C¨®mo viajar desde Constantinopla a la mina San Jos¨¦, sin salir de ella
Un profesor de oratoria prepar¨® a los 33 mineros enterrados en Chile para eludir las preguntas de los periodistas
Hace un par de semanas los 33 mineros enterrados en Chile solicitaron la presencia de alguien que les ayudara a protegerse ante el aluvi¨®n de periodistas que se les viene encima . La Sociedad Chilena de Seguridad, mutua de seguros a la que pertenece la propietaria de la mina, les ofreci¨® el asesoramiento de su gerente regional, Alejandro Pino, de 67 a?os. Durante una semana este hombre les imparti¨® clases de oratoria de una hora a trav¨¦s de videoconferencias. Los socorristas que presenciaron las clases aseguran que los mineros quedaron embobados.
Lo primero que les ense?¨® fue a decir no. "Les avis¨¦ de que ah¨ª fuera van a encontrar gente que va a vociferar muchas preguntas, pero existe un c¨®digo entre nosotros los periodistas que consiste en que ustedes pueden contestar la pregunta que mejor entiendan o la que m¨¢s les convenga. Y la gente se calla de pronto. Les dije que ten¨ªan todo el derecho a no contestar aquello que considerasen indiscreto, pero que tratasen de hacerlo de forma amable".
"Despu¨¦s les plante¨¦ un juego para que aprendiesen a elaborar un discurso coherente y buscaran la respuesta apropiada independientemente de lo que los periodistas les vayan a preguntar. As¨ª evitar¨ªan esos eeeee, aaaaa, con el que nos defendemos cuando dudamos. Les dije que escogieran una palabra, las que ellos quisieran. Eligieron Constantinopla. Despu¨¦s le ped¨ª otra y eligieron minero. Bien, pues estuve hablando durante 15 minutos, el tiempo que ellos me pidieron, los pase¨¦ por la historia de Europa hasta que volvimos a aterrizar en la mina. Y terminaron aplaudi¨¦ndome".
Pino es gerente regional de la mutua, fue periodista y profesor de oratoria en la universidad del municipio chileno la Serena. "Fui un autodidacta de la oratoria. Aprend¨ª porque era muy t¨ªmido. Tartamudeaba y a los 15 a?os no era capaz de hablar por tel¨¦fono. A base de estudiar consegu¨ª superar el problema y escrib¨ª un libro sobre oratoria que se los envi¨¦ a los mineros".
"Para prepararlos, les pregunt¨¦ todo lo imaginable", contin¨²a. "Y algunas veces, cort¨¦smente supieron rechazar la pregunta. Les plante¨¦ si consideraban el accidente como un castigo de Dios. Y me contestaron que lo tomaban como una oportunidad para revisar sus vidas, para no tomar tantas copas y atender mejor a sus familias a partir de este momento. Yo he aprendido con ellos que el ser humano cuando est¨¢ sometido a grandes problemas puede salir muy fortalecido. Creo que el psic¨®logo ha hecho un gran trabajo con ellos".
El ¨²ltimo d¨ªa, Alejandro Pino les pidi¨® que cada uno de ellos elaborasen un discurso sobre el tema que quisiera. Y Mario Sep¨²lveda , el minero que ejerci¨® de periodista presentador en las grabaciones filmadas por ellos mismos, deslumbr¨® al profesor de tal forma que Pino le ofreci¨® un puesto de trabajo con el que ya no tendr¨ªa que mancharse las manos nunca m¨¢s. "Habl¨® sobre la seguridad en el trabajo. Me impresion¨® su conocimiento de la prevenci¨®n de riesgos. As¨ª que le ofrec¨ª trabajo en la Asociaci¨®n de Chile de Seguridad, que tiene m¨¢s de 45.000 empresas asociadas, para que d¨¦ discursos de relaciones laborales. Creo que sus consejos de trabajador a trabajador ser¨ªan impagables. Cuando se lo dije, ¨¦l se empez¨® a re¨ªr".
A Sep¨²lveda y a todos sus compa?eros les quedar¨¢ para siempre el recuerdo de los buenos ratos que echaron con el profesor Pino. Diferente ser¨¢ el momento en que tengan que exponerse ante una avalancha de preguntas. Pero eso, ser¨¢ otra historia.
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