Los manifestantes exigen la dimisi¨®n inmediata de Mubarak
Miles de egipcios siguen en la plaza de la Liberaci¨®n despu¨¦s de que el presidente se haya negado a dimitir.- Anuncian nuevas marchas para el viernes
No hay nada peor para un ¨¢rabe que le tiren un zapato. Es un signo de repudio, de rechazo y de ignominia para el que lo recibe y la mayor demostraci¨®n de repulsa e indignaci¨®n para el que lo lanza. En la jornada de ayer se vieron muchos. La mayor¨ªa de la gente que sigue resistiendo en la plaza de la Liberaci¨®n de El Cairo ten¨ªa la esperanza de que el esperado discurso del presidente Mubarak respondiera a sus demandas. Pero han visto frustradas sus expectativas. En su mente un lema claro: "si Mubarak no se va nosotros tampoco". Muchos de los manifestantes se han entrado de la aparici¨®n de Mubarak en televisi¨®n nacional y del contenido de su discurso gracias a las llamadas que les han informado de las novedades. Y la reacci¨®n de las miles de personas que permanecen en la plaza ha sido la misma: no piensan moverse hasta que Mubarak se vaya del poder.
Para los presentes, su renuncia a no presentarse a las futuras elecciones no significa que vaya a abandonar el cargo que mantiene desde hace treinta a?os, por lo que persisten en la idea de permanecer en la plaza hasta que esto se produzca.
El rechazo al discurso de Mubarak no se hizo esperar, y las im¨¢genes de las cadenas de televisi¨®n mostraban la inmediata indignaci¨®n de los manifestantes, que respondieron al un¨ªsono con gritos de "fuera fuera". "No puedo ver a nadie en la plaza de la Liberaci¨®n que acepte que vaya a ser presidente otros ocho meses m¨¢s y que vaya a ser la persona en la que conf¨ªen para realizar una transici¨®n democr¨¢tica despu¨¦s de treinta a?os en el poder", ha dicho uno de los manifestantes a la agencia Reuters.
Una indignaci¨®n que no se ha limitado solo a El Cairo. Las protestas en Alejandr¨ªa se intensificaron, y las retransmisiones en directo mostraron choques entre algunos de los manifestantes y simpatizantes de Mubarak. Unos enfrentamientos en los que se llegaron a escuchar disparos, sin que se haya conocido alg¨²n herido, mientras un tanque del Ej¨¦rcito intentaba controlar la situaci¨®n.
Tal y como ya hab¨ªan anunciado a lo largo del d¨ªa de hoy, los egipcios tienen la intenci¨®n de salir de nuevo a las calles el pr¨®ximo viernes. El escenario de la nueva protesta va a cambiar: se va a trasladar de la plaza en la que el mundo ha puesto sus ojos durante la semana de protestas a las puertas del palacio presidencial Heliopolis, sede del Gobierno. Una nueva protesta con la que quieren ver la reacci¨®n que toma la guardia presidencial ante sus reivindicaciones.
La gente sigue aguantando en la plaza, tras ocho d¨ªas, con mantas, agua y zumos que les van dejando la gente m¨¢s adinerada. Y entre todos limpian los restos. En un ambulatorio cercano, el mayor n¨²mero de atendidos es por desfallecimiento debido al cansancio, la falta de agua y comida. Los residentes en El Cairo, no todos, han podido hacer un alto en su protesta e ir a descansar a sus hogares. Pero otros muchos provienen de otras ciudades del pa¨ªs, y ya son muchos d¨ªas sin descanso durmiendo a la intemperie.
Antes del discurso y de la indignaci¨®n, la plaza fue una fiesta llena de vida y de voces. M¨¢s de un mill¨®n. La concentraci¨®n super¨® con creces las expectativas de sus convocantes. Desde todas las calles se vertieron r¨ªos de manifestantes de todas las clases sociales.
La plaza se hab¨ªa llenado de familias y de j¨®venes deseosos de libertad. No importaron las dificultades en los accesos habilitados por los soldados que registraban e identificaban a cada ciudadano. Tampoco el calor o el toque de queda. Se comi¨® y se bebi¨®. Algunos rezaron. La mayor¨ªa, simplemente hablaron, rieron y gritaron consignas. Los egipcios han hecho de la plaza un hogar en el que caben todos y no piensan abandonarla hasta que hayan limpiado sus rincones hasta al ¨²ltimo miembro del r¨¦gimen de Hosni Mubarak.
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