juristas o fiscales para interrogar a los testigos, una labor de la que se encargan los propios miembros del panel presidido por Chilcot, todos ellos antiguos funcionarios y como tales miembros del establishment. Documentos filtrados por la prensa brit¨¢nica en los ¨²ltimos d¨ªas indicar¨ªan que Blair no dijo la verdad al asegurar en 2002 que el objetivo pasaba por "el desarme y no el cambio de r¨¦gimen" en Irak.
Un informe elaborado por el Ministerio de Defensa concluida la guerra -y que el Sunday Telegraph difundi¨® el pasado domingo- recoge el malestar de los mandos militares, al considerar que el Gobierno no permiti¨® al Ej¨¦rcito prepararse adecuadamente para no alertar al Parlamento y a la ONU de los verdaderos planes del primer ministro, que habr¨ªa comprometido su apoyo b¨¦lico al presidente George Bush ya en julio de 2002. Esa documentaci¨®n tambi¨¦n refleja el dificultoso entendimiento de los jefes militares brit¨¢nicos con sus colegas norteamericanos, a los que llegan a tildar de "marcianos".
Blair comparecer¨¢ en enero
De c¨®mo va a encarar el antiguo dirigente laborista tales cuestiones ante la comisi¨®n investigadora precisar¨¢ esperar hasta comienzos del pr¨®ximo a?o, porque su esperada intervenci¨®n vendr¨¢ precedida en las pr¨®ximas semanas por un desfile de altos cargos.
El Gobierno de Blair "se distanci¨® de la tesis de derrocar a Sadam Husein a principios de 2001" y se concentr¨® en el endurecimiento de las sanciones ante los preocupantes indicios de que el presidente iraqu¨ª intentaba desarrollar armamento de destrucci¨®n masiva, ha se?alado hoy uno de los testigos de la comisi¨®n, Peter Ricketts, que entonces presid¨ªa el Comit¨¦ Conjunto de Inteligencia (que supervisa a las agencias de espionaje MI-5 y MI-6). De la declaraci¨®n de William Patey, responsable para Oriente Pr¨®ximo en el Foreign Office, se desprende tambi¨¦n que "el tam-tam de los tambores" de guerra ya sonaba entonces en Washington.
Los atentados que golpearon EE UU el 11-S pusieron a Irak en primer plano de la guerra antiterrorista, y s¨®lo en el oto?o de 2001 qued¨® claro que la Administraci¨®n de Bush barajaba alg¨²n tipo de acci¨®n, aunque todav¨ªa no la guerra. Los expertos del Foreign Office, ha admitido Ricketts, llegaron a redactar un documento que contemplaba el derrocamiento de Sadam, pero subray¨® que esa cuesti¨®n nunca lleg¨® a discutirse a nivel ministerial en Reino Unido por carecer "de base legal".
En la misma l¨ªnea, los testimonios de otros altos funcionarios han completado la primera jornada de una investigaci¨®n cuyo presidente dijo encarar "con una mentalidad abierta" y total imparcialidad, al margen de haber sido designado junto a sus cuatro colegas por Downing Street.
Tras reunirse en v¨ªsperas de las sesiones con veteranos de la guerra y familiares de los 179 brit¨¢nicos fallecidos durante la campa?a de Irak, el panel de notables encara ahora una ingente labor, cuyas conclusiones no ver¨¢n la luz antes de 2011. Para entonces los brit¨¢nicos ya habr¨¢n acudido a las urnas.
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