Varios objetos de Tutankam¨®n resultaron da?ados en el ataque al Museo Egipcio
Zahi Hawass, responsable de antig¨¹edades de Egipto, asegura que las piezas podr¨¢n restaurarse. Tambi¨¦n se han producido robos en otros museos y almacenes del pa¨ªs
La colecci¨®n de objetos de la tumba de Tutankam¨®n, uno de los conjuntos m¨¢s asombrosos y valiosos del patrimonio cultural de la humanidad, result¨® afectada por el ataque al Museo Egipcio de El Cairo el pasado viernes . Una vitrina de las salas del primer piso donde se exhibe el contenido de la famosa tumba del joven rey fue abierta a golpes y su contenido roto y arrojado al suelo. Entre los objetos da?ados figura una estatuilla de madera de Tutankam¨®n encaramado a lomos de un leopardo negro. Zahi Hawass, responsable de antig¨¹edades de Egipto, ha afirmado que las piezas podr¨¢n ser restauradas.
Los asaltantes que consiguieron introducirse en el museo, muy pocos, diez, seg¨²n Hawass, a trav¨¦s de las escaleras de incendios en la parte posterior, recorrieron las salas de la primera planta rompiendo vitrinas y desbaratando vand¨¢licamente su contenido en su frustraci¨®n por no encontrar oro y joyas. Un conjunto de tropas de madera pintada de lanceros egipcios fue atacado y varias figuras acabaron en el suelo. Tambi¨¦n rompieron uno de los preciosos modelos de naves y un conjunto de vasos canopos, para guardar las v¨ªsceras del difunto. Hay que recordar que el museo exhibe solo una ¨ªnfima y seleccionad¨ªsima parte de su fondo de cerca de dos millones de objetos: cualquier pieza en exposici¨®n es de valor incalculable y su significado hist¨®rico es esencial. Hawass ha explicado que se han destrozado hasta 13 vitrinas de la galer¨ªa dedicada a la Baja ?poca y las piezas de dentro acabaron en al suelo.
Lo alarmente es que Hawass no haya dicho nada de las dos momias decapitadas y tronchadas. Es dif¨ªcil identificarlas en la foto realizada por AP. En las im¨¢genes tomadas por la televisi¨®n Al-Jazzera puede verse el ata¨²d de Tuya, la suegra de Amenofis III, y en el suelo el armaz¨®n de cart¨®n dorado que la cubr¨ªa. El equipo funerario y las momias de Tuya y su marido Yuya -cuyo hallazgo en la tumba KV 46 del Valle de los Reyes, es uno de los m¨¢s importantes de la egiptolog¨ªa-, es uno de los grandes tesoros del museo. Si las momias destruidas son las de Tuya y Yuya la p¨¦rdida es terrible: eran los abuelos de Akenat¨®n (d¨¦cimo fara¨®n de la dinast¨ªa XVIII de Egipto).
Los energ¨²menos que irrumpieron en el museo continuaron su salvaje visita subiendo las escaleras al primer piso en busca del oro y las joyas que no lograban hallar. Trataron de robar collares de fayenza pero el grueso cristal se les resisti¨®. En las salas de Tutankam¨®n no pudieron acceder al tesoro. Los asaltantes lo intentaron sin ¨¦xito en la n¨²mero 3 (con un cierre propio), donde se guardan las piezas de oro m¨¢s valiosas -los sarc¨®fagos, la m¨¢scara y la joyer¨ªa-, pero recorrieron las dem¨¢s. Parece un milagro que se limitaran a destrozar una vitrina, lo que ha dejado claro que los atacantes no eran especialistas. Cualquier objeto de los que se exponen procedentes de la tumba de Tutankam¨®n alcanzar¨ªa un precio exorbitante en el mercado de antig¨¹edades as¨ª que no se entiende que los arrojaran al suelo en vez de met¨¦rselos en los bolsillos. Seguramente los asaltantes no llegaron a m¨¢s debido a las prisas, el miedo y el hecho de que se les opusiera gente en el interior del museo -tres miembros de la polic¨ªa tur¨ªstica que lo custodia no pudieron abandonarlo a causa del toque de queda y trataron de defender las colecciones, seg¨²n ha contado el mismo Hawass, que ha asegurado tambi¨¦n que lograron salvar los tesoros de Tutankam¨®n-.
Otra circunstancia, risible si no fuera por lo dram¨¢tico del asunto, que preserv¨® las antig¨¹edades fue que parte de la gente que irrumpi¨® en la zona del museo desde la plaza Tahrir por el jard¨ªn se dedic¨® a saquear la tienda de recuerdos creyendo que ya estaba en el interior del propio museo. La falta de cultura preserva a veces la cultura. El propio Hawass acudi¨® por la ma?ana y relat¨® que entonces todav¨ªa hab¨ªa un asaltante dentro. El que al parecer han nombrado nuevo ministro de Cultura subray¨® en su testimonio que los maleantes fueron una minor¨ªa y record¨® que el pueblo egipcio "est¨¢ pidiendo libertad, no destrucci¨®n". Una frase curiosa para un afamado representante gubernamental.
Los asaltos patrimoniales no se limitaron al Museo Egipcio. Los hubo en los almacenes de Abusir y, sin confirmar, en Saqqara. En un centro del Sina¨ª donde se guardan objetos de museo de Port Said, denuncia Hawass, un grupo numeroso armado con pistolas y dotado de un cami¨®n entr¨® en los almacenes, abri¨® las cajas y se llev¨® objetos. Otros grupos trataron de entrar en el Museo Copto, el Museo de la Joyer¨ªa Real -cuyos empleados hab¨ªan escondido las valiosas colecciones-, el Museo Nacional de Alejandr¨ªa y el Museo del Palacio Manial, antigua residencia de Mohamed Al¨ª.
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