Fiebre sindical en Brasil
Cada d¨ªa se crea un nuevo sindicato en el pa¨ªs.- Ya hay 9.046 centrales, convertidas en un negocio que controla cerca de mil millones de euros
Crear un sindicato en Brasil puede ser un negocio. Quiz¨¢ por esta raz¨®n se registra uno cada d¨ªa. En lo que va de a?o, se han dado de alta ya 126 nuevas centrales sindicales. Y las 9.046 actuales se reparten una tarta de cerca de 1.000 millones de euros. Cada miembro ofrece al sindicato un d¨ªa de trabajo al a?o. Los dirigentes sindicales admiten que la proliferaci¨®n de centrales de todo tipo y color pol¨ªtico se debe, precisamente, a ese impuesto obligatorio.
"Parte de los actuales sindicatos carece de verdadera representatividad y tiene como objetivo recaudar recursos de los trabajadores", ha admitido el presidente de la Central ?nica de Trabajadores (CUT), Arthur Henrique da Silva Santos, al diario O Estado de S?o Paulo. Y Ricardo Patah, presidente de la Uni¨®n General de Trabajadores (UGT), ha llegado a denunciar que los sindicatos se est¨¢n "desmembrando" y que muchos de ellos son "artificiales y piratas". "Se trata de bandidismo sindical", a?ade.
Para algunas personas, crear un sindicato se ha convertido en una forma de vivir y de vivir bien. Por eso, la fiscal¨ªa est¨¢ investigando las presuntas anomal¨ªas. Hay quienes dirigen a la vez hasta media de docena de sindicatos. Todo ello es relativamente f¨¢cil, porque el Gobierno, para ayudar a la acci¨®n sindical, permite que las centrales no tengan que rendir cuentas de lo que recaudan de los trabajadores. Esta medida fue adoptada por el Ejecutivo que dirige el ex sindicalista Luiz In¨¢cio Lula da Silva, que quiso interpretar a favor de los sindicatos un punto de la Constituci¨®n que advierte que la ley no puede exigir la autorizaci¨®n del Estado para la fundaci¨®n de un sindicato y por tanto tampoco puede intervenir en el uso de los fondos recaudados.
Fundar un sindicato es f¨¢cil
Por este motivo, hoy es muy f¨¢cil fundar un sindicato en Brasil; casi tanto como crear iglesias evang¨¦licas, que en muchos casos tambi¨¦n son meras recaudadoras de las donaciones obligatorias de sus fieles. Los sindicatos siempre han estado protegidos por Lula; principalmente, porque ¨¦l es un sindicalista de coraz¨®n, lo que ha hecho que en sus dos Gobiernos se haya rodeado de numerosos ex dirigentes sindicales. Fueron tambi¨¦n los sindicatos los que amenazaron con sacar a los trabajadores a la calle cuando los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n de 2005 estuvieron a punto de hacer que Lula abandonara la presidencia. Y hoy apoyan a su candidata, Dilma Rousseff.
Sin embargo, ahora es el Gobierno el que empieza a estar preocupado por el abuso que se realiza de una ley muy abierta, destinada originalmente a proteger el importante sector sindical. Por eso ha alertado a sus ¨®rganos de supervisi¨®n, para evitar el descontrol. La creaci¨®n de un nuevo sindicato diariamente ha disparado las alarmas.
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