Detener a Ir¨¢n a cualquier precio

El recelo hist¨®rico que los pa¨ªses ¨¢rabes han sentido hacia Ir¨¢n est¨¢ alcanzando cotas patol¨®gicas a medida que la Rep¨²blica Isl¨¢mica anuncia nuevos progresos en sus programas nuclear y de misiles. Los contactos al m¨¢s alto nivel que quedan expuestos en los informes diplom¨¢ticos a los que ha tenido acceso EL PA?S revelan mucha m¨¢s preocupaci¨®n de la que admiten en p¨²blico. "Una guerra convencional ahora ser¨ªa preferible a un Ir¨¢n nuclear", llegan a decir los gobernantes de Emiratos ?rabes Unidos (EAU) y Bahr¨¦in en sus conversaciones con altos cargos de EE UU. La mayor¨ªa de los l¨ªderes ¨¢rabes, sin embargo, considera mucho peor el riesgo de un conflicto militar. Est¨¢n dispuestos a apoyar cualquier otro esfuerzo de Washington para contener a Ir¨¢n, aunque sin hacer ruido. De momento, esa percepci¨®n de peligro les lleva a rearmarse, algo que suscita dudas en Israel a pesar de ser quien m¨¢s se cuida de Teher¨¢n. Rusia pone en duda la inminencia de la amenaza (apoyo).

"El rey [Abdal¨¢] le ha dicho al general [James] Jones [consejero de Seguridad Nacional] que si Ir¨¢n logra desarrollar armas nucleares, todos en la regi¨®n har¨¢n lo mismo, incluida Arabia Saud¨ª", escribe el embajador de EE UU en Riad, James Smith, en un informe que dirige a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, para preparar su visita de febrero de este a?o (documento 248348). La misma advertencia le hizo el pr¨ªncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohammed Bin Zayed al Nahayan, al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, durante una cena en julio de 2009 (documento 217326). Las monarqu¨ªas petroleras ¨¢rabes consideran seriamente una carrera nuclear y quieren que su aliado tome en consideraci¨®n el riesgo.

Consciente de esa inquietud, Clinton instruye a sus embajadas en los Estados miembros del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG) para que tranquilicen a sus respectivos anfitriones (Arabia Saud¨ª, EAU, Kuwait, Qatar, Bahr¨¦in y Om¨¢n) ante el anuncio de la nueva pol¨ªtica de defensa antimisiles del presidente Obama, en septiembre del a?o pasado. "Los programas BMD [defensa de misiles bal¨ªsticos] en Europa no van a requerir un desv¨ªo de activos de EE UU desde el Golfo", asegura uno de los puntos que la secretaria de Estado quiere transmitir a sus aliados ¨¢rabes, seg¨²n consta en uno de los documentos analizados (documento 225598).

Los diplom¨¢ticos norteamericanos tambi¨¦n deben recordar a sus interlocutores que "Estados Unidos ha desplegado sistemas BMD en Oriente Pr¨®ximo para proteger[les] de la amenaza de misiles iran¨ªes, incluida la presencia de Aegis BMD en el golfo P¨¦rsico y de dos bater¨ªas de misiles Patriot en Bahr¨¦in, Kuwait, Qatar y EAU". Curiosamente, el despliegue de los Aegis no se hizo oficial hasta cuatro meses despu¨¦s, en enero de este a?o. Ese mismo mes, una informaci¨®n del diario The New York Times en la que se mencionaban las conversaciones para el despliegue de los Patriot provoc¨® el enfado de Kuwait y la indignaci¨®n de Om¨¢n, dando una idea de la sensibilidad del asunto. Los dirigentes ¨¢rabes temen que Ir¨¢n les perciba como hostiles.

"Al Gobierno de Kuwait le ha molestado y disgustado el art¨ªculo", escribe la embajadora estadounidense, Deborah Jones (documento 247212). La semana anterior, el presidente del Parlamento iran¨ª, Ali Lariyan¨ª, ha visitado el emirato y exhortado a sus l¨ªderes a que no permitan que las bases estadounidenses en su territorio sirvan para atacar a Ir¨¢n. Como explica Jones, los kuwait¨ªes temen que en caso de enfrentamiento, su pa¨ªs "quede atrapado entre dos fuegos". La reacci¨®n del Gobierno oman¨ª es a¨²n m¨¢s fuerte porque, como se?ala el embajador Gary Grappo, "nunca ha habido una oferta oficial de Patriots a Om¨¢n". Explica que la buena colaboraci¨®n entre ambos pa¨ªses "depende de mantener una extremada discreci¨®n y del cuidadoso objetivo de la pol¨ªtica exterior del sultanato de equilibrar la percepci¨®n p¨²blica de sus relaciones con EE UU e Ir¨¢n" (documento 246778).

En numerosos despachos, los l¨ªderes aconsejan discreci¨®n a sus interlocutores estadounidenses. "El rey [saud¨ª] le dijo al general Jones que la agitaci¨®n interna iran¨ª [tras las elecciones de junio de 2009] constituye una oportunidad para debilitar al r¨¦gimen (algo que ¨¦l anima a hacer), pero tambi¨¦n inst¨® a que esto se haga de forma encubierta y subray¨® que las declaraciones p¨²blicas en apoyo a los reformistas son contraproducentes", prosigue el largo informe del embajador para Clinton. Seg¨²n su relato, Abdal¨¢ "considera que las sanciones podr¨ªan debilitar al Gobierno [iran¨ª], pero solo si son fuertes y sostenidas". En el mismo sentido, Grappo concluye en un despacho que Mascate "no se opondr¨ªa a la imposici¨®n de m¨¢s medidas contra Ir¨¢n por parte de las organizaciones internacionales; sin embargo, Om¨¢n no quiere mostrarse activo en la promoci¨®n de esas medidas" (documento 143790).

No quieren mostrarse activos, pero act¨²an. En una visita a Mosc¨² en junio de 2009, Alexander Vershbow, secretario adjunto de Defensa, dice a sus interlocutores que "el mundo isl¨¢mico est¨¢ muy preocupado por el programa nuclear de Ir¨¢n" y que "varios de sus vecinos ¨¢rabes han pedido a EE UU misiles Patriot y otras medidas para protegerse contra un ataque iran¨ª" (documento 228567). A lo largo de 2010, EE UU ha vendido a los pa¨ªses del CCG armas y servicios militares por importe de 123.000 millones de d¨®lares (unos 93.000 millones de euros), m¨¢s del triple que en los cuatro a?os anteriores. En el mensaje de la secretaria de Estado se recuerda que las defensas desplegadas por EE UU "complementan los sistemas BMD de la regi¨®n que incluyen capacidad PAC-II en Arabia Saud¨ª y Kuwait, y capacidad de Alerta Temprana Compartida en EAU", dos programas que simbolizan la larga cooperaci¨®n militar con el aliado estadounidense. El despacho revela adem¨¢s que Washington "est¨¢ estudiando la posibilidad de facilitar cobertura BMD adicional a los pa¨ªses del CCG, si las circunstancias lo requieren".

?Es tal el caso? Las declaraciones bomb¨¢sticas del presidente iran¨ª , Mahmud Ahmadineyad, sobre las proezas de la Guardia Revolucionaria y el complejo industrial-militar que controla, dan que pensar. No pasa un mes sin que alguno de los cuerpos de ese ej¨¦rcito, el verdadero poder militar de Ir¨¢n con 125.000 hombres, realice maniobras o pruebas de alg¨²n nuevo juguete b¨¦lico. En los dos ¨²ltimos a?os, Ir¨¢n ha alardeado sobre todo de sus misiles y de su programa espacial. Ese desarrollo solo refuerza las sospechas sobre su programa nuclear. La conjunci¨®n de capacidad at¨®mica y misiles bal¨ªsticos constituye la peor pesadilla no solo de EE UU, sino de todos los vecinos de Ir¨¢n. As¨ª que por mucho que Ahmadineyad trate de tender lazos, tales exhibiciones de poder¨ªo intranquilizan a los pa¨ªses de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga, que todos juntos apenas suman la mitad de la poblaci¨®n iran¨ª (77 millones).

"Ir¨¢n tiene el mayor y m¨¢s activo programa de misiles de Oriente Pr¨®ximo", afirma EE UU en un documento titulado El programa de misiles bal¨ªsticos de Ir¨¢n, que tras haber pasado el control de las agencias de espionaje, el Departamento de Estado distribuye a los participantes en una reuni¨®n del R¨¦gimen de Control de Tecnolog¨ªa de Misiles (MTCR), en noviembre de 2009 (documento 226534). Washington explica el arsenal de cohetes de que dispone Ir¨¢n y expresa su preocupaci¨®n de que "pudiera actuar como abastecedor de tecnolog¨ªa de misiles bal¨ªsticos para otras partes". De hecho, menciona que ya est¨¢ promocionando sus misiles de corto alcance "en exhibiciones de defensa y webs del Gobierno" y que ha llegado a acuerdos para la producci¨®n del Fateh-110 en Siria (que a su vez se los habr¨ªa ofrecido a Hezbol¨¢).

Para los israel¨ªes no hay duda de que Ir¨¢n tiene un programa militar y aunque los informes disponibles no dan detalles del contenido, mencionan la existencia de informaci¨®n secreta compartida. "La prioridad de Israel es impedir el programa militar nuclear de Ir¨¢n", afirma Pinchas Buchris, director general del Ministerio de Defensa, durante una visita del vicesecretario estadounidense para Asuntos Pol¨ªtico-Militares, Andrew Shapiro, en julio de 2009 (documento 218775). "Todas las opciones deben permanecer sobre la mesa", defiende Buchris, antes de precisar que parte de su trabajo "es asegurarse de que Israel est¨¢ en condiciones de utilizar esa opci¨®n, por m¨¢s indeseable que resulte". Otros participantes revelan su escepticismo de que la v¨ªa del di¨¢logo vaya a funcionar.

Los israel¨ªes tambi¨¦n expresan su inquietud por el rearme ¨¢rabe que ha suscitado la amenaza iran¨ª e insisten en mantener su "ventaja militar cualitativa". "Una percepci¨®n de que se reduce la distancia entre Israel y los Estados ¨¢rabes, unido a un Ir¨¢n dotado de armas nucleares, podr¨ªa llevar a los Estados ¨¢rabes moderados a reevaluar la idea de que Israel es parte integrante de la regi¨®n", argumenta Alon Bar, el vicedirector para Asuntos Estrat¨¦gicos del Ministerio de Exteriores, citado por Cunningham. El embajador cuenta adem¨¢s que cuando Shaphiro menciona los intereses comunes con los Estados del Golfo, los militares israel¨ªes se muestran esc¨¦pticos de que la asistencia militar ofrecida vaya a ayudar contra Ir¨¢n. Argumentan que los sistemas en discusi¨®n "no est¨¢n dise?ados para hacer frente a las amenazas, nuclear y asim¨¦trica, que plantea Ir¨¢n". El vicesecretario la justifica como "una se?al para esos pa¨ªses (y para Ir¨¢n) de que tienen grandes aliados en Occidente".

El rey saud¨ª apoya la intervenci¨®n militar

Significativamente los temores que la Rep¨²blica Isl¨¢mica despierta en Israel no se diferencian mucho de los que ocasiona entre sus vecinos ¨¢rabes, algo que les convierte en extra?os compa?eros de viaje. Tambi¨¦n los saud¨ªes est¨¢n dispuestos a llegar hasta el final, seg¨²n se desprende del despacho que firma el ministro consejero de la Embajada norteamericana en Riad, Michael Gfoeller, dando cuenta de una visita del general David Petraeus y el embajador estadounidense en Bagdad al rey Abdal¨¢, en abril de 2008. El embajador saud¨ª en Washington, Adel al Jubeir "record¨® los frecuentes llamamientos que el rey ha hecho a EE UU para que ataque Ir¨¢n y ponga fin a su programa de armas nucleares", escribe Gfoeller (documento 150519). "Les dijo que cortaran la cabeza de la serpiente", cita el diplom¨¢tico a Al Jubeir quien utiliza un s¨ªmil habitual entre los ¨¢rabes.

Y es que la prevenci¨®n del monarca saud¨ª hacia su vecino es colosal. "El objetivo de Ir¨¢n es causar problemas", le conf¨ªa Abdal¨¢ de Arabia Saud¨ª a John Brennan, asesor para la lucha antiterrorista del presidente Barack Obama, durante una audiencia en marzo del a?o pasado. El contenido de los 90 minutos de conversaci¨®n entre ambos qued¨® recogido en el informe que al d¨ªa siguiente elabor¨® el entonces embajador estadounidense en Riad, Ford M. Fraker (documento 198178). "Sin duda est¨¢n algo desequilibrados", cita textualmente al rey, quien describe a Ir¨¢n como "un vecino al que uno trata de evitar" y declara: "Qu¨¦ Dios nos libre de ser v¨ªctimas de la maldad iran¨ª".

Arabia Saud¨ª, la cuna de los santos lugares del islam y el heraldo de la interpretaci¨®n m¨¢s radical de su rama sun¨ª, siempre ha observado con recelo a los chi¨ªes del otro lado del golfo P¨¦rsico, su ¨²nico rival por el liderazgo regional. La desconfianza hist¨®rica se troc¨® en antagonismo real cuando la revoluci¨®n de 1979 convirti¨® al Ir¨¢n imperial en una Rep¨²blica Isl¨¢mica que con su sola existencia cuestionaba las credenciales religiosas de la dinast¨ªa de los Al Saud. Ese temor se vio enseguida corroborado por las intenciones de "exportar la revoluci¨®n" del ayatol¨¢ Jomein¨ª, el l¨ªder de aquel movimiento que cambi¨® las coordenadas estrat¨¦gicas de la zona, y el inicio de la guerra irano-iraqu¨ª. El deshielo con los vecinos que inici¨® el presidente Jatam¨ª a partir de 1997 a¨²n no se hab¨ªa consolidado cuando la oratoria desbocada de Ahmadineyad, su sucesor, ha vuelto a agitar los fantasmas.

De la lectura de los despachos disponibles se saca la impresi¨®n de que la preocupaci¨®n saud¨ª por Ir¨¢n va en aumento. Aunque los motivos de inquietud van cambiando con el tiempo (disturbios durante la peregrinaci¨®n anual a La Meca, interferencia en Bahr¨¦in, implicaci¨®n en atentados, etc¨¦tera), el tema es una constante desde los textos datados en 1985 y se repite en todos los contactos bilaterales.

Ya en julio de 2007, el entonces embajador Richard Erdman identifica en otro informe "las prioridades de seguridad regional" del rey Abdal¨¢ como "poner en marcha de la soluci¨®n de los dos Estados en [el conflicto de] Oriente Pr¨®ximo y convencer a Ir¨¢n para que cumpla con sus obligaciones nucleares" (documento 217248). "Los saud¨ªes ven Ir¨¢n como un peligroso poder chi¨ª inclinado a desestabilizar la regi¨®n, desde L¨ªbano a Irak, Bahrein y Yemen", escribe Erdman al general Petraeus, entonces al mando de las tropas en Irak, en v¨ªsperas de una visita a Riad. "Les preocupa que estemos dispuestos a aceptar un papel m¨¢s relevante de Ir¨¢n en la regi¨®n a cambio de concesiones en su programa nuclear", interpreta el diplom¨¢tico. "El rey est¨¢ convencido de que el acercamiento a Ir¨¢n no va a tener ¨¦xito. Quiere o¨ªr que nuestros esfuerzos en ese sentido est¨¢n vinculados a los resultados y tienen fecha de caducidad".

Tres a?os despu¨¦s, el monarca saud¨ª le cuenta a Brennan que el ministro iran¨ª de Exteriores, Manuchehr Mottaki, ha estado all¨ª, "sentado en ese mismo sitio", minutos antes, y le describe la conversaci¨®n que han mantenido como "subida de tono". De acuerdo con el relato que reproduce el embajador Fraker, presente en la entrevista, cuando el rey inquiere a Mottaki por la interferencia iran¨ª en los asuntos de Hamas, el ministro responde que "se trata de musulmanes". "No, de ¨¢rabes", le replica Abdal¨¢, "y ustedes, los persas, no tienen derecho a entrometerse en los asuntos ¨¢rabes".

Tan poco diplom¨¢tica frase, en boca de un hombre de 86 a?os conocido por su prudencia pol¨ªtica, dista mucho de las cuidadas declaraciones con las que se da cuenta de esos encuentros bilaterales y constituye una clara indicaci¨®n de que los saud¨ªes est¨¢n perdiendo la paciencia con la creciente influencia iran¨ª en la regi¨®n. "Tanto como apreciamos el apoyo iran¨ª a las causas ¨¢rabes, nos gustar¨ªa ver que se canaliza a trav¨¦s de la legalidad ¨¢rabe y en armon¨ªa con los objetivos ¨¢rabes", resumi¨® la cita el ministro saud¨ª de Exteriores, el pr¨ªncipe Saud al Faisal.

De acuerdo con el relato de Fraker, "Abdal¨¢ asegur¨® que Ir¨¢n estaba tratando de establecer organizaciones del tipo de Hezbol¨¢ en pa¨ªses africanos, se?alando que los iran¨ªes no creen que est¨¦n haciendo nada malo y no reconocen sus errores". El rey sugiere a Brennan que una soluci¨®n al conflicto ¨¢rabe israel¨ª ser¨ªa un gran logro, aunque admite que Ir¨¢n encontrar¨¢ otra forma de causar problemas. El monarca refiri¨® tambi¨¦n que los iran¨ªes quer¨ªan mejorar las relaciones bilaterales y que les daba un a?o para que mostraran su buena voluntad. "Despu¨¦s de eso, se acabar¨¢", asegur¨® que le hab¨ªa dicho a Mottaki.

De hecho, Abdal¨¢ rechaz¨® la invitaci¨®n a visitar Ir¨¢n que le present¨® el jefe de la diplomacia iran¨ª, una visita que el Gobierno de Ahmadineyad trata de organizar desde 2007. "Todo lo que quiero es que ustedes nos libren de su maldad", dijo el rey que hab¨ªa respondido. "Hemos tenido relaciones correctas a lo largo de los a?os, pero el resultado final es que no se puede confiar en ellos", resumi¨® ante Brennan.

La desconfianza saud¨ª parece sustentare en fracasos anteriores. El rey le cuenta a Brennan que "hace tres a?os" el l¨ªder supremo iran¨ª, Ali Jamene¨ª, envi¨® a su consejero para Asuntos Exteriores, Ali Akbar Velayat¨ª, con una carta en la que propon¨ªa el establecimiento de un canal secreto de comunicaci¨®n entre ambos dirigentes. Abdal¨¢ asegura que estuvo de acuerdo y que designaron al propio Velayat¨ª y al pr¨ªncipe Saud al Faisal como puntos de contacto, pero el canal nunca se ha utilizado.

No est¨¢ claro c¨®mo han respondido los iran¨ªes al ultim¨¢tum saud¨ª y los despachos diplom¨¢ticos se acaban en febrero de este a?o, justo en v¨ªsperas de que se cumpliera el plazo. Sin embargo, el pasado octubre, llam¨® la atenci¨®n que la prensa del reino se hiciera eco de dos llamadas telef¨®nicas de Ahmadineyad a Abdal¨¢. La primera antes de su visita a L¨ªbano y la segunda, 10 d¨ªas despu¨¦s. Nada se ha sabido del contenido de esas conversaciones m¨¢s all¨¢ del comunicado oficial, seg¨²n el cual "comentaron asuntos regionales". Pero aunque el monarca telefoneara al presidente iran¨ª en julio de 2006 para darle el p¨¦same por la muerte de su padre y le recibiera sonriente en Riad un a?o despu¨¦s, no se f¨ªa de ¨¦l. En marzo, tres meses antes de las elecciones iran¨ªes, "Abdal¨¢ dijo que preferir¨ªa a Rafsanyan¨ª si se presentara", escribe el embajador Fraker. No lo hizo y volvi¨® a ganar Ahmadineyad.

La audiencia de Abdal¨¢ a Brennan ten¨ªa otros puntos del d¨ªa, pero sin duda Ir¨¢n fue el centro de su conversaci¨®n y el que m¨¢s pareci¨® interesar al estadounidense. As¨ª se desprende del informe que elabora el embajador, en el que dedica dos de sus seis p¨¢ginas al asunto. "Brennan dijo que ten¨ªamos los ojos bien abiertos a las ambiciones iran¨ªes y que no ¨¦ramos naif respecto a los peligros que Ir¨¢n planteaba a Arabia Saud¨ª, y que no se puede permitir que Ir¨¢n tenga ¨¦xito con sus actividades desestabilizadoras", escribe Frake. "Brennan se?al¨® que el presidente hab¨ªa ordenado una revisi¨®n completa de la pol¨ªtica de EE UU hacia Ir¨¢n".

Los saud¨ªes tampoco ocultan su pesimismo ante la forma en que Washington est¨¢ gestionando la crisis iran¨ª. "El rey est¨¢ convencido de que los esfuerzos de EE UU para implicar a Teher¨¢n [en una negociaci¨®n] no van a tener ¨¦xito; probablemente va a sentir que los hechos le dan la raz¨®n a la vista [del discurso] de Ahmadineyad del 11 de febrero jact¨¢ndose de haber enriquecido uranio al 20% [y de que] Ir¨¢n 'ya es un pa¨ªs nuclear", asegura Smith en su informe previo a la visita de Clinton los d¨ªas 15 y 16 del pasado febrero (documento 248348).

En v¨ªsperas de la visita de la secretaria de Estado a Riad, se especul¨® iba a pedir ayuda a su anfitri¨®n para vencer las reticencias de China a una nueva resoluci¨®n sancionadora en el Consejo de Seguridad. Sin embargo, del despacho de Smith se deduce que o los saud¨ªes ya estaban de acuerdo o la tarea de persuadirles se llev¨® a cabo de antemano. "Arabia Saud¨ª ha dicho a los chinos que est¨¢ dispuesta a garantizarles un suministro de petr¨®leo a cambio de que presionen a Ir¨¢n para que no desarrolle armas nucleares", afirma el embajador. Pek¨ªn, que en los ¨²ltimos a?os ha hecho grandes inversiones en la Rep¨²blica Isl¨¢mica, teme una eventual interrupci¨®n del flujo de crudo. La seguridad de que sus industrias no se queden desabastecidas reduce su dependencia de los iran¨ªes.

El ministro saud¨ª de Exteriores dijo luego en una conferencia de prensa que China "no necesita las sugerencias de Arabia Saud¨ª sobre lo que debe hacer", pero la realidad es que durante una visita de su colega chino a Riad, ¨¦l mismo le suscit¨® el asunto (documento 254748). M¨¢s intrigante fue la afirmaci¨®n del pr¨ªncipe Saud al Faisal de que las sanciones son "una soluci¨®n a largo plazo" y que la amenaza que plantean las ambiciones nucleares de Ir¨¢n exige medidas m¨¢s urgentes. Durante d¨ªas, los analistas se devanaron los sesos tratando de dilucidar qu¨¦ hab¨ªa querido decir el veterano jefe de la diplomacia saud¨ª. A la vista del despacho de Smith, sus palabras bien pod¨ªan referirse a la necesidad de que EE UU ratificara el mayor contrato de defensa entre ambos pa¨ªses, por un importe de 60.000 millones de d¨®lares, que acaba de aprobar el Congreso de EE UU a pesar de las reticencias israel¨ªes. "[El rey] tambi¨¦n quiere conocer nuestros planes para reforzar las defensas del Golfo frente a Ir¨¢n", escribi¨® el embajador.

Los temores de los saud¨ªes respecto a Ir¨¢n no son solo de car¨¢cter existencial o ideol¨®gico. Tambi¨¦n tienen quejas concretas del comportamiento de sus vecinos, como le hace saber el poderoso ministro del Interior (y medio hermano del rey), el pr¨ªncipe Nayef, a Brennan, el consejero de Obama para la lucha antiterrorista, durante una visita el 5 de septiembre del a?o pasado. Seg¨²n el relato que de la misma hace el c¨®nsul general en Yeddah, Martin R. Quinn (documento 224706), "Nayef se quej¨® de que durante los dos ¨²ltimos a?os Ir¨¢n ha albergado a saud¨ªes (todos sun¨ªes) -incluido Ibrahim, uno de los hijos de Osama Bin Laden- que tuvieron contactos con terroristas y trabajaron contra el reino". El Gobierno de Arabia Saud¨ª "considera que esta acci¨®n agresiva constituye una ruptura del acuerdo de seguridad que ambos pa¨ªses firmaron en 2001". Aquel compromiso, alcanzado durante la presidencia del reformista Jatam¨ª, intentaba cerrar la crisis abierta tras el atentado de 1996 en J¨®bar (que Riad atribuy¨® a los servicios secretos iran¨ªes).

En esa cita, Brennan asegura a Nayef, siempre seg¨²n el informe, que "el deseo del presidente Obama de hablar con los iran¨ªes no significa que no entienda el problema" y que "los grandes amigos del Gobierno de Arabia Saud¨ª en la Casa Blanca, incluido el presidente Obama, quieren trabajar con Arabia Saud¨ª en ese frente". Otro motivo de preocupaci¨®n m¨¢s reciente es la revuelta de los Huthi en Yemen. Los saud¨ªes, como la mayor¨ªa de los ¨¢rabes, se muestran convencidos de que Ir¨¢n apoya a esos insurgentes debido a su afiliaci¨®n chi¨ª (documento 243447). EE UU les pide pruebas, algo que nadie parece capaz de proporcionar.

Tampoco nadie quiere ser el primero en dar un paso al frente para aislar a Ir¨¢n. Su sombra es muy grande y, como sugiere el rey, es preferible hacerlo de forma encubierta.

Durante una visita el pasado febrero, el vicesecretario del Tesoro Neal Wolin pide a los responsables econ¨®micos saud¨ªes ayuda para combatir la creciente actividad financiera de la Guardia Revolucionaria iran¨ª y que el Gobierno de Arabia Saud¨ª lidere el esfuerzo en ese sentido dentro del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG). El ministro saud¨ª de Finanzas, Ibrahim al Asaf, responde que "estar¨ªa encantado de hablar con los vecinos del Golfo, pero cada pa¨ªs miembro aborda el asunto de Ir¨¢n de forma distinta" (documento 251191). Seg¨²n el resumen de la cita que hace el embajador Smith, "Asaf dijo que el Gobierno de Arabia Saud¨ª ha hablado con sus bancos respecto a las preocupaciones sobre Ir¨¢n, y llegado a la conclusi¨®n de que la mayor¨ªa de las transacciones financieras con Ir¨¢n se hacen en Dubai". El viceministro saud¨ª del Interior, Mohamed bin Nayef, que tambi¨¦n est¨¢ presente en la reuni¨®n, declara desear que "nuestros amigos en EAU sean m¨¢s agresivos".

EAU considera "inaceptable" un Ir¨¢n nuclear

El saud¨ª se refiere sin duda a los gobernantes de Dub¨¢i, cuyo espectacular desarrollo se basa en el comercio y para quienes Ir¨¢n es el principal socio. En el vecino Abu Dhabi, que preside la federaci¨®n de EAU y es el mayor productor de petr¨®leo de los siete emiratos, las ambiciones de Teher¨¢n se ven con mayor preocupaci¨®n. El jeque Mohammed bin Zayed "describi¨® un Ir¨¢n nuclear como absolutamente inaceptable", asegura el embajador Richard Olson al dar cuenta de la cena que el pr¨ªncipe heredero de Abu Dhabi y hombre fuerte de la federaci¨®n ofreci¨® al secretario del Tesoro, el 15 de julio de 2009.

"Est¨¢ convencido de que se desatar¨¢ un infierno si Ir¨¢n llega a hacerse con la bomba, con Egipto, Arabia Saud¨ª, Siria y Turqu¨ªa desarrollando su propia capacidad nuclear militar, e Ir¨¢n instigando el conflicto entre sun¨ªes y chi¨ªes por todo el mundo", advierte el diplom¨¢tico. Pero Al Nahayan, "el hombre que dirige" el pa¨ªs y "quien decide en asuntos de seguridad" aunque su ¨²nico t¨ªtulo oficial es vicecomandante supremo de las Fuerzas Armadas de EAU, va m¨¢s all¨¢ y considera "una guerra convencional con Ir¨¢n en el corto plazo como claramente preferible a las consecuencias a largo plazo de un Ir¨¢n dotado del arma nuclear".

Dos semanas antes, una opini¨®n similar expresada por su embajador en EE UU, Yusef al Otaiba, durante una seminario motiv¨® un revuelo medi¨¢tico y diplom¨¢tico, al interpretarse como un respaldo al uso de la fuerza contra Ir¨¢n. Al Otaiba se vio obligado a matizar sus palabras, pero a la luz de la conversaci¨®n ahora revelada el enviado estaba en plena sinton¨ªa con sus jefes. De hecho, el pesimismo de Al Nahayan es total. Por eso insiste en que EAU debe prepararse, lo que en otros despachos Olson han calificado de "sus casi obsesivos esfuerzos para desarrollar sus Fuerzas Armadas".

"Declar¨® que las sanciones financieras nunca ser¨¢n suficientes para frenar a Ir¨¢n", escribe el embajador. Tampoco cree que pueda hacerlo un bombardeo israel¨ª. En su opini¨®n, "la clave para contener a Ir¨¢n gira en torno al progreso del problema Israel / Palestina", sobre el que advierte que "no hay tiempo que perder". Ni siquiera un posible cambio de cara al frente del Gobierno de Teher¨¢n le merece confianza. Al comentar las elecciones presidenciales que Ir¨¢n acababa de celebrar, Al Nahayan "advirti¨® de que Mir Hosein Musav¨ª no es distinto de Ahmadineyad en las ambiciones nucleares, 'el mismo objetivo, diferente t¨¢ctica'. Y record¨® al secretario Geithner que Musav¨ª y sus consejeros forman parte del mismo grupo que tom¨® la Embajada de EE UU en 1979".

Medio a?o despu¨¦s de aquella cena, Al Nahayan advert¨ªa al vicesecretario norteamericano de Energ¨ªa, Daniel Poneman, de que "Ir¨¢n ya estaba comport¨¢ndose como una potencia nuclear" (documento 240364). M¨¢s grave a¨²n, le acusaba de "estar creando emiratos por todo el mundo isl¨¢mico, incluidos el sur de L¨ªbano y Gaza, y emiratos durmientes en Kuwait, Bahr¨¦in, la provincia oriental de Arabia Saud¨ª, la madre de todos los emiratos en el sur de Irak, y ahora en Saada, en Yemen". No obstante, estimaba que "Ir¨¢n no es Corea del Norte" y que "el orgullo hace a los dirigentes iran¨ªes m¨¢s susceptibles a la presi¨®n internacional".

En un despacho enviado al presidente Obama antes de la visita de Al Nahayan a la Casa Blanca (documento 222954), Olson matiza que se trata de "un duro respecto a Ir¨¢n, [pero que] hay otros m¨¢s acomodaticios dentro de su propio sistema, especialmente en Dubai, donde el gobernante, Mohammed bin Rashid al Maktum (primer ministro de EAU), tiene una posici¨®n mucho m¨¢s cercana a la de Qatar". Este, aunque est¨¢ de acuerdo que Ir¨¢n no debe tener armas nucleares, repite en todas las entrevistas con altos responsables de EE UU su preocupaci¨®n por el impacto sobre Dub¨¢i tanto de una acci¨®n militar como de las sanciones (documento 94272). Ir¨¢n es el principal socio comercial de Dub¨¢i y los bancos iran¨ªes en ese pa¨ªs tienen depositados fondos estimados en miles de millones de d¨®lares.

Qatar se ofrece para mediar

En Riad, en Abu Dhabi o en El Cairo se da por hecho que Qatar es un flanco d¨¦bil a la hora de hacer un frente com¨²n ¨¢rabe frente a Ir¨¢n. El propio emir de Qatar, Hamad bin Khalifa al Thani, no esconde su pragmatismo pol¨ªtico. "Debido al dep¨®sito de gas natural que Ir¨¢n comparte con Qatar, Qatar no provocar¨¢ un enfrentamiento con Ir¨¢n", escrib¨ªa el embajador estadounidense en Doha, Joseph LeBaron, tras la entrevista del emir con el senador John Kerry en febrero de este a?o (documento 250177). Sin embargo, el primer ministro, Hamad bin Jasim al Thani, revelaba pocos meses despu¨¦s que la relaci¨®n tampoco es de confianza.

"Nos mienten y les mentimos", resumi¨® al respecto el primer ministro tras constatar que EE UU se molesta a veces cuando oye hablar de la buena vecindad entre Ir¨¢n y Qatar (documento 240782). El visitante en esta ocasi¨®n era el vicesecretario de Energ¨ªa, Daniel Poneman. Estaba acabando diciembre y Estados Unidos empezaba a inquietarse por la falta de respuesta de Ir¨¢n a la propuesta de intercambio de combustible. Bin Jasim expres¨® su escepticismo sobre que Occidente vaya a poder alcanzar un acuerdo con los l¨ªderes de Ir¨¢n.

"Me sorprender¨ªa mucho si los iran¨ªes alcanzaran un acuerdo. Siempre piensas que lo has logrado y luego [descubres] que no", coment¨®, seg¨²n cita LeBaron. "La UE, Chirac y Solana... todos pensaron que ten¨ªan un acuerdo... Solana dijo en dos semanas; le advert¨ª de que llevar¨ªa dos a?os", a?adi¨®. Poneman le pregunt¨® entonces c¨®mo actuar. "Bin Jasim dijo que era imperativo que los iran¨ªes se comprometieran a redactar cualquier acuerdo, incluido el calendario", escribe LeBaron. "Pidan que ellos lo hagan porque si no, dir¨¢n 'si, pero...' y el 'pero' ser¨¢ pero que un 'no'", aconsej¨®.

-No quieren hacer una propuesta.

-Ustedes no lo entienden. Ni siquiera Musavi puede alcanzar un acuerdo.

-Estados Unidos no ofrecer¨¢ nada mejor que lo que hay en la mesa.

-Lo s¨¦, pero ellos son as¨ª.

Y tal vez por eso, porque los iran¨ªes son como son, Qatar prefiere no enemistarse con ellos. "Ir¨¢n nunca nos ha molestado", le record¨® el emir a Kerry, antes de atribuir a EE UU "el error de haber hablado por los manifestantes" (sic) tras las controvertidas elecciones presidenciales iran¨ªes de junio del a?o pasado. En cualquier caso, ante las quejas del congresista por la falta de respuesta del Gobierno iran¨ª a los intentos de di¨¢logo de la actual Administraci¨®n norteamericana, el emir responde ofreci¨¦ndose a mediar. "?Qu¨¦ le parece si hablo con el presidente iran¨ª? ?Qu¨¦ quiere que le diga?".

Egipto recluta agentes en Irak y Siria para contrarrestar a Ir¨¢n

"[El presidente egipcio, Hosni] Mubarak tiene un odio visceral hacia la Rep¨²blica Isl¨¢mica, a menudo se refiere a los iran¨ªes como 'mentirosos' y les acusa de querer desestabilizar Egipto y la regi¨®n", escribe la embajadora norteamericana en El Cairo, Margaret Scobey, en un informe a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el pasado febrero (documento 191130). En su opini¨®n, "no hay duda de que Egipto considera a Ir¨¢n como la mayor amenaza a largo plazo, tanto por su desarrollo de capacidad nuclear como por su intento de exportar la revoluci¨®n chi¨ª". Aun as¨ª, matiza Scobey, "Mubarak le ha dicho a[l enviado especial para Oriente Pr¨®ximo George] Mitchell que no se opone a que Estados Unidos hable con los iran¨ªes, mientras 'no nos creamos una palabra de lo que dicen".

A finales de diciembre del a?o pasado, el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito israel¨ª, el teniente general Gabi Ashkenazi, le dijo al congresista norteamericano Ike Skelton que "Mubarak asegura que Ir¨¢n est¨¢ promoviendo el cambio de r¨¦gimen en Egipto", tal como recoge el resumen de la entrevista elaborado por la Embajada de EE UU en Tel Aviv (documento 241399). Ninguno de los despachos disponibles cita esa denuncia de una fuente directa, pero los dirigentes egipcios se muestran muy preocupados con la penetraci¨®n iran¨ª en su pa¨ªs.

Egipto ya ha "empezado un enfrentamiento con Hezbol¨¢ e Ir¨¢n", le anunci¨® el jefe de los servicios secretos egipcios, el general Omar Soliman, al almirante Michael Mullen, el jefe de la junta de jefes del Estado Mayor del Ej¨¦rcito norteamericano, durante una visita a El Cairo en abril del a?o pasado (documento 204990). Ir¨¢n "es muy activo en Egipto", explica. Su principal objetivo es utilizar el pa¨ªs de las Pir¨¢mides para canalizar su ayuda financiera a Ham¨¢s que cifra en 25 millones de d¨®lares al mes, seg¨²n el despacho que firma Scobey. No obstante, Soliman asegura que est¨¢n frustrando esos esfuerzos y pone como ejemplo que han impedido varios intentos iran¨ªes de "pagar los salarios de los Batallones Al Qasam" y detenido a los miembros de la primera c¨¦lula de Hezbol¨¢ en Egipto. Otra intrusi¨®n iran¨ª, seg¨²n Soliman, es el intento de "recabar el apoyo de los beduinos del Sina¨ª para facilitar el tr¨¢fico de armas a Gaza".

Mullen le expresa su agradecimiento por los esfuerzos para combatir el contrabando y le abre la puerta a que pueda pedir "asistencia adicional para la seguridad en la frontera en cualquier momento". Solim¨¢n insiste en la amenaza iran¨ª. "No vamos a consentir que Ir¨¢n opere en Egipto", afirma antes de a?adir en que ya han advertido a Teher¨¢n de que si lo hacen, ellos tambi¨¦n interferir¨¢n en Ir¨¢n. De hecho, conf¨ªa, su departamento "ya ha empezado a reclutar agentes en Irak y Siria". Se supone que para infiltrarlos en la Rep¨²blica Isl¨¢mica. "Ir¨¢n debe pagar un precio por su comportamiento", concluye.

Un a?o antes durante la vista de una delegaci¨®n del Congreso norteamericano a El Cairo, Soliman se muestra satisfecho de que la Nueva Estimaci¨®n de Inteligencia sobre Ir¨¢n no signifique un giro en la pol¨ªtica de Washington hacia ese pa¨ªs (documento 136139). "Sabemos que Estados Unidos nunca permitir¨¢ que Ir¨¢n tenga una bomba nuclear", manifest¨®, seg¨²n el informe diplom¨¢tico.

Jordania alerta ante la extensi¨®n del arco chi¨ª

"La met¨¢fora que m¨¢s a menudo utilizan los funcionarios jordanos cuando se habla de Ir¨¢n es la de un pulpo cuyos tent¨¢culos llegan insidiosamente a manipular, fomentar [sic] y minar los planes mejor establecidos de Occidente y los moderados de la regi¨®n", escribe el embajador estadounidense en Amm¨¢n, Stephen Beecroft, en un informe sobre c¨®mo reaccionar¨ªan los pa¨ªses de la zona a un eventual compromiso de EEUU con Ir¨¢n (documento 200230). "Aunque los funcionarios jordanos dudan de que el di¨¢logo con Estados Unidos vaya a convencer a Ir¨¢n de retirar sus tent¨¢culos, opinan que pueden cortarse privando a Ir¨¢n de asuntos pol¨¦micos que le convierten en h¨¦roe para la calle ¨¢rabe, como su defensa de la causa palestina".

"El rey Abdal¨¢ indic¨® al enviado especial George Mitchell en febrero que la implicaci¨®n directa de EE UU con Ir¨¢n en este momento solo profundizar¨ªa las divisiones intra ¨¢rabes y que m¨¢s 'pa¨ªses sin agallas' se pasar¨ªan al lado iran¨ª", menciona Beecroft. El monarca jordano fue el primero en advertir del riesgo de un "arco chi¨ª", que ir¨ªa desde Ir¨¢n hasta L¨ªbano, pasando por las minor¨ªas del Golfo y sobre todo Irak, si se interven¨ªa para derribar al r¨¦gimen de Saddam.

Algunos de sus asesores siguen temiendo que "EE UU y Occidente permitan que Ir¨¢n sea hegem¨®nico en Irak y a trav¨¦s de la regi¨®n a cambio de abandonar su programa nuclear", recoge el informe. Tambi¨¦n menciona que Zeid Rifai, presidente del Senado hasta diciembre de 2009, predice que el di¨¢logo con Ir¨¢n no llevar¨¢ a ninguna parte: "Bombardeen Ir¨¢n o vivan con una bomba iran¨ª. Sanciones, zanahorias, incentivos, no funcionar¨¢n". En definitiva, los jordanos temen que Ir¨¢n sea el ¨²nico que se beneficie del di¨¢logo con EE UU, y que a ellos les toque paga el precio.

La sombra de Ir¨¢n aterra al rey de Bahr¨¦in. "Hay que parar ese programa", le dice el rey Hamad bin Isa al Khalifa de Bahr¨¦in al general Petraeus, en noviembre de 2009, cuando este era comandante del Mando Central (CENTCOM) estadounidense (documento 232927). El informe de la reuni¨®n que elabora el embajador norteamericano en Manama, Adam Ereli, se?ala que el monarca defiende "con fuerza que se act¨²e para acabar con [el] programa nuclear [iran¨ª], por cualquier medio necesario". "El peligro de dejarlo avanzar es mayor que el peligro de pararlo", cita textualmente al rey.

"Hamad se?al¨® a Ir¨¢n como la fuente de la mayor¨ªa de los problemas tanto en Irak como en Afganist¨¢n", reporta Ereli. Ni el rey ni el embajador hacen referencia a las razones internas que alientan esa suspicacia hacia Ir¨¢n. La dinast¨ªa Al Khalifa pertenece a la rama sun¨ª del islam, mientras que la mayor¨ªa de los habitantes de Bahr¨¦in son chi¨ªes y se quejan de discriminaci¨®n en la educaci¨®n, el empleo y el acceso a la vivienda. Sus lazos hist¨®ricos y personales con Ir¨¢n, de donde son originarias muchas familias les convierten autom¨¢ticamente en sospechosos de quintacolumnistas. Aunque Bahr¨¦in es un archipi¨¦lago con apenas medio mill¨®n de habitantes, como sede de la V Flota, su estabilidad es clave para EE UU.

"El rey Hamad respald¨® plenamente convencido de que un mayor compromiso e influencia ¨¢rabes ayudar¨ªan a frustrar las intenciones iran¨ªes en Irak", escribe Ereli. Tambi¨¦n record¨® a Petraeus que "Bahr¨¦in estaba trabajando para reforzar la coordinaci¨®n dentro del CCG", antes de confirmar que su pa¨ªs ha dado el visto bueno a la solicitud de la OTAN para utilizar la base a¨¦rea Isa para misiones AWACS (de reconocimiento a¨¦reo).

Om¨¢n considera que los iran¨ªes conocen sus l¨ªmites

"Ir¨¢n es un pa¨ªs grande con m¨²sculos y debemos tratar con ¨¦l", le dice el sult¨¢n Qab¨²s de Om¨¢n al entonces jefe del CENTCOM, el almirante William Fallon, en febrero de 2008 (documento 143790). Seg¨²n el relato del embajador estadounidense en Mascate, Gary Grappo, el monarca comparte "las preocupaciones de EE UU sobre la intromisi¨®n iran¨ª en Irak y otros lugares, pero sostiene que Teher¨¢n sabe que un enfrentamiento con EE UU no le beneficia".

El sult¨¢n opina que los iran¨ªes "no est¨¢n locos" y, de acuerdo con el despacho de Grappo, asegura que "Teher¨¢n se da cuenta que hay 'ciertas l¨ªneas que no puede cruzar' (por ejemplo, el enfrentamiento directo con EE UU)". "Debo decir que en tanto [que EEUU] est¨¦ en el horizonte, no tenemos nada que temer", concluye Qab¨²s.

Pero esta percepci¨®n respecto a la amenaza que representa Ir¨¢n y que repiten todos los cargos civiles oman¨ªes, no es del todo compartida por sus militares y sus servicios de seguridad. "Om¨¢n niega que Ir¨¢n plantee una amenaza directa a la seguridad nacional del sultanato. Sin embargo, [su] planteamiento de defensa, incluidos su organizaci¨®n y compra de material militar, muestra que reconoce claramente el riesgo que Ir¨¢n plantea a la estabilidad regional", interpreta el ministro consejero de la embajada, Victor Hurtado, en un informe para el general Petraeus en julio de 2009.

Uno de los m¨¢s precavidos frente a Ir¨¢n es el teniente general Ali bin Majid al Ma'amari, el m¨¢s alto responsable de seguridad y consejero del sult¨¢n. Tras una entrevista con Ali Bin Majid en agosto de 2008, el embajador escribe que los oman¨ªes "son conscientes de las t¨¢cticas enga?osas de Ir¨¢n y de sus deseos de expansionismo ideol¨®gico en la regi¨®n" (documento 165127). Pero cuando el diplom¨¢tico le pregunta por las declaraciones iran¨ªes amenazando con cerrar el estrecho de Ormuz, Ali Majid las desestima como "palabras hueras" y, resume el despacho, "tal vez un vago intento de aumentar su poder de negociaci¨®n frente al G-6".

Los oman¨ªes se sienten mucho menos preocupados por Ir¨¢n que sus vecinos. Adem¨¢s, como resume otro informe (documento 216486), "los dirigentes oman¨ªes siguen convencidos de que Ir¨¢n no atacar¨¢ pa¨ªses del CCG con misiles en respuesta a un ataque militar llevado a cabo en el Golfo. Ven m¨¢s probables operaciones terroristas, asim¨¦tricas, de Ir¨¢n contra los Estados del Golfo, incluidos objetivos de EE UU en estos pa¨ªses". En consecuencia, "los oman¨ªes tienen poco inter¨¦s por los caros misiles Patriot, pero est¨¢n interesados en el Shared Early Warning (SEW) [sistema de alerta temprana compartida] y desean modernizar su capacidad -tanto defensiva como disuasiva- para hacer frente a las que consideran amenazas m¨¢s posibles".

La familia real de Kuwait, dividida ante Ir¨¢n

"Ir¨¢n est¨¢ decidido a exportar su revoluci¨®n y solo puede ser disuadido por la fuerza de alcanzar sus ambiciones nucleares", le dijo el ministro kuwait¨ª del Interior, el jeque Yaber al Jaled al Sabah, a la embajadora estadounidense, Deborah Jones, el pasado febrero (documento 219197). La contundencia de esas palabras contrasta con la actitud tibia que sus vecinos atribuyen a Kuwait a la hora de hacer frente com¨²n ante Teher¨¢n. La propia embajadora precisa en su informe sobre la entrevista que el jeque Yaber es "un duro en [asuntos de] seguridad cuyas opiniones no siempre reflejan las del resto del Gobierno".

Aun as¨ª, no deja de ser significativo que una voz de tanto peso (el ministro es un destacado miembro de la familia gobernante) califique a Ir¨¢n de "centro neur¨¢lgico del extremismo isl¨¢mico". Su grado de preocupaci¨®n, o de paranoia, se intuye cuando Jones escribe que el jeque Yaber opina que "incluso los palestinos aspiran ahora a ser chi¨ªes porque se han cre¨ªdo las 'historias' iran¨ªes sobre que los chi¨ªes est¨¢n m¨¢s preparados para 'luchar hasta el final' y hacer frente a Israel". El ministro tambi¨¦n se hace eco de los intentos iran¨ªes de "infiltrarse en Egipto, explotando la pobreza de ese pa¨ªs".

El jeque Yaber indica que habla con franqueza porque se trata de la mayor preocupaci¨®n del Gobierno de Kuwait. Sin embargo, Jones matiza que su tono parece influido por sendos incidentes en los que lanchas r¨¢pidas de la Guardia Revolucionaria se acercaron a una terminal petrolera saud¨ª-kuwait¨ª en aguas internacionales y molestaron a unos pescadores kuwait¨ªes. Aunque sin duda las palabras del ministro dan pistas sobre las preocupaciones privadas de algunos altos cargos del emirato, otros despachos de esa embajada ponen en perspectiva la visi¨®n global de la familia real.

La postura del Gobierno kuwait¨ª trata de "instar discretamente a Teher¨¢n para que cumpla con las salvaguardas del OIEA a la vez que mantiene una relaci¨®n amistosa con un vecino que es mucho m¨¢s grande y poderoso", resume un despacho del pasado febrero (documento 250223). En definitiva, "dar¨¢ la bienvenida a cualquier propuesta que saque a Ir¨¢n de su camino nuclear, pero no se expondr¨¢ a la ira iran¨ª coloc¨¢ndose al frente de alguna de ellas", estima el encargado de negocios estadounidense, Tom Williams.

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