La oposici¨®n pone en jaque al r¨¦gimen de Ir¨¢n
Las autoridades iran¨ªes detienen a importantes figuras del movimiento reformista.- El Gobierno se apropia del cad¨¢ver del sobrino de Musav¨ª para impedir protestas
La envergadura y la audacia de las protestas de la oposici¨®n iran¨ª del pasado domingo han puesto a la defensiva al r¨¦gimen isl¨¢mico. Este lunes, las autoridades, que se han visto obligadas a reconocer la muerte de ocho manifestantes, han detenido a una decena de pol¨ªticos reformistas e incluso se han apropiado del cad¨¢ver de una de las v¨ªctimas, el sobrino del dirigente opositor Mir-Hosein Musav¨ª, para impedir que su entierro desatara una nueva manifestaci¨®n antigubernamental. Sin embargo, se muestran incapaces de ofrecer otra soluci¨®n que no sea el enfrentamiento a los anhelos de cambio de buena parte de la poblaci¨®n.
"No podemos celebrar un funeral hasta que no encontremos el cuerpo de mi hermano", ha declarado Reza Habib¨ª Musav¨ª citado por la web Parlemannews. De acuerdo con su relato el cad¨¢ver de Ali Habibi Musav¨ª fue sacado de la morgue del hospital Ibn Sina durante la noche sin que nadie se haya responsabilizado del hecho. La agencia oficial de noticias Irna asegur¨® que el traslado del cad¨¢ver se hab¨ªa realizado para "ahondar en la investigaci¨®n".
Fuentes reformistas sospechan que las autoridades trataban de impedir nuevas protestas durante las exequias, como ya hicieran con las v¨ªctimas de los disturbios del pasado verano. De hecho, esta ma?ana, numerosos simpatizantes se han dado cita ante el hospital para presentar sus condolencias a la familia y, seg¨²n el sitio web Jaras, "la polic¨ªa dispar¨® gases lacrim¨®genos" para dispersarles.
En otra muestra del nerviosismo que han generado los incidentes del domingo, las webs reformistas denunciaron la detenci¨®n de una decena de pol¨ªticos de la oposici¨®n. Entre ellos destacan tres colaboradores de Musav¨ª, incluido su mano derecha, Ali Reza Behesht¨ª, que ya estuvo detenido durante dos semanas el pasado septiembre. La polic¨ªa tambi¨¦n registr¨® las oficinas de la Fundaci¨®n para el Di¨¢logo de las Civilizaciones del ex presidente Mohamed Jatam¨ª, donde detuvo a dos de los responsables. Otros detenidos son el ex ministro de Exteriores Ebrahim Yazd¨ª y el defensor de los derechos humanos Emad Baghi.
Por su parte, la televisi¨®n estatal admiti¨® finalmente que el sobrino de Musav¨ª era uno de los muertos, pero dijo que hab¨ªa sido v¨ªctima de "asaltantes desconocidos". Sin embargo, segu¨ªa repitiendo la versi¨®n policial de que el resto murieron en distintos accidentes (al caer de un puente o atropellados) y que los agentes no dispararon, lo que no quita para que pudieran hacerlo los milicianos irregulares, conocidos como basiy¨ªs, que les acompa?aban.
Un m¨¦dico del hospital Najmieh citado por The New York Times asegur¨® que en ese centro se oper¨® a 17 heridos de bala, tres de los cuales se encontraban en estado cr¨ªtico. El Consejo Supremo de Seguridad Nacional elev¨® la cifra de muertos a ocho en todo el pa¨ªs. El Ministerio de Sanidad reconoci¨® que hubo al menos 60 heridos en Teher¨¢n. Y la cadena PressTV mostr¨® im¨¢genes de algunos de ellos, que parec¨ªan miembros de las fuerzas de seguridad, quej¨¢ndose de haber sido violentamente asaltados por grupos de incontrolados. La prensa iran¨ª, bajo fuerte control oficial, ha presentado los disturbios como obra de "un pu?ado de alborotadores incitados por los medios extranjeros".
Incredulidad
La mayor¨ªa de los iran¨ªes no tragan. La indignaci¨®n se evidenciaba este lunes en la sentada que hicieron los estudiantes de la Escuela de Ingenier¨ªa Toosi en Vali Asr, o en las caras largas de los viandantes que pasaban por el escenario de las protestas. Aunque los empleados municipales se apresuraron a limpiar la zona, los restos calcinados de contenedores de basura y veh¨ªculos policiales daban testimonio de la batalla campal del d¨ªa anterior.
"S¨ª, nos sorprendi¨® que los chavales se enfrentaran a los antidisturbios, pero le mentir¨ªa si le dijera que no nos alegramos", confiaba un vecino de Teher¨¢n a media voz. Aunque el domingo dio la impresi¨®n de que los opositores han perdido el miedo al r¨¦gimen, muchos a¨²n observan lo que ocurre desde la barrera. Sin embargo, durante el rato en el que los manifestantes controlaron un trecho de la avenida Vali Asr, incluso los m¨¢s t¨ªmidos se sumaron al abucheo de una decena de basiy¨ªs que les retaban desde sus motos. Incluso cuando dos de ellos se dieron la vuelta, un par de muchachos se les encararon hartos de la humillaci¨®n a la que les someten con su poder.
Ocho muertos son muchos muertos incluso para quienes se declaran apol¨ªticos. "?Qu¨¦ le ha pasado a este sistema religioso que ordena la muerte de gente inocente durante el d¨ªa sagrado de Ashur¨¢?", se preguntaba Mehdi Karrub¨ª, el otro candidato presidencial que junto a Musav¨ª sigue tachando de ileg¨ªtima la reelecci¨®n de Mahmud Ahmadineyad el pasado junio.
A partir de entonces, Ir¨¢n se ha sumido en su mayor crisis pol¨ªtica desde la revoluci¨®n de 1979. La oposici¨®n al resultado electoral ha dado lugar a un movimiento popular que hoy cuestiona el sistema isl¨¢mico. Aunque la represi¨®n acall¨® las primeras manifestaciones, los descontentos han encontrado en las celebraciones oficiales una ocasi¨®n para canalizar sus protestas. Ni las decenas de muertos, ni los miles de detenidos, ni las cinco condenas a muerte dictadas contra algunos de los que han sido juzgados, han logrado acallar el malestar, pero tampoco los afectos al r¨¦gimen se han movido un ¨¢pice en sus posturas. La colisi¨®n resulta inevitable.
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