Irak acude a las urnas con el reto de dejar atr¨¢s el sectarismo y la guerra
La participaci¨®n sun¨ª y la mayor¨ªa del primer ministro Maliki, claves electorales
Varias manos haciendo el signo de la victoria con el dedo ¨ªndice impregnado de tinta azul animan a los iraqu¨ªes a votar en las elecciones del pr¨®ximo domingo. Ser¨¢n las terceras parlamentarias y la quinta cita con las urnas desde que el Ej¨¦rcito estadounidense derroc¨® a Sadam Husein hace ahora siete a?os. Decenas de miles de carteles electorales inundan Bagdad y el resto de las ciudades iraqu¨ªes. Un total de 6.172 candidatos compiten para ocupar los 325 esca?os de la Asamblea Legislativa, pero est¨¢ por ver hasta qu¨¦ punto van a movilizar a los iraqu¨ªes y en qu¨¦ medida han logrado superar las l¨ªneas sectarias que han sido la t¨®nica en anteriores comicios.
Las sonrisas que exhiben Iyad Allawi y Tarek al Hashemi desde sus carteles contrastan con la cara de circunstancias, casi de fastidio, que ofrece Nuri al Maliki. Tal vez porque como primer ministro su situaci¨®n resulta m¨¢s comprometida. Para empezar, la alianza que le llev¨® al poder tras las elecciones de diciembre de 2005 se ha roto. El elector chi¨ª -a tenor de las municipales del a?o pasado, el voto sigue siendo mayoritariamente sectario- puede elegir entre respaldar el Estado de derecho de Al Maliki o castigarle optando por sus rivales de la Alianza Nacional Iraqu¨ª, un curioso matrimonio entre el Consejo Isl¨¢mico Supremo de Al Hakim y los sadristas, con la concurrencia de otros grupos menores, que presenta al ex primer ministro Ibrahim al Safari como cabeza de lista e incluye al inefable Ahmad Chalabi.
Adem¨¢s, los esfuerzos de Al Maliki por traspasar las l¨ªneas sectarias y atraer a su Estado de derecho a otras comunidades, apenas han logrado resultados simb¨®licos como la presencia en sus listas de la ministra de Derechos Humanos. Wijdan Salim resulta doblemente ex¨®tica, por mujer y por cristiana, pero la realidad es que el primer ministro no ha logrado atraer a los ¨¢rabes sun¨ªes, la segunda comunidad ¨¦tnico-religiosa despu¨¦s de los chi¨ªes.
"Todos los candidatos han aparcado el discurso sectario, pero los iraqu¨ªes a¨²n no han superado el sectarismo", interpreta una observadora europea con varios a?os de residencia en el pa¨ªs. En su opini¨®n, el cambio de lenguaje tiene m¨¢s que ver con el cansancio de los electores y su temor a que se reanude la guerra civil.
De hecho, la descalificaci¨®n por parte de la Comisi¨®n de Desbaazificaci¨®n de medio millar de candidatos, en su mayor¨ªa sun¨ªes, estuvo a punto de reabrir la caja de los truenos. Saleh al Mutlaq, el l¨ªder del Frente del Di¨¢logo Nacional (sun¨ª), anunci¨® que su partido se retiraba de la campa?a y boicoteaba los comicios. Sin embargo, la perspectiva de que, como ocurri¨® en 2005, los sun¨ªes se quedaran sin apenas representaci¨®n, hizo recapacitar al pol¨ªtico, quien ha estado haciendo campa?a por los otros candidatos de su partido y del resto del Movimiento Nacional Iraqu¨ª, m¨¢s conocido como Iraqiya. Esta coalici¨®n, dirigida por Allawi (chi¨ª), es la ¨²nica de las grandes alianzas verdaderamente transconfesional. A tenor de las encuestas, Iraqiya puede ser la alternativa de voto para muchos sun¨ªes educados y urbanos que ya han asumido que los tiempos de Sadam no van a volver y no se sienten representados por el Partido Isl¨¢mico de Irak, el mayor grupo confesional sun¨ª. Incluso una de las principales figuras de ¨¦ste, el ex vicepresidente Al Hashimi, ha unido su Lista de la Renovaci¨®n al movimiento de Allawi.
Seg¨²n un sondeo realizado el mes pasado por el Centro Nacional de Medios, una agencia gubernamental, dos tercios de los 5.000 encuestados en las 18 provincias mostraron su intenci¨®n de voto. Los m¨¢s inclinados a hacerlo eran los kurdos (el 67%), seguidos de los ¨¢rabes chi¨ªes (el 63%) y los ¨¢rabes sun¨ªes (el 58%).
Los kurdos, mayoritariamente sun¨ªes, libran su propia lucha pol¨ªtica en la regi¨®n semiaut¨®noma del noreste del pa¨ªs. All¨ª, el cuasi monopolio del poder de la Uni¨®n Patri¨®tica del Kurdist¨¢n y el Partido Democr¨¢tico del Kurdist¨¢n, ha llevado al opositor Movimiento por el Cambio y a los partidos islamistas locales a rechazar una alianza kurda e intentar convertirse en bisagra. La lucha de los kurdos est¨¢ sin embargo fuera de sus fronteras reconocidas, en la provincia de Kirkuk, donde se concentran un 40% de las reservas de petr¨®leo iraqu¨ªes. Justo este martes el Ministerio de Petr¨®leo anunci¨® que las exportaciones de crudo han alcanzado el pasado febrero los dos millones de barriles diarios, su nivel m¨¢s alto desde 1990, antes de la guerra del Golfo.
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