Hait¨ª, un a?o despu¨¦s
En mis 30 a?os de experiencia en el desarrollo internacional he visto muchas cosas como resultado de haber trabajado en Liberia y Sierra Leona y algunos de los Estados m¨¢s fr¨¢giles de ?frica. Sin embargo, me cuesta recordar una tragedia m¨¢s terrible que la causada por el terremoto que azot¨® a Hait¨ª hace un a?o, comparable solo con las peores cat¨¢strofes que ha enfrentado el mundo.
El movimiento tel¨²rico termin¨® con la vida de por lo menos 230.000 personas y dej¨® a 1,3 millones m¨¢s sin un lugar donde vivir. Este terremoto de grado 7 azot¨® justo el coraz¨®n econ¨®mico del pa¨ªs y enterr¨® bajo los escombros gran parte de los medios de sustento de la naci¨®n; todos los avances alcanzados en la d¨¦cada anterior en la lucha contra la pobreza quedaron reducidos a nada. En fr¨ªas cifras, las p¨¦rdidas y da?os alcanzaron los 7.900 millones de d¨®lares, el equivalente al 120% del producto interno bruto del pa¨ªs.
Sin lugar a dudas, la magnitud de la tragedia se explica en gran medida por la alta densidad demogr¨¢fica, pero tambi¨¦n por la profundidad de la pobreza. Hait¨ª es el pa¨ªs m¨¢s pobre del hemisferio occidental, era el peor preparado para enfrentar un desastre y el que se encuentra en las condiciones m¨¢s deficientes para emprender la reconstrucci¨®n.
Luego del terremoto, la comunidad internacional uni¨® esfuerzos para ayudar al pa¨ªs a atender sus necesidades m¨¢s urgentes. Los trabajadores internacionales de socorro salvaron miles de vidas, atendieron a los heridos, acogieron a los 1,3 millones de desplazados durante un a?o completo y les proveyeron de agua, alimento y servicios de salud y educaci¨®n. Los masivos esfuerzos de limpieza y reconstrucci¨®n contin¨²an, pero el avance es mucho m¨¢s lento de lo que cualquiera esperar¨ªa, obstaculizado por un hurac¨¢n y un brote de c¨®lera que se ha cobrado hasta la fecha 3.000 vidas.
Un a?o despu¨¦s, la mayor¨ªa de los desplazados sigue viviendo en campamentos provisorios. La comisi¨®n interina para la recuperaci¨®n de Hait¨ª, presidida por el primer ministro, Jean-Max Bellerive, y el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, enviado especial de la ONU para Hait¨ª, lidera los esfuerzos para proporcionar alternativas habitacionales y de servicios. No obstante, el ritmo de progreso en el sector de la vivienda ejemplifica como ning¨²n otro las dificultades que enfrentan las autoridades locales y los expertos internacionales en las iniciativas de recuperaci¨®n de un pa¨ªs tan pobre como Hait¨ª.
En vecindarios densamente poblados cuyo desarrollo urbano no sigue ning¨²n orden ni concierto y donde no existen c¨®digos b¨¢sicos de construcci¨®n y tampoco t¨ªtulos de propiedad, un equipo de 280 ingenieros locales -capacitados a trav¨¦s de un programa financiado por el Banco Mundial y otros donantes internacionales- ha inspeccionado unos 400.000 edificios para determinar cu¨¢les son habitables, cu¨¢les se pueden reparar y cu¨¢les deben ser demolidos. El pr¨®ximo paso ser¨¢ garantizar que los desplazados, la mayor¨ªa de los cuales son arrendatarios y no propietarios, obtengan un lugar donde vivir: en viviendas nuevas o reparadas y en vecindarios con servicios b¨¢sicos mejorados y, por lo tanto, con mejores condiciones para realizar actividades econ¨®micas.
Para equilibrar las necesidades de grandes cantidades de potenciales arrendatarios con las de los propietarios se requieren ideas innovadoras. Con ese fin, el Banco Mundial ha ayudado a desarrollar una pol¨ªtica de vivienda que, entre otras cosas, haga posible reconstruir los hogares a cambio del compromiso de los propietarios de fijar montos de arrendamiento que sean estables y asequibles para los cientos de miles que necesitan vivienda.
Una de nuestras principales preocupaciones es apoyar al Gobierno de Hait¨ª, que no se qued¨® atr¨¢s en materia de da?os. El terremoto fue justo antes de las cinco de la tarde, lo que significa que muchos funcionarios p¨²blicos estaban en sus puestos de trabajo, en particular las autoridades de rango alto. Murieron muchos empleados y casi todos los edificios p¨²blicos quedaron destruidos.
Aunque los donantes han ayudado al Gobierno a recuperar las funciones b¨¢sicas (gesti¨®n econ¨®mica, recaudaci¨®n de impuestos, servicios de educaci¨®n, transporte), a¨²n se necesita much¨ªsimo apoyo para construir la capacidad de organizaci¨®n que exige la reconstrucci¨®n. El Gobierno tambi¨¦n deber¨¢ mejorar la transparencia y fortalecer las instituciones en general para hacerlas m¨¢s eficientes.
Otro aspecto esencial es que el pueblo de Hait¨ª pueda confiar en los resultados del proceso electoral. Ello no s¨®lo garantizar¨ªa la estabilidad, sino que tambi¨¦n fomentar¨ªa un mayor apoyo internacional y del sector privado.
La comunidad internacional ha reaccionado de una manera in¨¦dita. Seg¨²n Naciones Unidas, a fines de diciembre ya se hab¨ªa entregado alrededor de la mitad de los 5.300 millones de d¨®lares comprometidos por los donantes para los pr¨®ximos dos a?os. El Grupo del Banco Mundial ha comprometido 479 millones hasta la fecha, de los cuales dos terceras partes ya fueron aprobadas para proyectos espec¨ªficos de limpieza de canales y escombros, reconstrucci¨®n de viviendas e infraestructura y apoyo a la buena gesti¨®n econ¨®mica y la educaci¨®n, as¨ª como al desarrollo del sector privado.
Reconstruir la infraestructura destruida por el terremoto puede tardar m¨¢s de 10 a?os. Sin embargo, se puede hacer mucho para ayudar a los haitianos en el corto plazo. En 2011, junto con otros donantes, nos concentraremos en combatir el c¨®lera, ampliar el acceso a la educaci¨®n, continuar fortaleciendo la capacidad institucional y proporcionando alternativas a los campamentos en comunidades que cuenten con mejor equipamiento y donde las personas pueden reconstruir no solo sus viviendas, sino tambi¨¦n sus vidas.
Tengo fe. El mundo ha sido testigo de primera mano de la resistencia y la inventiva del pueblo haitiano. Creo que con su perseverancia y el apoyo inquebrantable de la comunidad internacional, Hait¨ª ser¨¢ capaz de construir un futuro mejor.
Alexandre Abrantes es enviado especial del Banco Mundial para Hait¨ª.
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