Bienvenida la esperanza
Con las conversaciones Iglesia-Estado, iniciadas por el Presidente Ra¨²l Castro con el Cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, y Monse?or Dionisio Garc¨ªa Ib¨¢?ez, Arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia de Obispos Cat¨®licos de Cuba, para abordar amplios temas nacionales, entre ellos la situaci¨®n de los presos pol¨ªticos, celebradas el 19 de mayo, se abri¨® una etapa esperanzadora que podr¨ªa impulsar las transformaciones urgentemente requeridas en Cuba.
Estuvieron precedidas por la solicitud de la Iglesia Cat¨®lica Cubana al gobierno para que se suspendieran los vergonzosos actos de repudio a los que estuvieron sometidas las Damas de Blanco y que se permitiera sus pac¨ªficas caminatas dominicales al concluir la misa en la Iglesia Santa Rita de Casia, lo que fue aceptado. La postura de la iglesia cat¨®lica no es nueva. Desde hace muchos a?os esta instituci¨®n ha procurado la concordia y la paz en la sociedad cubana, sin que hasta ahora hubiera sido escuchada oficialmente. Lo novedoso es la disposici¨®n gubernamental a sostener el di¨¢logo, e informar en los medios de prensa los criterios de la iglesia y con posterioridad comenzar a dar ciertos pasos, que aunque todav¨ªa peque?os, podr¨ªan llevar a la liberaci¨®n de los presos de conciencia y pol¨ªticos, y la creaci¨®n de condiciones para avanzar hacia la b¨²squeda de soluciones a la crisis nacional.
Posiblemente el cambio de actitud del gobierno se deba al continuo empeoramiento de la situaci¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica y social. Los problemas se acumulan y, como se ha expresado otras veces, podr¨ªa llegarse a un punto de ruptura del d¨¦bil equilibrio social, con consecuencias terribles para la naci¨®n.
En 2009, los problemas econ¨®micos se profundizaron, debido fundamentalmente a la falta de divisas, lo que motiv¨® la ca¨ªda espectacular de las importaciones; acrecentada en la primera mitad de 2010, y que hasta contin¨²a impidiendo el reintegro de fondos financieros en bancos cubanos pertenecientes a empresas extranjeras. A la asfixia econ¨®mica provocada por la carencia de suministros esenciales provenientes desde el exterior, se a?aden hechos que han impactado fuertemente la conciencia nacional y la imagen externa, como fuera la cruel muerte del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo, luego de una huelga de hambre de 85 d¨ªas en reclamo a respeto y condiciones humanas en su injusto encierro.
El resultado es el aumento incesante de la insatisfacci¨®n de la poblaci¨®n, consciente de que adem¨¢s del grave deterioro del nivel de vida actual, las dificultades podr¨ªa potenciarse en los pr¨®ximos meses, sin que se vislumbren medidas desde el gobierno para evitarlo. La intranquilidad social se percibe hasta en las filas del gobierno y el Partido Comunista; prominentes intelectuales que por muchos a?os guardaron silencio, hoy se pronuncian abiertamente a favor de los cambios y subrayan que en "Cuba se libra una lucha contra el tiempo, y cada vez hay menos".
En Granma, ¨®rgano oficial del partido comunista, en una secci¨®n de cartas enviadas por los lectores, se reiteran los criterios de personas que se proclaman afines al gobierno, pero indican la necesidad de cambios urgentes, con argumentos similares a los que durante mucho tiempo ha expresado la pacifica disidencia cubana.
La apreciaci¨®n del Cardenal Jaime Ortega Alamino en su entrevista a la revista Palabra Nueva de que existe un consenso nacional a favor de los cambio, es real. Quiz¨¢s el complicado contexto ha empujado al gobierno cubano a iniciar las conversaciones con la Iglesia Cat¨®lica Cubana, sin duda alguna el interlocutor m¨¢s valido y con mayor credibilidad. Este proceso no ser¨¢ f¨¢cil. Fuerzas inmovilistas dentro del r¨¦gimen har¨¢n todo lo posible por hacerlas fracasar, a las cuales se suma la incomprensi¨®n proveniente de sectores del exilio cada d¨ªa m¨¢s minoritarios, pero todav¨ªa influyentes. Si como resultado de estas conversaciones se obtuviera la liberaci¨®n de los presos de conciencia y pol¨ªticos pac¨ªficos cubanos, podr¨ªan propiciarse pasos ulteriores en las transformaciones urgentemente requeridas.
Esta luz de esperanza debe ser estimulada por quienes desean un mejor destino para el pueblo cubano. En Estados Unidos, la actual Administraci¨®n est¨¢ dispuesta al acercamiento, y si no ha avanzado m¨¢s es debido a los obst¨¢culos y la carencia de gestos rec¨ªprocos a las iniciativas realizadas. Es positiva la decisi¨®n de la Uni¨®n Europea de trasladar a septiembre la definici¨®n de su pol¨ªtica hacia Cuba con el prop¨®sito de dar un margen a las conversaciones Iglesia-Estado.
Ciertamente son validas las preocupaciones de algunos especialistas acerca de que el gobierno ante un panorama interno y externo cada vez m¨¢s complicado, de nuevo est¨¦ intentando emplear el tema de los presos pol¨ªticos para ganar tiempo y frenar su desprestigio internacional, mediante conversaciones con la Iglesia. Sin embargo, una jugada de enga?o de tal magnitud, con el reducido rango de maniobra que le queda al r¨¦gimen, las enormes expectativas creadas y la burla que significar¨ªa a un interlocutor de tanta relevancia, al descubrirse, podr¨ªa resultar un golpe mortal para el gobierno.
Nadie puede asegurar el ¨¦xito de las negociaciones, pero por el momento no existe otra opci¨®n a un proceso que podr¨ªa crear condiciones para un di¨¢logo m¨¢s amplio, con la participaci¨®n de otros factores de la sociedad civil.
?scar Espinosa Chepe es economista y periodista independiente
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