Afganist¨¢n pone a prueba a Obama
Doce civiles afganos mueren en un bombardeo con misiles estadounidenses.- La ofensiva de Marjah resulta clave para la estrategia de retirada del presidente
Aunque la fase puramente militar de la ofensiva aliada en Afganist¨¢n no est¨¢ todav¨ªa terminada -y este domingo se ha complicado con la muerte de 12 civiles por el error en la orientaci¨®n de un cohete-, los estrategas estadounidenses piensan ya en las siguientes y m¨¢s importantes etapas de la operaci¨®n: el control y la transici¨®n. La toma de Marjah, el mayor enclave talib¨¢n en el sur del pa¨ªs, debe dar paso al establecimiento de una autoridad civil dependiente del Gobierno de Kabul.
Los aproximadamente 8.000 soldados que combaten en Marjah -alrededor de 2.000 afganos- han profundizaron este domingo sus posiciones haciendo frente s¨®lo a espor¨¢dica resistencia: francotiradores y bombas trampa. No se han visto a¨²n los fieros combates casa por casa que se produjeron en 2004 en Faluya (Irak), un suceso trascendental con el que se compara este ataque.
El m¨¢s alto mando de los marines norteamericanos en la regi¨®n, general Larry Nicholson, ha dicho este domingo que en un principio se hab¨ªa calculado limpiar completamente la ciudad en unos 30 d¨ªas, pero que ahora est¨¢ razonablemente convencido de que lo har¨¢n en bastante menos tiempo. La mayor¨ªa de los talibanes, que hab¨ªan hecho de Marjah uno de sus principales reductos, parecen haber huido antes del comienzo de la ofensiva y, o bien planean un contraataque posterior, o dan esta ciudad por perdida.
La coalici¨®n de la OTAN quiere acelerar las cosas para que su estrategia tenga ¨¦xito. Marjah pretende ser m¨¢s un s¨ªmbolo sobre el futuro de esta guerra que una victoria militar en s¨ª. Marjah deber¨ªa de ser el modelo para el sector de la poblaci¨®n afgana que todav¨ªa apoya a los talibanes.
Con ese fin se proyecta que, en cuanto sea posible, la ciudad sea exclusiva o mayoritariamente patrullada por fuerzas militares afganas y que en las pr¨®ximas horas lleguen los primeros representantes del Gobierno central para establecer all¨ª el primer embri¨®n de una autoridad nacional.
["El centro de atenci¨®n est¨¢ en la gente, no en los talibanes", indic¨® desde Tel Aviv el jefe del Estado Mayor Conjunto de Ej¨¦rcito de Estados Unidos, el almirante Mike Mullen. Se trata de una estrategia no s¨®lo para limpiar la zona, sino para conservarla y construir despu¨¦s para que haya un componente civil y un gobierno local", dijo.]
Muerte de civiles
Este domingo se constituyeron en Marjah dos consejos locales en los que soldados afganos y norteamericanos preguntaron a los habitantes de la ciudad sobre sus necesidades y les explicaron cu¨¢l es el prop¨®sito de esta acci¨®n militar.
Ese esfuerzo se vio inoportunamente socavado por la muerte de 12 miembros de una misma familia que se encontraba en una casa bombardeada por error por las tropas estadounidenses. El jefe de la misi¨®n de la OTAN en el pa¨ªs, general Stanley McChrystal, pidi¨® disculpas al presidente afgano, Hamid Karzai, y ha asegurado que se est¨¢n tomando todas las precauciones posibles para evitar este tipo de incidentes.
Ganarse el favor de la poblaci¨®n local es fundamental para el ¨¦xito de la estrategia que el presidente Barack Obama anunci¨® en noviembre pasado. Corresponsales que acompa?an a las tropas de asalto ha relatado hoy c¨®mo los soldados se han esforzado en levantar las minas instaladas por los talibanes en la puerta de una farmacia, para satisfacci¨®n de su propietario.
Pero no se trata de ser recibidos en la provincia de Helmand, el coraz¨®n de la patria talib¨¢n, como fuerzas liberadoras. Estados Unidos quiere que la batalla emocional (pol¨ªtica, en realidad) la den las fuerzas afganas. Son ellos los que tienen que convencer a sus compatriotas de que, esta vez s¨ª, el Gobierno de Kabul se interesa por sus problemas y atender¨¢ sus necesidades.
No va a ser f¨¢cil. Afganist¨¢n ha conocido ya muchas guerras que s¨®lo han servido para dividir a las comunidades y demostrar la inviabilidad del pa¨ªs. Pese a todo, la creaci¨®n de un ente de poder aceptado por una mayor¨ªa de los afganos es la parte esencial de la estrategia puesta en marcha para que Obama pueda proceder a una retirada ordenada dentro de 17 meses.
La estrategia por ahora se cumple. Los marines que se hacen con el control de Marjah son parte de la fuerza suplementaria llegada a Afganist¨¢n en diciembre pasado. Los 2.000 afganos que deber¨¢n ocuparse del control de la ciudad son parte de la ¨¦lite de las tropas adiestradas por la OTAN. Unos 2.000 polic¨ªas afganos, tambi¨¦n entrenados por la OTAN, se preparan para llegar en los pr¨®ximos d¨ªas; la mitad de ellos, en 24 horas. "Tenemos un gobierno guardado en una caja, listo para entrar en funcionamiento en cuanto sea posible", hab¨ªa anunciado d¨ªas atr¨¢s el general McChrystal.
Estrategia decisiva
Estamos, desde luego, ante un momento decisivo en la guerra de Afganist¨¢n. Es el momento de probar si esta ofensiva del d¨ªa de San Valent¨ªn, si el plan Obama, funciona. Pero, parad¨®jicamente, Obama no tiene el control total sobre dos ingredientes esenciales de ese plan: uno, la capacidad de Karzai, largamente criticado por la corrupci¨®n de su Gobierno, de ganarse el afecto de la poblaci¨®n; dos, la disposici¨®n de los talibanes a aceptar un acuerdo con Karzai.
Desde hace ya meses, las autoridades norteamericanas intentan aclarar que los talibanes no son la raz¨®n por la que Estados Unidos combate en Afganist¨¢n. Lo sugiri¨® Obama en su discurso en West Point y lo ha dicho claramente el secretario de Defensa, Robert Gates, en su reciente gira por Europa: "Necesitamos eliminar a Al Qaeda, pero nos basta con reducir la capacidad de los talibanes".
Estados Unidos favorece un proceso de reconciliaci¨®n nacional en Afganist¨¢n. Ese proceso requiere primero "reducir la capacidad de los talibanes". Ha empezado a hacerse en Marjah. La primera fase de la operaci¨®n est¨¢ en marcha. Quedan por delante a¨²n muchos meses y gigantescas dificultades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.