Un bolivariano con la cabeza fr¨ªa
Rafael Correa, que gobierna en Ecuador desde enero de 2007, tiene por objetivo refundar el pa¨ªs andino
Rafael Correa no es hombre propenso al di¨¢logo ni tampoco se preocupa demasiado por las buenas maneras. Es directo, hiperactivo, impetuoso. Se levanta muy temprano y se acuesta tarde, convoca reuniones a cualquier hora y el colaborador que no lo aguante acaba en la cuneta. Pero nunca ha enga?ado a nadie sobre su forma de ser. Fue as¨ª en campa?a y fue as¨ª como lo eligieron los ecuatorianos por mayor¨ªa aplastante.
Nacido en Guayaquil en 1963, Correa asumi¨® el poder en 2007 convencido de que su misi¨®n era acabar con la partitocracia que hab¨ªa agravado la hist¨®rica desigualdad social del pa¨ªs andino. De clase media, de izquierdas, profundamente cristiano y hecho a s¨ª mismo, Correa curs¨® Ciencias Econ¨®micas en una universidad privada de Guayaquil y ampli¨® sus estudios en las universidades de Lovaina (B¨¦lgica) e Illinois (Estados Unidos).
Siendo ministro de Econom¨ªa del presidente Alfredo Palacio -el hombre que asumi¨® el poder tras el derrocamiento del coronel Lucio Guti¨¦rrez-, dio las primeras pistas de que su proyecto pol¨ªtico se inscribir¨ªa dentro del movimiento bolivariano para fundar el Socialismo del Siglo XXI, encabezado por el presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez.
Su victoria en las elecciones de noviembre de 2006 supuso el fin de la hegemon¨ªa de los partidos que hab¨ªan dominado la escena desde la recuperaci¨®n de la democracia en 1979. Su triunfo no solo fue contundente sino tambi¨¦n muy simb¨®lico: le arrebat¨® la presidencia a ?lvaro Noboa, un magnate de la industria bananera que representa todo lo que Correa aborrece y prometi¨® cambiar.
Aupado por una popularidad superior al 70%, Correa disolvi¨® el Parlamento y se someti¨® a un refer¨¦ndum constitucional para crear el nuevo Ecuador. Entre 2007 y 2009 vivi¨® pr¨¢cticamente en campa?a electoral hasta que tom¨® el control de todos los poderes del Estado. El camino que recorri¨® es el mismo que tomaron Ch¨¢vez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia o Daniel Ortega en Nicaragua. Correa promovi¨® leyes para reformar el sector financiero, el petrolero y el de medios de comunicaci¨®n, entre otros. Promulg¨® una Constituci¨®n nueva, muy avanzada desde el punto de vista de los derechos sociales, pero tambi¨¦n con muchos mecanismos para retener el poder.
Una de las prerrogativas que la Carta Magna le da al presidente es lo que en Ecuador se conoce como muerte cruzada. Y es que el jefe del Estado puede disolver el Parlamento si considera que se ha atribuido funciones que no le corresponden. Este mecanismo le permite a Correa convocar el apoyo popular si se siente desafiado por lo que ¨¦l reconoce como oligarqu¨ªa.
Sus primeros pasos en el Gobierno sin duda conduc¨ªan a pensar que ¨¦l estaba alineado con el eje bolivariano m¨¢s duro. Ejemplo de ello fue el feroz enfrentamiento que tuvo con Colombia despu¨¦s de que Bogot¨¢ matara a uno de los m¨¢ximos jefes de la guerrilla de las FARC en territorio ecuatoriano.
Sin embargo, hace muy poco tiempo, durante un discurso en Caracas, Correa demostr¨® que es un bolivariano con la cabeza muy fr¨ªa. "El mayor peligro para los socialistas del siglo XXI no son los escu¨¢lidos, pitiyanquis o pelucones [ricos], porque ellos est¨¢n derrotados y la gente los identifica como los enemigos de la patria, sino aquellos que toman nuestras propias banderas y con fundamentalismos e infantilismos absurdos le hacen un gran da?o a los cambios que necesita nuestra regi¨®n", dijo el presidente. Las declaraciones iban dirigidas a los ind¨ªgenas, un sector de la poblaci¨®n clave en su elecci¨®n, que se oponen a la entrega de sus territorios a las compa?¨ªas mineras. Correa llama a esta oposici¨®n una apolog¨ªa al "primitivismo y a la pobreza".
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