Las protestas en el mundo ¨¢rabe se contagian a Yemen
Miles de yemen¨ªes toman las calles de la capital en varias manifestaciones que piden el cambio de r¨¦gimen
Miles de yemen¨ªes se manifestaron ayer por las calles de San¨¢, la capital del pa¨ªs, exigiendo una mejora de sus condiciones de vida y el fin a los 32 a?os de presidencia de Ali Abdal¨¢ Saleh. Como en el caso de T¨²nez, que les ha servido de inspiraci¨®n, los yemen¨ªes se quejan de la carest¨ªa de los alimentos, de la corrupci¨®n y del nepotismo. Pero la fragilidad del Estado, con un movimiento separatista en el Sur, una insurrecci¨®n en el Norte y los tent¨¢culos de Al Qaeda aprovechando la ausencia del Gobierno central en la mayor parte del pa¨ªs; hace que Yemen corra el riesgo de convertirse en una nueva Somalia m¨¢s que en otro T¨²nez.
"La gente se manifiesta por la falta de trabajo y de justicia", explica Jaled desde San¨¢. "Adem¨¢s, cada d¨ªa hay m¨¢s v¨ªctimas tanto civiles como militares en el sur", a?ade este hombre que a pesar de su formaci¨®n universitaria lleva meses en el paro.
La oposici¨®n parlamentaria, que intenta capitalizar el efecto T¨²nez ante las elecciones del pr¨®ximo abril, convoc¨® cuatro manifestaciones en otros tantos puntos de la capital yemen¨ª con el fin de dividir a las fuerzas policiales. Desde el derrocamiento de Zine el Abidine Ben Ali (al que las protestas obligaron a abandonar T¨²nez y refugiarse en Arabia Saud¨ª), estudiantes y activistas han llevado a cabo numerosas protestas en diversas ciudades, pero la de ayer fue la m¨¢s concurrida y la que m¨¢s directamente cuestion¨® a Saleh, algo que hasta ahora pocos se atrev¨ªan a hacer en p¨²blico.
"S¨®lo aceptaremos que se vaya el presidente", declar¨® el diputado independiente Ahmed Hashid, citado por la agencia Reuters. A pesar del despliegue policial, no hay constancia de incidentes significativos.
Saleh, de 68 a?os, intentaba rebajar la tensi¨®n anunciando, el pasado domingo, un aumento de los salarios para todos los funcionarios y miembros de las Fuerzas de Seguridad. Tambi¨¦n ha negado que planee instalar a su hijo Ahmad en la presidencia, como denuncia la oposici¨®n. Este cabo que lleg¨® al poder en Yemen del Norte en 1978, logr¨® ser elegido presidente en 1999, tras la unificaci¨®n con el sur del pa¨ªs, y fue reelegido en 2006. Aunque su mandato concluye en 2013, una enmienda constitucional que actualmente debate el Parlamento contempla su elecci¨®n vitalicia.
As¨ª que los yemen¨ªes exhibieron este jueves pancartas en las que se le¨ªa "Ben Ali se fue despu¨¦s de 20 a?os, 30 a?os en Yemen, ya basta".
Pero m¨¢s all¨¢ de su apego al poder, lo que tiene a los yemen¨ªes indignados es la vergonzosa gesti¨®n de las finanzas p¨²blicas. Saleh utiliza el Gobierno para comprar lealtades en detrimento de un genuino desarrollo del pa¨ªs. Lo mismo sucede con la ayuda militar que EEUU le facilita para combatir a Al Qaeda, tal como revelaron los papeles del Departamento de Estado publicados por EL PA?S el pasado diciembre. Mientras, la mitad de sus 23 millones de habitantes vive por debajo de la l¨ªnea de pobreza (menos de dos d¨®lares al d¨ªa) y carece de instalaciones sanitarias; un tercio sufre hambre cr¨®nica.
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