Israel se asoma al abismo
El n¨²mero de v¨ªctimas de la matanza en alta mar es a¨²n desconocido. No hay noticias de la situaci¨®n en los barcos y puede que tarde en haberlas: como en el ¨²ltimo ataque a Gaza, el Gobierno de Israel prefiere actuar con la puerta cerrada. Tampoco es posible anticipar las consecuencias ¨²ltimas de la tragedia, pero resulta obvio que ser¨¢n grav¨ªsimas.
Para mantener el bloqueo de Gaza, que ya se ha demostrado in¨²til (Hamas no pierde fuerza, sino al contrario) adem¨¢s de inhumano, Israel se ha colocado en una posici¨®n indefendible y ha asumido una larga serie de riesgos. El primero, y no el m¨¢s importante, la m¨¢s que posible ruptura de las conversaciones de paz con la Autoridad Palestina.
Ya empiezan a registrarse condenas por parte de Gobiernos de todo el mundo e Israel puede verse sometido al aislamiento internacional. Cuesta imaginar c¨®mo Washington podr¨ªa justificar el desproporcionado uso de la violencia contra la flotilla que intentaba romper el bloqueo. Israel, desde hoy, est¨¢ mucho m¨¢s solo. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, parece evaluar la posibilidad de cancelar el viaje a Washington que ten¨ªa previsto para ma?ana. La Uni¨®n Europea deber¨¢ reconsiderar tambi¨¦n sus posiciones.
Turqu¨ªa, un pa¨ªs de la OTAN con el que Israel ven¨ªa cooperando, cada vez con m¨¢s dificultades, tardar¨¢ en olvidar lo sucedido: una organizaci¨®n turca, a la que Israel acusa de cooperar con el terrorismo isl¨¢mico, era la principal fuerza tras la organizaci¨®n de la flotilla. Y los pa¨ªses ¨¢rabes no podr¨¢n disimular como acostumbran. La presi¨®n popular ser¨¢ muy fuerte.
El riesgo m¨¢s temible procede, precisamente, de la calle. Los medios israel¨ªes hablan ya, cuando el caso apenas empieza a desplegarse, de la posibilidad de una tercera Intifada. Si el jeque Raed Salah, l¨ªder del Movimiento Isl¨¢mico y figura de referencia de las poblaciones ¨¢rabes en el norte de Israel, figurara entre las v¨ªctimas mortales, la reacci¨®n interna de la minor¨ªa ¨¢rabe israel¨ª podr¨ªa adquirir gran violencia. Cabe contar, por supuesto, con una llamarada en los territorios ocupados de Cisjordania.
Es posible, s¨®lo posible, porque a¨²n no se conoce nada del trasfondo, que algunos de los participantes en la flotilla desearan que acabara ocurriendo lo que ha ocurrido. Eso no exime a Israel de su responsabilidad. El asalto a los barcos fue mal organizado. Degener¨® en una batalla desigual entre civiles que tal vez, s¨®lo tal vez, se defendieran con cuchillos y palos, y soldados bien entrenados y armados. Las advertencias previas no son excusa. Tampoco lo es que, como aseguran fuentes militares israel¨ªes, hubiera alguna pistola a bordo. Israel lo ha hecho todo mal. El Gobierno de Netanyahu se asoma al abismo.
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