El presidente de Panam¨¢ pidi¨® a la DEA escuchas telef¨®nicas
La agencia respondi¨® que no espiaba a "objetivos pol¨ªticos"
"Necesito ayuda con la intervenci¨®n de tel¨¦fonos". En julio de 2009, la embajadora de EE UU en Panam¨¢, Barbara Stephenson, recibi¨® este extra?o mensaje en su Blackberry. Lo enviaba el presidente paname?o, Ricardo Martinelli . Y es el arranque de un informe secreto, enviado el 22 de agosto de 2009, en el que la diplom¨¢tica expresa su estupor ante la pretensi¨®n del mandatario de utilizar la infraestructura de la DEA para combatir la inseguridad y espiar a sus rivales pol¨ªticos. En el cable, Stephenson emite unos juicios muy severos sobre Martinelli. "Su tendencia al acoso y al chantaje puede haberle llevado al estrellato en el mundo de los supermercados, pero es poco propio de un estadista".
"Su tendencia al chantaje es poco propia de un estadista", dice la embajadora
Nada m¨¢s recibir el primer mensaje del presidente, Stephenson mand¨® a dos funcionarios de la embajada para recabar informaci¨®n. Se trataba, les explic¨® el ministro paname?o de la Presidencia, Jimmy Papadimitriu, de que EE UU les ayudara a establecer un sistema de escuchas telef¨®nicas para protegerse de "individuos" amenazados por la lucha gubernamental contra la corrupci¨®n o de potenciales maniobras desestabilizadoras por parte de "Gobiernos izquierdistas de la regi¨®n". Los funcionarios estadounidenses -el n¨²mero dos de la misi¨®n y el representante de la DEA- fueron claros: el programa de escuchas telef¨®nicas que la DEA desarrolla junto a la polic¨ªa paname?a -la llamada Operaci¨®n Matador- estaba destinado al narcotr¨¢fico y siempre con autorizaci¨®n judicial. EE UU, dijeron, no ampliar¨ªa el programa "para incluir objetivos pol¨ªticos".
Entre el crimen y la corrupci¨®n
La preocupaci¨®n de la embajadora ante las pretensiones presidenciales se trastoca en alarma al hablar directamente con Martinelli. "Estamos a oscuras ante el crimen y la corrupci¨®n", le espet¨® el mandatario. La DEA deb¨ªa compensar por la informaci¨®n que obten¨ªa en Panam¨¢. Y sugiri¨® nombres de individuos que deber¨ªan ser sometidos a escuchas. "No hizo distinci¨®n entre objetivos leg¨ªtimos de seguridad y enemigos pol¨ªticos", se?ala la embajadora. Cuando Stephenson le recuerda que las actividades de la DEA benefician a Panam¨¢, "Martinelli hizo una amenaza impl¨ªcita de reducir la cooperaci¨®n antinarc¨®ticos si EE UU no le ayudaba con las escuchas". La advertencia de la diplom¨¢tica sobre las consecuencias de su postura le hizo recular.
Una "actitud infantil"
Martinelli "tiene una actitud infantil" al creer que "las escuchas son la soluci¨®n para todos los problemas de criminalidad", se?ala la embajadora, que constata con preocupaci¨®n que el presidente "intentar¨¢ establecer su propio programa de escuchas bajo la cobertura de la DEA".
"Martinelli se present¨® como candidato pro EE UU y ahora asume que tenemos una deuda con ¨¦l como contrapeso de Hugo Ch¨¢vez en la regi¨®n", concluye Stephenson. "Nuestro reto es convencerle de que los a?os 80 quedaron atr¨¢s en Centroam¨¦rica"
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