El miedo recluye a los saharauis en sus casas de El Aai¨²n
La polic¨ªa marroqu¨ª sigue irrumpiendo en las viviendas en busca de j¨®venes que participaron en la revuelta, dos semanas despu¨¦s de desmantelar el campamento
Doce d¨ªas despu¨¦s de la batalla campal en que desemboc¨® el desmantelamiento del campamento de Agdaym Izik, El Aai¨²n ofrec¨ªa anoche una imagen de calma tensa. Por las principales arterias de la ciudad transitaban menos personas de lo habitual en una tarde de s¨¢bado. Contingentes de la polic¨ªa y de las fuerzas auxiliares vigilaban la avenida de la Meca y la avenida de Smara, donde pod¨ªan verse comercios y edificios ennegrecidos por el fuego de los disturbios que enfrentaron a los saharuis con las fuerzas del orden marroqu¨ªes.
Varias personas contactadas a trav¨¦s del tel¨¦fono y del correo electr¨®nico han asegurado que los agentes contin¨²an irrumpiendo en domicilios particulares en busca de j¨®venes que participaron en la revuelta. La presencia policial es especialmente visible esta noche en la plaza Mechwar, frente a la principal mezquita de la ciudad, y en los barrios saharauis de Matala y Zemla. Camiones y todoterrenos del Ej¨¦rcito, con pintura de camuflaje para el desierto, estaban apostados en los cruces y rodeados de polic¨ªas antidisturbios. En esas zonas, las calles estaban casi desiertas.
Los mandos del Ej¨¦rcito y de la polic¨ªa que han desembarcado en la ciudad han copado la pr¨¢ctica totalidad de los hoteles. Algunas fuentes apuntan a que el viernes llegaron a El Aai¨²n m¨¢s de 40 camiones del Ej¨¦rcito con hombres y armas desde el muro que separa la parte del S¨¢hara Occidental dominada por Marruecos de la controlada por el independentista Frente Polisario.
El miedo entre los saharauis es palpable. Reh¨²yen el contacto con el periodista por temor a sufrir represalias. Todos hablan de decenas de muertos, pero ninguno los ha visto personalmente. Hasta el momento, solo ha podido ser confirmada la existencia de una decena de agentes marroqu¨ªes y de tres saharauis fallecidos. Las cifras de detenidos tampoco son claras.
Lo que parece evidente, a la luz de los primeros testimonios, es que la precaria convivencia que hasta ahora ven¨ªan manteniendo saharauis y marroqu¨ªes se ha roto. Entre los marroqu¨ªes, el linchamiento de 11 polic¨ªas clama venganza. Entre los saharauis, la detenci¨®n o la desaparici¨®n de los familiares que ten¨ªan en el campamento de Agdaym Izik o la destrucci¨®n de sus negocios y de sus casas por una turba dirigida por los agentes ha hecho germinar el odio.
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