Obama lanza un nuevo plan para salvar la reforma sanitaria
La propuesta no incluye la "opci¨®n p¨²blica" para superar el punto muerto en que se halla el proyecto legislativo
En un esfuerzo final de resucitar la reforma sanitaria y su decadente presidencia, Barack Obama ha presentado este lunes una nueva propuesta que pone el ¨¦nfasis en el recorte de gastos del sistema de sanidad estadounidense y con la que espera ganar alg¨²n apoyo de los congresistas republicanos o, al menos, legitimidad y razones para seguir adelante sin ellos.
Con esta iniciativa, que ser¨¢ formalmente expuesta el jueves en una cumbre del presidente con los dirigentes de ambos partidos ante las c¨¢maras de la televisi¨®n, la Casa Blanca pretende recuperar la iniciativa perdida desde que la victoria del republicano Scott Brown en Massachusetts , en enero pasado, bloque¨® el programa pol¨ªtico del Gobierno.
La reforma sanitaria era la joya de ese programa y, como se ha demostrado, la piedra angular sobre la que descansaba el futuro del presidente. Esa reforma tuvo que quedar aplazada porque, con la elecci¨®n de Brown, los dem¨®cratas se quedaron sin los 60 votos que necesitan para su aprobaci¨®n en el Senado. Y, con ese aplazamiento, se congel¨® tambi¨¦n el liderazgo de Obama, lo que condujo al pa¨ªs a una peculiar crisis pol¨ªtica, m¨¢s bien a una crisis de gobernabilidad. Obama necesita romper este impasse, y para ello tiene que desatascar primero la reforma sanitaria. No va a ser f¨¢cil. Ni siquiera esta ¨²ltima propuesta, que se acerca m¨¢s a lo que reclamaban los republicanos y los dem¨®cratas conservadores, garantiza en absoluto que la Casa Blanca consiga ahora los votos que necesita en el Congreso.
El plan, detallado en la web de la Casa Blanca, presta m¨¢s atenci¨®n a la mejora de las condiciones de los que ya tienen seguro de salud que a los 30 millones que no lo tienen y que constituyen, desde el punto de vista electoral, un grupo mucho menos influyente. Este proyecto, cuyo coste se calcula en m¨¢s de 900.000 millones de d¨®lares (unos 660.000 millones de euros) en 10 a?os, mantiene el objetivo del seguro pr¨¢cticamente universal, pero le a?ade a las versiones anteriores algunas medidas importantes para corregir los problemas que actualmente padecen los ya asegurados.
Especialmente, le da al Gobierno la capacidad de impedir las subidas excesivas e injustificadas de las primas que las compa?¨ªas de seguros cargan sobre sus clientes, que es el principal motivo de queja de los ciudadanos. Al mismo tiempo, refuerza el control sobre las aseguradoras para impedir que puedan rechazar a un cliente por su condici¨®n m¨¦dica preexistente o expulsarlo al contraer una enfermedad de larga duraci¨®n.
Para cumplir esos objetivos, este plan le da al Gobierno una capacidad de regulaci¨®n de las compa?¨ªas de seguro m¨¦dico similar a la que ahora tiene sobre las telecomunicaciones o la energ¨ªa.
Eso probablemente va a desatar cr¨ªticas de la oposici¨®n conservadora, que se ver¨¢ compensada por otras medidas como la dr¨¢stica reducci¨®n de las subidas de impuestos previstas en proyectos anteriores y la renuncia a una opci¨®n de sanidad p¨²blica.
En el otro flanco, para encontrar respaldo entre la izquierda, el plan de Obama mantiene las ayudas federales para que todos los estadounidenses, incluidos los de m¨¢s bajos recursos, tengan acceso a un seguro, y rechaza la posibilidad de que determinados Estados puedan sortear a su capricho esa obligaci¨®n.
As¨ª pues, ya hay sobre la mesa tres proyectos de reforma sanitaria: el que la C¨¢mara de Representantes aprob¨® en noviembre, el que el Senado aprob¨® en diciembre y el que hoy ha ofrecido la Casa Blanca. Obama fue criticado por no haber ofrecido su propio plan. Bien, ya est¨¢ aqu¨ª. El jueves lo defender¨¢ ante los congresistas y los ciudadanos en una reuni¨®n que se anticipa crucial.
Los republicanos no han anunciado su alternativa y se espera que lo hagan en esa cumbre. Es improbable que del actual clima de enfrentamiento se pase a un acuerdo el jueves. Pero Obama espera que el p¨²blico entienda la necesidad de la reforma y compruebe las t¨¢cticas obstruccionistas de la oposici¨®n.
Si es as¨ª, si Obama sale vencedor de la cumbre, la Casa Blanca podr¨ªa animarse a intentar lo que la izquierda le pide cada d¨ªa clamorosamente: aprobar la reforma mediante un mecanismo previsto para emergencias por el que se requiere una mayor¨ªa simple (51 de los 59 votos que los dem¨®cratas tienen) para pasar una iniciativa en el Senado. Es un paso arriesgado, muy poco del gusto de Obama, pero quiz¨¢ inevitable.
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