El delf¨ªn que aprendi¨® a nadar solo
Juan Manuel Santos se ha convertido en el candidato presidencial m¨¢s votado del ¨²ltimo medio siglo con casi nueve millones de sufragios.- Colombia ha vivido la campa?a m¨¢s vibrante que recuerda el pa¨ªs
Juan Manuel Santos, de 58 a?os, heredero de la pol¨ªtica de ?lvaro Uribe, acaba de convertirse por orden de las urnas en el presidente electo de Colombia. Este abogado y economista, que ha ocupado distintos ministerios con los tres ¨²ltimos presidentes colombianos, recoge el testigo de la gesti¨®n de los ¨²ltimos ocho a?os, durante los cuales el Estado tom¨® el control de un pa¨ªs secuestrado por los grupos armados. Su victoria ha sido contundente. Ha recolectado el 69% de los votos. Su aval era presentarse como s¨ªmbolo de la seguridad democr¨¢tica, una imagen que se ha tallado a la sombra de los Ejecutivos de Uribe.
En su primer discurso tras la victoria, Santos ha asegurado que proseguir¨¢ con su pol¨ªtica de firmeza contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), al tiempo que se ha mostrado dispuesto a mejorar sus maltrechas relaciones con algunos de sus pa¨ªses vecinos.
Precisamente esa lucha fue la que hizo que una vez su carrera pol¨ªtica y personal, y quiz¨¢s la propia supervivencia del Gobierno colombiano, pendieran de un hilo durante 22 minutos. Fue el tiempo que dur¨® el rescate de Ingrid Betancourt y otros 14 rehenes de las FARC, llevado a cabo en plena selva por un equipo de militares desarmados y disfrazados de periodistas y activistas humanitarios. La Operaci¨®n Jaque qued¨® consagrada como uno de los golpes m¨¢s espectaculares en la historia de la inteligencia militar. Pero aquel 2 de julio de 2008, Santos se la jug¨®.
"Es la audacia de un buen jugador de p¨®ker como ¨¦l", comenta el escritor Plinio Apuleyo Mendoza. Audaz fue tambi¨¦n la Operaci¨®n F¨¦nix, el ataque contra el campamento ecuatoriano de Ra¨²l Reyes, n¨²mero dos de las FARC. El conflicto diplom¨¢tico con el pa¨ªs vecino dura hasta ahora, pero los resultados superaron todo lo imaginable: los tres ordenadores del jefe guerrillero abrieron las entra?as de la narcoguerrilla y sus v¨ªnculos internacionales, sobre todo con el Gobierno de Venezuela.
La carrera hacia la presidencia de Juan Manuel Santos, que en un principio cre¨ªa resuelta, se le puso cuesta arriba con la llegada de un candidato que estaba en las ant¨ªpodas de su perfil.
"Soy v¨ªctima de mi propio ¨¦xito", comentaba Santos a EL PA?S esta semana. La seguridad, en efecto, ya no es la prioridad de los colombianos, m¨¢s preocupados ahora por la crisis econ¨®mica. Y aqu¨ª viene la primera paradoja: "Es que yo s¨¦ m¨¢s de econom¨ªa que de seguridad", dijo el candidato, formado en EE UU y en la London School of Economics. Su papel en Defensa, se queja, ha opacado su buena gesti¨®n al frente de los ministerios de Comercio (1991-1994) y Hacienda (2000-2002), reconocida incluso por sus detractores.
La gente tiene mala memoria, dice Santos, pero ¨¦l ha pecado, y as¨ª lo asume, de un exceso de confianza. "Pens¨® que ya lo ten¨ªa hecho y se qued¨® en las nubes", asegura un allegado. Quiz¨¢s el principal problema del candidato es que los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y espionaje pol¨ªtico de algunos funcionarios del Gobierno est¨¢n dando munici¨®n a sus rivales. Tambi¨¦n el caso de las ejecuciones extrajudiciales de varios j¨®venes por parte del Ej¨¦rcito.
"Lo injusto es que Santos se tom¨® muy en serio el tema de los derechos humanos y la corrupci¨®n. No le tembl¨® la mano para destituir a 27 oficiales y acab¨® disgustando a la c¨²pula militar", explica un cercano colaborador en Defensa.
Otras limitaciones han sido m¨¢s prosaicas: el presidente electo no es buen orador en la plaza p¨²blica y su timidez (o su arrogancia, seg¨²n sus adversarios) le da una imagen de distancia.
A Santos, miembro de una acomodada familia bogotana de pol¨ªticos y periodistas (¨¦l mismo ejerci¨® la profesi¨®n y gan¨®, en 1985, el Premio Rey de Espa?a con unos reportajes sobre la Nicaragua sandinista), se le identifica con la oligarqu¨ªa colombiana. Sin embargo, y aqu¨ª viene la otra paradoja, el grueso de su electorado est¨¢ entre las clases populares y, sobre todo, en las ¨¢reas rurales, mucho m¨¢s castigadas por las FARC.
Al carisma de Antanas Mockus, el equipo de Santos contrapone "la eficacia probada" de su candidato. "Juan Manuel no es un fil¨®sofo de la honradez", comenta Carlos Rodado, hombre clave de su equipo. "Es un hombre de resultados".
Con informaci¨®n de Maite Rico.
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