Rousseff y Serra, frente a frente en Brasil
La candidata del Partido de los Trabajadores y el del Partido Social Dem¨®crata abandonan sus cargos para arrancar la carrera presidencial brasile?a
Los dos grandes contendientes en la disputa para la sucesi¨®n del presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva han dejado sus cargos para entablar su particular duelo pol¨ªtico. La ministra Dilma Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, ha abandonado el poderoso ministerio de la Casa Civil, mientras que Jos¨¦ Serra, candidato de la oposici¨®n del Partido Social Dem¨®crata (PSD) de Brasil, se ha despedido de su puesto de gobernador de S?o Paulo, el mayor estado del pa¨ªs. Ambos arrancan su carrera presidencial.
Como siempre, los vi?etistas suelen ser los comentaristas pol¨ªticos m¨¢s agudos. El humorista del diario O Globo, Chico, retrata a Rousseff y Serra, en ¨®rbita, mir¨¢ndose frente a frente con el siguiente pie: "Por fin solos". Es verdad. Ambos son ahora dos ciudadanos comunes. Dilma no podr¨¢ ya inaugurar obras p¨²blicas del gobierno federal, ni tener a su lado a su poderoso padrino, Lula. Serra tampoco podr¨¢ inaugurar las monumentales obras p¨²blicas realizadas durante su gobierno en S?o Paulo.
Los dos se despidieron de sus cargos y colaboradores con una gran fiesta. Rousseff, la ex guerrillera torturada durante la dictadura militar, llor¨®. El serio y austero Serra, que tambi¨¦n combati¨® la dictadura y pas¨® 14 a?os en el exilio tambi¨¦n se emocion¨®. Y enseguida, los dos empezaron el duelo.
La candidata del gobierno, de quien hasta Lula afirma que es una "mujer dura de car¨¢cter", dispar¨® fuerte refiri¨¦ndose a Serra. Seg¨²n ella, los herederos como ¨¦l del gobierno del ex Presidente socialdem¨®crata, Fernando Henrique Cardoso, que gobern¨® al pa¨ªs los 8 a?os anteriores a Lula, "son los viudos de un Brasil que no crec¨ªa y que fingen ignorar que el pa¨ªs ha mudado substancialmente". Y a?adi¨®: "No saben qu¨¦ ofrecer al pueblo que hoy tienen orgullo de que su vida mejor¨®".
Desde S?o Paulo, Serra no fue menos contundente. Refiri¨¦ndose a los esc¨¢ndalos pol¨ªticos de corrupci¨®n que zarandearon en 2005 al Partido de los Trabajadores y que llegaron a alcanzar al mismo Lula: "En mi gobierno (de S?o Paulo) no se han cultivado esc¨¢ndalos, ni se ha robado, porque nunca incentivamos el silencio de la complicidad y de la convivencia con el delito", afirm¨® bajo los aplausos de 6.000 partidarios presentes al acto.
Respondiendo al car¨¢cter un tanto mesi¨¢nico y ruidoso del gobierno Lula y de su gran carisma, Serra coment¨®: "Yo he repudiado siempre la espectacularidad, la b¨²squeda de la noticia f¨¢cil, el protagonismo sin substancia que alimenta mitolog¨ªas".
Rousseff se presenta como un incentivo de un Estado fuerte, centralizador y gastador a favor de las pol¨ªticas sociales. Serra afirm¨® que, para ¨¦l, "austeridad no es sin¨®nimo mezquiner¨ªa econ¨®mica". En otras palabras, dijo: "Austeridad es cortar desperdicios in¨²tiles, reducir gastos, para poder mejor hacer frente a las necesidades sociales".
Serra dej¨® claro que desea una confrontaci¨®n leal y civilizada: "Jam¨¢s dar¨ªa apoyo a una propuesta por el simple hecho de que perjudique a mis adversarios. Yo no entiendo as¨ª el debate pol¨ªtico. A un eventual odio yo reaccionar¨¦ con la serenidad de qui¨¦n lleva a Brasil en el coraz¨®n".
Lula, recordando la fama de Serra de noct¨¢mbulo, que trabaja de noche y no madruga, lo desafi¨® cari?osamente: "Si quiere ganar a Dilma", le dijo "tendr¨¢ que madrugar y pisar mucho barro visitando los lugares m¨¢s pobres del pa¨ªs".
Los ¨²ltimos sondeos nacionales de Datafolha dan a Serra una ventaja de nueve puntos y si las elecciones fueran hoy las ganar¨ªa ya en el primer turno. Pero la campa?a a¨²n no ha comenzado, y como dicen los expertos pol¨ªticos a¨²n va a correr mucha agua por el r¨ªo.
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