"Esto no es Honduras"
La revuelta de los polic¨ªas deja sin protecci¨®n las calles de las principales ciudades y da v¨ªa libre a la delincuencia
Cuando estall¨® el caos en Ecuador las cosas empezaron a moverse m¨¢s r¨¢pido en las calles. La falta de polic¨ªas fue una invitaci¨®n para que los delincuentes hagan de las suyas y ataquen coches privados, bancos, supermercados y provoquen el temor entre los ciudadanos. El decreto de emergencia que el Presidente emiti¨® desde su cautiverio supon¨ªa que las Fuerzas Armadas deber¨ªan hacerse con el control en las calles, lo que cre¨® un ambiente tenso, pues en Ecuador no es com¨²n ver a militares tomando el control civil.
Diferentes puntos de la capital se fueron convirtiendo en campos de batalla entre polic¨ªas y fieles a Rafael Correa. Los pocos transe¨²ntes corr¨ªan hacia sus hogares cada vez que escuchaban una detonaci¨®n, seg¨²n relataron testigos contactados por tel¨¦fono. Ese ambiente empeor¨® cuando el ministro de Exteriores, Ricardo Pati?o, hizo un llamamiento para que los partidarios del gobierno marchen hacia el hospital donde el mandatario estaba secuestrado. La gente llegaba al grito de "Esto no es Honduras, Correa es presidente". Fueron recibidos con gases lacrim¨®genos por los polic¨ªas amotinados, cuyo eslogan era: "El pueblo uniformado, tambi¨¦n es explotado". Algunos de los defensores de Correa portaban palos; otros, banderas; los hab¨ªa que se desplazaron en silla de ruedas. "Estamos aqu¨ª en pie de lucha por la democracia, defendiendo al presidente de todos los ecuatorianos, rescat¨¢ndolo, pero nos est¨¢n lanzando bombas lacrim¨®genas a los ministros, a las se?oras y a los ni?os", denunci¨® la ministra de Obras P¨²blicas, Mar¨ªa de los ?ngeles Duarte. "Polic¨ªas corruptos no se enfrenten con armas al pueblo. El pueblo viene a mano limpia", grit¨® un manifestante.
Al cierre del aeropuerto de Quito le siguieron la toma de parte de los polic¨ªas de la principal estaci¨®n de autobuses y del puente de acceso norte de la ciudad, lo que provoc¨® un sentimiento de acorralamiento en la ciudadan¨ªa.
A lo largo de la tarde, las agencias bancarias fueron cerrando las puertas y la gente se acercaba a intentar sacar dinero de los cajeros antes el temor de que la situaci¨®n pueda seguir empeorando en las pr¨®ximas horas.
En las entidades p¨²blicas se dio la orden de dirigirse a casa y poco a poco las calles de la capital se fueron vaciando. En otros puntos del pa¨ªs, la ciudadan¨ªa ten¨ªa los ojos clavados en los cuarteles policiales, a la espera de cualquier movimiento an¨®malo de sublevaci¨®n. Los colegios tambi¨¦n suspendieron las clases. Varias compa?¨ªas a¨¦reas suspendieron los vuelos hacia Ecuador.
En los hogares, la poblaci¨®n segu¨ªa con angustia los hechos a trav¨¦s de la ¨²nica fuente de informaci¨®n: la televisi¨®n gubernamental. Todas las cadenas de radio y televisi¨®n fueron obligadas a conectarse a la se?al oficial. Internet segu¨ªa funcionando y se convirti¨® en una fuente de informaci¨®n muy importante.
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