La comunidad internacional presiona a China tras el ataque de Pyongyang a Corea del Sur
El apoyo chino al r¨¦gimen estalinista contin¨²a siendo uno de los puntos de fricci¨®n con Washington
El Gobierno chino se ha convertido en el centro de atenci¨®n de la comunidad internacional despu¨¦s del ataque realizado el martes pasado por Corea del Norte contra una peque?a isla surcoreana situada en aguas que se disputan los dos pa¨ªses, en el que murieron cuatro personas, 18 resultaron heridas y ardieron decenas de edificios. Fue el peor ataque que ha sufrido en tierra el Sur desde el final de la guerra de Corea (1950-1953), y, apenas apagado el fragor de los obuses, se han elevado las voces para pedir a Pek¨ªn, el ¨²nico aliado de peso con que cuenta Pyongyang, que haga m¨¢s para pararle los pies a su protegido.
Cuando la artiller¨ªa norcoreana rugi¨® sobre el mar Amarillo y decenas de proyectiles cayeron sobre Yeonpyeong , provocando el terror y la muerte, la comunidad internacional reaccion¨® con ira y conden¨® duramente el ataque. Salvo China. Pek¨ªn declin¨® tomar partido y se limit¨® a pedir mesura y el relanzamiento de las conversaciones multilaterales para que Corea del Norte desmantele su programa de armas at¨®micas a cambio de ayuda. "China espera que las partes relevantes hagan m¨¢s para contribuir a la paz y la estabilidad en la regi¨®n (...) Es imperativo relanzar las conversaciones a seis bandas", declar¨® Hong Lei, portavoz de Exteriores. Las negociaciones est¨¢n paralizadas desde el a?o pasado.
Algunos analistas creen que Pyongyang ha tenido que recibir ayuda exterior para poder llevar a cabo el programa de uranio
Desde entonces, los ojos se han vuelto hacia Pek¨ªn con m¨¢s intensidad. El presidente estadounidense, Barack Obama, asegur¨® el mismo martes que iba a urgir a China a que diga a Corea del Norte que "hay un conjunto de reglas internacionales que debe respetar". Corea del Sur afirm¨® que el asalto viola el armisticio que puso fin a la guerra de Corea, que nunca se convirti¨® en un tratado de paz. Se¨²l ha puesto su Ej¨¦rcito en estado de m¨¢xima alerta y ha amenazado a Pyongyang con el lanzamiento de misiles si se producen "nuevas provocaciones".
El primer ministro de Jap¨®n, Naoto Kan, ha instado a Pek¨ªn a que utilice su "significativa influencia sobre Corea del Norte" para reducir la tensi¨®n en la zona, donde, seg¨²n el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, existe un "peligro colosal" de que se produzca una escalada de enfrentamientos. El ministro de Exteriores de Australia, Kevin Rudd, insisti¨® en la necesidad de implicar a China "para aplicar la m¨¢xima presi¨®n posible al r¨¦gimen de Corea del Norte, que se est¨¢ convirtiendo en un peligro creciente para la estabilidad y la seguridad de toda la regi¨®n".
Estados Unidos, Corea del Sur y Jap¨®n, que, junto con China y Rusia, forman parte de las conversaciones a seis bandas con Corea del Norte, est¨¢n convencidos de que Pek¨ªn debe y puede hacer m¨¢s para disuadir a Pyongyang de sus ambiciones at¨®micas. "Pedimos a todos los miembros de la comunidad internacional que condenen los actos de Corea del Norte y que dejen claro que esperan que Corea del Norte cese todas las provocaciones y ponga en pr¨¢ctica sus compromisos de desnuclearizaci¨®n", afirm¨® Stephen Bosworth, enviado especial de Washington para las negociaciones con el Norte, tras reunirse el martes con altos funcionarios chinos en Pek¨ªn, en una clara referencia al Gobierno de este pa¨ªs.
El apoyo econ¨®mico y diplom¨¢tico chino ha sido clave para sostener el r¨¦gimen norcoreano. El pa¨ªs estalinista depende en buena medida de los intercambios comerciales, el suministro energ¨¦tico y la ayuda que recibe de su gigantesco vecino. Kim Jong-il ha visitado dos veces este a?o China, en parte para buscar el respaldo de los dirigentes al nombramiento de su hijo Kim Jong-un como sucesor .
Estrechos lazos
Los dos pa¨ªses mantienen estrechos lazos. China luch¨® al lado del Norte durante la guerra de Corea, y ha apoyado hist¨®ricamente a sus l¨ªderes. Corea del Norte representa una zona tamp¨®n entre China y Corea del Sur, y a Pek¨ªn le preocupa que el hundimiento del r¨¦gimen de Kim Jong-il lleve la inestabilidad a sus propias fronteras y provoque una oleada de refugiados hacia su territorio. Adem¨¢s, recela de una Corea unificada que situar¨ªa a Estados Unidos, estrecho aliado de Se¨²l, a sus puertas.
Sin embargo, Kim Jong-il ha colocado en una posici¨®n embarazosa a Pek¨ªn en los ¨²ltimos a?os, y, despu¨¦s de que el Norte llevara a cabo el primer ensayo nuclear de su historia, en 2006, accedi¨® a la imposici¨®n de sanciones internacionales a Pyongyang.
El apoyo chino al r¨¦gimen estalinista contin¨²a siendo uno de los puntos de fricci¨®n con Washington, que, seguramente, se haya agravado despu¨¦s de que el pasado fin de semana trascendiera que Pyongyang cuenta con un avanzado programa de enriquecimiento de uranio, que puede abrir una nueva v¨ªa para la fabricaci¨®n de bombas at¨®micas, adem¨¢s de la media docena que se cree que ha obtenido con su programa basado en plutonio.
Adem¨¢s, algunos analistas creen que Pyongyang ha tenido que recibir ayuda exterior para poder llevar a cabo el programa de uranio. El Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional asegur¨® en un informe el mes pasado que Corea del Norte hab¨ªa utilizado China, de forma directa o indirecta, como punto de paso, para obtener material para su planta de enriquecimiento de uranio. "La mayor parte de la gente cree que China considera el programa de armas at¨®micas norcoreano desestabilizador para la regi¨®n", dice el estudio del centro de pensamiento estadounidense.
"Sin embargo, China no est¨¢ aplicando suficientes recursos para detectar y detener el comercio nuclear il¨ªcito de Corea del Norte". El instituto advierte que no hay evidencias de que Pek¨ªn haya "aprobado de forma secreta o est¨¦ ignorando conscientemente exportaciones" a su vecino de material nuclear sensible.
Pek¨ªn asegura que ha acordado con Estados Unidos intentar relanzar las conversaciones multilaterales con Pyongyang, aunque Washington ha advertido que no lo har¨¢ sin pruebas de que el Norte tiene serias intenciones de acabar con su programa at¨®mico. Mientras tanto, experiencias pasadas sugieren que China continuar¨¢ resistiendo las presiones internacionales, temeroso de cualquier paso que pueda desestabilizar al r¨¦gimen norcoreano. El riesgo es que las continuas provocaciones de Pyongyang provoquen una escalada tensi¨®n, y conduzcan a un conflicto en la pen¨ªnsula.
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