Obama refuerza la seguridad nacional
El presidente de EE UU impone medidas para tapar los agujeros en los servicios de espionaje y ordena la revisi¨®n de los sistemas de control en los aeropuertos
Tratando de disipar cualquier duda sobre su firmeza contra el terrorismo, Barack Obama discuti¨® ayer medidas para tapar los agujeros detectados en los servicios de espionaje y orden¨® revisar los sistemas de seguridad en el transporte a¨¦reo. Al mismo tiempo ofreci¨® garant¨ªas de que se est¨¢n dando todos los pasos necesarios para proteger a la naci¨®n hasta el l¨ªmite y perseguir a donde sea necesario a quienes la amenazan.
"Vamos a actuar para descubrir y destruir sus redes de una vez y para siempre est¨¦n donde est¨¦n, en Yemen, en Somalia o en cualquier otro lugar", declar¨® el presidente de EE UU al t¨¦rmino de una inhabitual sesi¨®n de trabajo con los responsables de 20 departamentos del Gobierno encargados de la seguridad nacional, entre ellos el director nacional de Inteligencia, Dennis Blair, que coordina todas las labores de espionaje, el director de la CIA, Leon Panetta, el director del FBI, Robert Mueller, la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, el consejero nacional de Seguridad, James Jones, y los cargos m¨¢s relevantes del Gabinete.
Entre otras decisiones adoptadas para impermeabilizar a¨²n m¨¢s el espacio territorial de EE UU, Obama anunci¨® que, tras descubrirse la expansi¨®n de la rama de Al Qaeda en Yemen, se suspender¨¢ por el momento el env¨ªo a ese pa¨ªs de presos de Guant¨¢namo. Aunque esto puede retrasar considerablemente el cierre de esa prisi¨®n, puesto que los 90 yemen¨ªes detenidos all¨ª representan casi el 40% de la poblaci¨®n carcelaria en la base, el presidente asegur¨® que no desiste de su objetivo de cerrar esas instalaciones que son, a su juicio, una de las principales bazas propagand¨ªsticas de Al Qaeda.
Obama mencion¨® "los m¨²ltiples problemas de comunicaci¨®n entre las agencias de espionaje" que permitieron al nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab abordar un avi¨®n rumbo a Detroit, pese a que su nombre estaba en una lista de sospechosos de terrorismo y a que su padre hab¨ªa acudido pocas semanas antes a la Embajada de EE UU en Lagos para denunciar la vinculaci¨®n de su hijo con el radicalismo isl¨¢mico. "El Gobierno dispon¨ªa de informaci¨®n suficiente para haberlo impedido", dijo.
Abdulmutallab fracas¨® en su intento de activar el dispositivo incendiario que portaba en su cuerpo, pero el episodio desat¨® todas las alarmas sobre la vulnerabilidad del sistema de control en los aeropuertos, la vigencia de la amenaza terrorista y la cadena de errores cometidos por los responsables de la seguridad.
Como consecuencia, lo que no fue m¨¢s que un simple incidente sin v¨ªctimas se convirti¨® en un grave suceso pol¨ªtico que la oposici¨®n republicana y algunos medios de comunicaci¨®n aprovecharon para criticar la debilidad del presidente ante los terroristas, y para concluir que el pa¨ªs se encontraba hoy m¨¢s expuesto y en peligro que bajo la presidencia de George Bush.
Obama, de vacaciones en Hawai hasta el lunes, probablemente no midi¨® la repercusi¨®n de lo que parec¨ªa un episodio menor y reaccion¨® de forma tibia y quiz¨¢ algo tard¨ªa. Es decir, no hizo un discurso televisado ni anunci¨® acciones militares inmediatas. Tampoco suspendi¨® las vacaciones.
De vuelta a Washington, Obama orden¨® ayer, entre otras medidas, la actualizaci¨®n del sistema de listas de sospechosos con el que actualmente trabajan los departamentos de aduana y de seguridad en los aeropuertos. Existe un listado general de personas posiblemente vinculadas al terrorismo, que consta de 550.000 nombres, a las que se permite viajar a EE UU, aunque bajo especial observaci¨®n. Hay una lista menor, de unas 15.000 personas, con las que se adoptan medidas extraordinarias y que pueden ser rechazadas o admitidas en funci¨®n de las circunstancias de cada momento. Y, por ¨²ltimo, hay un tercer grupo de unos 4.000 a los que se proh¨ªbe embarcar con destino a Estados Unidos. Abdulmutallab estaba en la primera de esas listas, pero no en las otras dos.
Ahora se trata no solamente de ampliar el listado de personas a las que no se permitir¨¢ viajar a este pa¨ªs, sino de revisar los nombres de las dem¨¢s, actualizar los datos y adoptar normas para que el control sea eficaz en el futuro. En suma, se establece un filtro m¨¢s estricto para entrar en Estados Unidos que seguramente afectar¨¢ a algunos individuos peligrosos y a muchos simples turistas.
En buena medida, actuaciones como la reuni¨®n de ayer son m¨¢s una puesta en escena para tranquilizar a la opini¨®n p¨²blica, muy sensible en asuntos como ¨¦stos, que para actuar eficazmente contra el terrorismo. La seguridad de un pa¨ªs es el resultado del buen trabajo de las agencias encargadas de hacerlo, pero est¨¢ tambi¨¦n condicionada por la percepci¨®n subjetiva y por la suerte.
Aunque, como se demostr¨® en su d¨ªa, los atentados del 11-S fueron producto de la acumulaci¨®n de fallos de los sistemas de seguridad, George Bush pudo despedirse del cargo sin que nunca m¨¢s el territorio de Estados Unidos fuera objeto de un ataque terrorista.
A Obama se le exige, por tanto, continuar esa trayectoria. La reacci¨®n al episodio de Detroit ha demostrado que la popularidad de la actual Administraci¨®n se ver¨ªa muy seriamente perjudicada por un nuevo atentado terrorista en suelo estadounidense.
Incluso sin que eso haya ocurrido, algunos apartados fundamentales de la agenda del Gobierno, como son el cierre de Guant¨¢namo y el procesamiento de los supuestos terroristas por tribunales civiles, est¨¢n hoy en peligro. La decisi¨®n del Departamento de Justicia de presentar el caso de Abdulmutallab ante los jueces ordinarios ha sido duramente criticada por la derecha, que reclama la utilizaci¨®n de tribunales militares y la catalogaci¨®n del reo como "combatiente enemigo".
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