EE UU, preocupado por la corrupci¨®n oficial en Argentina
M¨¢s de cien cables de la embajada americana alertan del fr¨¢gil sistema judicial y de la impunidad de quienes delinquen
El fen¨®meno de la corrupci¨®n oficial en Argentina preocupa a Estados Unidos, cuya embajada en Buenos Aires envi¨® al Departamento de Estado m¨¢s de cien despachos confidenciales, a lo largo de varios a?os, alertando sobre la fragilidad del sistema judicial en el pa¨ªs sudamericano y, consecuentemente, sobre la impunidad de quienes delinquen. Sin aut¨¦ntica voluntad pol¨ªtica para erradicarla, la corrupci¨®n es generalizada en la judicatura y la polic¨ªa, y alcanza a la pol¨ªtica, seg¨²n denuncia un informe enviado a Alberto. R. Gonzales, entonces Fiscal General de EE UU, poco antes de su viaje a Buenos Aires.
La mayor¨ªa de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina ocupan, con Venezuela a la cabeza, puestos lamentables en la clasificaci¨®n de Transparencia Internacional (TI), ya que la corrupci¨®n atraviesa los negocios y la pol¨ªtica, y las denuncias no resueltas sobre comisiones ilegales y sobornos son innumerables. Venezuela, Argentina, Paraguay, M¨¦xico Honduras, Ecuador o Bolivia figuran entre las naciones m¨¢s castigadas por la corrupci¨®n oficial y la impunidad.
La renuncia del fiscal argentino anticorrupci¨®n Manuel Garrido , en marzo de 2009, alegando la imposibilidad de cumplir con su trabajo, maniatado por restricciones normativas, fue recibida con desagrado por la legaci¨®n diplom¨¢tica norteamericana. La embajada hab¨ªa seguido atentamente las investigaciones de Garrido sobre el sospechoso incremento patrimonial del matrimonio Kirchner y de funcionarios del entorno presidencial. "Los recientes movimientos del gobierno argentino socavan la independencia y la eficacia de los organismos con jurisdicci¨®n sobre casos de corrupci¨®n", conden¨® la embajada.
A pesar de que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos dispone de una oficina anticorrupci¨®n, esta se ha centrado fundamentalmente en investigar los casos ocurridos durante las administraciones de Carlos M¨¦nem (1980-1999) y de Fernando de la R¨²a (1999-2003). "Pero apenas se ha ocupado de las acusaciones contra la Administraci¨®n Kirchner" , subrayan los funcionarios norteamericanos. Las apreciaciones sobre los Kirchner son imputables a todos los gobiernos argentinos, cuyos responsables ignoraron o minimizaron en su d¨ªa las denuncias en su contra.
La frustraci¨®n del juez Garrido, que despu¨¦s de m¨¢s de cien investigaciones no pudo lograr una sola condena, es entendible a tenor del promedio judicial argentino: desde 1986, ¨²nicamente se han registrado 50 sentencias condenatorias. La mayor¨ªa de las causas que llegan a los tribunales acaban extingui¨¦ndose puesto que los procesos se eternizan una media de 14 a?os, seg¨²n el Centro para el Estudio y la Prevenci¨®n de los Delitos Econ¨®micos. Solo 15 de cada 750 acaban en el procesamiento de los denunciados. Casi todo est¨¢ bajo sospecha en los cables de la embajada: desde el v¨¦rtice del Estado hasta el funcionario, el comandante de provincias o el polic¨ªa de comisar¨ªa enlodado con la prostituci¨®n y el tr¨¢fico ilegal.
Investigaci¨®n de comisiones
El formato del fen¨®meno es variado. El ex Ombudsman, Eduardo Mondino, confes¨® al entonces embajador, Anthony Wayne, que investigaba denuncias sobre "la sistem¨¢tica comisi¨®n del 15% cargada por el gobierno argentino a todos los contratos privados con un tercer pa¨ªs" . La oficina de Mondino trataba de determinar si se trataba de soborno o de malversaci¨®n, y si el dinero obtenido fue depositado en un banco de Estados Unidos. El embajador prometi¨® ayudar con cautela dado lo "delicado" del asunto.
Un cable implic¨®, de nuevo, al ministro de Planificaci¨®n, Julio De Vido, en un caso de cohecho: el consejero delegado de una empresa alemana se quej¨® ante el ministro de que uno de sus ayudantes le hab¨ªa pedido dinero. "De Vido no tuvo inter¨¦s en conocer el nombre del funcionario que ofendi¨® (al consejero delegado) y en cambio le recomend¨® que grabara y filmara la pr¨®xima solicitud de soborno".
Los episodios vividos por empresarios y banqueros de diferentes nacionalidades podr¨ªan certificar la veracidad del contenido de las denuncias recogidas por la embajada norteamericana. Un banquero espa?ol escuch¨® una y otra vez en Buenos Aires, al principio con incredulidad, que deb¨ªa contactar con el denominado "grupo K" para solucionar sus problemas. La conclusi¨®n del diputado conservador Federico Pinedo fue que las relaciones con N¨¦stor Kirchner (fallecido el pasado a?o) "son m¨¢s importantes que las instituciones". Las declaraciones fueron efectuadas a ra¨ªz del esc¨¢ndalo por presunta corrupci¨®n en el manejo de fondos p¨²blicos que golpe¨® directamente al jefe del Ej¨¦rcito, general Roberto Bendini, en 2008.
Corrupci¨®n entre militares
La embajada alude tambi¨¦n de la corrupci¨®n entre los militares , cuyas consecuencias rara vez son penales. "Los esc¨¢ndalos por corrupci¨®n en Argentina comienzan con mucho ruido para disiparse despu¨¦s en el olvido, debido a la parsimonia de las "investigaciones" y el interminable peloteo judicial a los que son sometidos", resume un despacho, que cita la debilidad de la arquitectura anticorrupci¨®n nacional como fundamento de todos los males.
Otro informe recoge otra forma de corrupci¨®n: la captaci¨®n pol¨ªtica de los jueces con causas importantes a su cargo . Los magistrados, si aceptan, deben abandonar esas causas o paralizarlas, el objetivo pretendido por quienes les ofrecieron espacio en su listas electorales. La envergadura del problema es enorme: los argentinos sacaron del pa¨ªs en torno a los 130.000 millones de d¨®lares, la mayor¨ªa procedentes de la evasi¨®n fiscal y la corrupci¨®n pol¨ªtica. Para tratar de lograr su regreso, el gobierno aprob¨® una ley de amnist¨ªa impositiva, sobre cuyos resultados y verdaderas intenciones aun existen recelos.
Dos abogados consultados por la embajada norteamericana coincidieron en que el gobierno de Kirchner presion¨® tanto para que aprobara esa ley, pese a las dudas sobre su efectividad, para "permitir a funcionarios del gobierno y sus c¨®mplices en el sector privado blanquear el efectivo procedentes de las comisiones, sobornos y otras formas de corrupci¨®n oficial, y legitimar negocios turbios, por ejemplo el juego".
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