Libertad en venta (y2)
En circunstancias como las de la actual crisis econ¨®mica y financiera occidental, en que los gobiernos se ven obligados a tomar medidas en el corto plazo altamente impopulares, para atajar los ataques especulativos a sus deudas soberanas y a sus monedas a costa de dur¨ªsimos costes en las urnas, el ¡®trade-off¡¯ entre prosperidad y democracia relatada por Kampfner es una tentaci¨®n todav¨ªa m¨¢s acuciante y el modelo m¨¢s inquietante de salida del bache. Pocos son los gobiernos que se atreven a abordar los problemas m¨¢s estructurales y a largo plazo, como son la necesidad de mano de obra inmigrante, la reforma de los sistemas de pensiones o la reducci¨®n dr¨¢stica de las administraciones p¨²blicas. Los sistemas pol¨ªticos europeos y sus democracias parlamentarias se hallan a su vez en un momento de mutaci¨®n, con la aparici¨®n de fuertes pulsiones populistas, polarizaci¨®n de los electorados y p¨¦rdida de fuerza y de poder de los partidos y las ideolog¨ªas tradicionales, que modelaron los sistemas democr¨¢ticos a lo largo del siglo XX. Y en esta situaci¨®n aparece el nuevo peligro pol¨ªtico, que consiste en considerar en el mejor de los casos a los sistemas democr¨¢ticos como un obst¨¢culo para la salida la crisis y la recuperaci¨®n de la senda de la prosperidad y en el peor en situarlos entre las causas del declive occidental.
La escuela de mandarines, que es donde mejor se ha elaborado este tipo de doctrinas, realmente existe. Lleva el nombre del fundador del peculiar sistema pol¨ªtico que rige Singapur desde hace 1959 y se llama Lee Kuan Yew School de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad Nacional. El primer cap¨ªtulo del libro arranca precisamente con una frase de su decano, el intelectual oficial del r¨¦gimen Kishore Mahnubani: ¡°Singapur es simplemente la sociedad m¨¢s exitosa de la historia de la humanidad¡±. Su teor¨ªa es una vieja conocida de los lectores espa?oles de cierta edad, que recordar¨¢n los beneficios econ¨®micos que produjo el llamado desarrollismo espa?ol, conducido por los llamados ¡®tecn¨®cratas¡¯, en los a?os 60 bajo la dictadura del general Franco. Kampfner la sintetiza en una frase: ¡°los pa¨ªses pueden ser armoniosos y pr¨®speros sin sucumbir ante la democracia liberal occidental¡±.
La libertad es en Singapur fundamentalmente econ¨®mica. El sistema de impuestos no alcanza al 75 por ciento de la poblaci¨®n laboral, y nadie deja m¨¢s del 20 por ciento de su salario en ellos. El consumo es el deporte, la afici¨®n y casi la parte fundamental de la cultura nacional. Las clases medias son tratadas a cuerpo de rey por un sistema que limita duramente las libertades p¨²blicas pero reconoce las privadas. Todo est¨¢ meticulosamente reglamentado y penalizado. Los medios est¨¢n estrechamente controlados a trav¨¦s de compa?¨ªas p¨²blicas. Las leyes anti difamaci¨®n impiden la existencia de un aut¨¦ntico espacio de libertad de expresi¨®n y de cr¨ªtica. El pluralismo es ficticio y la oposici¨®n se halla vigilada y perseguida.
Tras analizar el funcionamiento del modelo en su patria originaria, Kampfner sigue all¨ª donde se ha desplegado con mayor brillantez y riqueza, aunque bajo una dictadura m¨¢s expl¨ªcita y cruel que en Singapur: Deng Xiaoping quien lo import¨® en China, con su frase sutil, ¡°enriquecerse es glorioso¡±, en la que hay que leer como subtexto que ¡°ser rico¡±, como situaci¨®n est¨¢tica, no lo es. Viaja a continuaci¨®n a Rusia, donde desaparece la frontera entre legalidad e ilegalidad, moralidad e inmoralidad, para¨ªso de quienes desean hacer dinero r¨¢pido e infierno para los profesionales liberales, m¨¦dicos, maestros, artistas o cient¨ªficos. La etapa siguiente es Emiratos ?rabes Unidos, donde el pacto tiene una peculiar declinaci¨®n, de nuevo en direcci¨®n a Washington: en la era de Bush inclu¨ªa una cierta tolerancia de las relaciones con Ir¨¢n e incluso con las organizaciones terroristas isl¨¢micas, como evidencia que la mitad de los atacantes del 11-S fueran originarios de esta confederaci¨®n ¨¢rabe.
Termina as¨ª el periplo de las dictaduras m¨¢s o menos formales y empieza, con India, el chequeo del pacto en las democracias, donde es m¨¢s barroca y expl¨ªcita su formulaci¨®n en t¨¦rminos de corrupci¨®n, ¡°la ¨²nica forma de tirar adelante en pol¨ªtica¡±, seg¨²n Shekhar Kapur, director de cine que conversa con el autor. Llega luego a Europa, concretamente a la Italia de Berlusconi, ¡°un estado fallido¡± donde la democracia es vista como un obst¨¢culo para los negocios y el pacto con las clases medias se reformula de forma ignominiosa como un r¨¦gimen de exclusi¨®n de los extranjeros. Kampfner elude a Sarkozy, aunque le cita junto a Blair en la estela de la putinizaci¨®n de los pol¨ªticos europeos; pero a quien dedica un cap¨ªtulo entero es a Reino Unido, antes de culminar su viaje de la infamia en Estados Unidos, la superpotencia ahora en declive a la que cabe atribuir, como ya se ha visto, la mayor responsabilidad por la rendici¨®n de la libertad ante la seguridad y el dinero.
Siguiendo la estela de su anterior libro, Kampfner es especialmente ¨¢cido y cruel con su pa¨ªs, sometido desde 1997 a un recorte creciente de las libertades individuales y de la propia libertad de expresi¨®n a cargo de los gobiernos laboristas. Con Tony Blair el Reino Unido ha experimentado una regresi¨®n doble. Por una parte, en el control del ciudadano por el Gran Hermano gubernamental, a trav¨¦s de sistemas de video vigilancia y de control e interferencia de comunicaciones y en la ampliaci¨®n de los poderes para detener e internar a sospechosos por parte de la polic¨ªa. Por el otro, con el desarrollo de un sistema de penalizaci¨®n de la libre expresi¨®n mediante leyes anti difamaci¨®n, que llegan a limitar la libertad de cr¨ªtica y permiten el llamado ¡®libelo tur¨ªstico¡¯, consistente en admitir acciones legales contra textos y comunicaciones producidas en el extranjero pero difundidas en el Reino Unido, y que son de gran utilidad para dictadores y magnates corruptos de pa¨ªses terceros.
En efecto, el poder no se desplaza s¨®lo. Durante siglos, Occidente hab¨ªa exportado sus ideas y sus valores al resto del planeta. Tambi¨¦n su modelo de sociedad, en la que no se conceb¨ªa que democracia y prosperidad no anduvieran siempre de la mano. Ahora, por primera vez en la historia parece como si fuera un modelo de sociedad oriental el que se abre camino en todo el mundo y suscita la emulaci¨®n e incluso la admiraci¨®n en el resto del planeta. El ex ¡®ministro¡¯ de Exteriores europeo Javier Solana habla de ¡°la desoccidentalizaci¨®n del mundo¡±. Y el ex presidente Felipe Gonz¨¢lez, del peligro que significa ¡°la fascinaci¨®n por el mandarinato chino¡±.
Algunos datos permiten, sin embargo, discutir los or¨ªgenes e incluso el alcance del ¡®modelo asi¨¢tico¡¯. La gracia del pacto chino es precisamente que compromete tambi¨¦n a los socios occidentales de los chinos: mientras nos enriquezcamos, no vamos a criticarles. En su cap¨ªtulo sobre China, y tras una conversaci¨®n con dos empresarios, Kampfner hace una reflexi¨®n que permite comprender las responsabilidades occidentales: ¡°Quiz¨¢s no deber¨ªa sorprenderme. He tenido suficientes evidencias de la ¡®masa de MBAs¡¯ (Master on Businnes Administration) en Londres, Europa y Estados Unidos, gente de todas las nacionalidades, que durante dos d¨¦cadas se han definido a s¨ª mismos a trav¨¦s del poder global del dinero en vez de cualquier cuesti¨®n vinculada al compromiso pol¨ªtico o a la protesta¡±. Tony Judt ha hecho una reflexi¨®n similar en su libro p¨®stumo ¡®Algo va mal¡¯. A la fascinaci¨®n por el mandarinato chino la ha precedido una fascinaci¨®n masiva de las clases cultivadas occidentales por el dinero r¨¢pido y f¨¢cil y un abandono de las pasiones intelectuales y morales que las hab¨ªan ocupado en ¨¦pocas anteriores.
La historia ha hecho una finta perversa desde la desaparici¨®n del comunismo y la adopci¨®n del capitalismo por parte del mayor Partido Comunista del mundo que es el chino. La convergencia entre las dos ideolog¨ªas de la Guerra Fr¨ªa, capitalismo y socialismo, que ingenuamente profetizaron pol¨ªticos e intelectuales comunistas en los a?os 60 y 70 y lleg¨® a tomar forma en el eurocomunismo, con su utop¨ªa de un comunismo liberal, se est¨¢ produciendo al fin. Pero ahora es un avatar invertido en su jerarqu¨ªa moral gracias a esa transacci¨®n tan bien explicada por Kampfner, que nos da riqueza a cambio de libertad y nos propone un modelo de convergencia y s¨ªntesis de lo peor de los dos sistemas: la crueldad econ¨®mica del mercado desregulado y el despotismo del Estado totalitario.
(Esta es la segunda y ¨²ltima parte de la introducci¨®n que he escrito para la edici¨®n espa?ola del libro John Kampfner, que estar¨¢ en librer¨ªas en las pr¨®ximas semanas).
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