Fiesta en el exilio radical cubano
Gran sorpresa por la absoluci¨®n del anticastrista Posada Carriles, de 83 a?os, que ha provocado malestar en Estados Unidos, Venezuela y Cuba
Gran sorpresa. Luis Posada Carriles, h¨¦roe anticastrista para unos, asesino terrorista para otros, y personaje sospechoso para el resto, fue absuelto por la v¨ªa r¨¢pida tras su ¨²ltima estancia de tres meses en el banquillo de El Paso (Texas). Despu¨¦s de casi seis a?os de juicios y apelaciones, fue un aut¨¦ntico K.O. del jurado popular a las acusaciones finales de la fiscal¨ªa. Se esperaban d¨ªas de deliberaciones, pero no fue as¨ª. Siete mujeres y cinco hombres decidieron en menos de tres horas la inocencia del viejo luchador anticastrista cubano, y tambi¨¦n nacionalizado venezolano, de 83 a?os, de los 11 cargos de perjurio, obstrucci¨®n a la justicia y fraude migratorio que se le imputaron. Durante la vista planearon siempre sobre ¨¦l, pero no se juzgaron, las acusaciones de terrorismo que le acompa?an como una sombra siniestra y que ni siquiera muchos cubanos exiliados le perdonan. Posada s¨®lo convence al exilio m¨¢s intransigente, que celebr¨® con j¨²bilo su absoluci¨®n como una derrota del castrismo. Toda una fiesta para el exilio radical.
Curiosamente, el fallo disgust¨®, unidos, a Cuba, a Venezuela y a Estados Unidos, cuyo Departamento de Justicia se mostr¨® especialmente interesado en procesar al hombre que lleg¨® a alistarse en su ej¨¦rcito y a trabajar para la CIA. De haber sido hallado culpable habr¨ªa podido ser condenado hasta a ocho a?os de prisi¨®n. La fiscal¨ªa tiene previsto apelar la sentencia. La sorpresa fue tambi¨¦n porque no se le encontr¨® culpable, al menos, en alguno de los cargos.
Hace dos a?os, Arturo Hern¨¢ndez, el abogado de Posada, declar¨®: "Esto ya no es un caso contra ¨¦l como individuo. Se ha convertido en mucho m¨¢s. Es la primera vez que un pa¨ªs como Estados Unidos, sin relaciones diplom¨¢ticas con Cuba en 50 a?os, va a colaborar con evidencias que vienen de all¨ª para acusar a un hombre de 81 a?os, que sirvi¨® en las Fuerzas Armadas norteamericanas". Hern¨¢ndez, ahora, tras la absoluci¨®n de su cliente, calific¨® el fallo de triunfo hist¨®rico para el exilio cubano y para la independencia judicial, algo que, dijo, "no existe en Cuba". Emocionado, agradeci¨® al exilio su apoyo, pues incluso se efectuaron colectas para recaudar dinero dado lo costoso del proceso. Hern¨¢ndez se mostr¨® exultante, como el capit¨¢n de un equipo modesto que gana un torneo contra todos los pron¨®sticos frente a rivales mucho m¨¢s grandes.
Posada, al que en su larga lucha anticastrista se han atribuido m¨¢s de 50 atentados, gan¨® su primera batalla del largo proceso el 8 de mayo de 2007 en el mismo tribunal de El Paso. La juez Kathleen Cardone que firm¨® ahora su absoluci¨®n anul¨® entonces la vista. Censur¨® duramente al gobierno por "equivocar al acusado a prop¨®sito, con fraude, enga?os y trucos" en las entrevistas migratoria y de ciudadan¨ªa de 2005, fuentes de toda la causa. El militante anticastrista tuvo que pasar ya dos a?os en la c¨¢rcel. Los fiscales, sin embargo, apelaron su decisi¨®n y la ganaron finalmente en la corte de Atlanta y en el Tribunal Supremo (en total, ha habido seis apelaciones).
El caso fue devuelto a Cardone, pero con m¨¢s cargos. El regreso de Posada a Miami, donde reside con su familia, a¨²n no fue definitivo. Y peligr¨® a¨²n m¨¢s, pues tendr¨ªa que responder en el nuevo juicio no s¨®lo al fraude migratorio. La maquinaria del Departamento de Justicia apret¨® las tuercas. Se le acus¨® de mentir en las entrevistas sobre su participaci¨®n en los atentados con bombas el 4 de septiembre de 1997 en La Habana en los que muri¨® un turista italiano. Agentes del FBI viajaron incluso a Cuba en busca de m¨¢s pruebas que las existentes ya en un tribunal de New Jersey sobre varios inductores de los hechos, inclu¨ªdo Posada. Empez¨® as¨ª una colaboraci¨®n ins¨®lita entre Washington y La Habana que acab¨® incluso con la declaraci¨®n en el juicio de testigos llegados de la isla. Tras el fallo, sin embargo, la reacci¨®n cubana ha sido muy cr¨ªtica con la justicia estadounidense. Tambi¨¦n la venezolana, como la censura el abogado del gobierno de Chavez, Jos¨¦ Pertierra. "A Posada se le ha juzgado como un simple mentiroso cuando ha asesinado a decenas de personas", dijo.
El anticastrista siempre ha estado en el filo de la navaja. En el juicio testificaron ya obligatoriamente periodistas que le entrevistaron y volvieron a repetirse las dudas sobre su participaci¨®n en los atentados. Por errores de traducci¨®n, por matices de lo que quiso decir con sus palabras o incluso de comprensi¨®n al expresarse, pues ¨¦l mismo sufri¨® un atentado con bomba en Guatemala, en 1990, que le destroz¨® la cara y le impide hablar con claridad. Lo m¨¢s que ha llegado a admitir es que siempre luch¨® por acabar con la tiran¨ªa de los Castro y que apoy¨® a los que lo intentaron, pero neg¨® su autor¨ªa. Y no s¨®lo de los atentados de 1997, sino del m¨¢s salvaje de 1976 cuando una bomba colocada en un avi¨®n de Cubana de Aviaci¨®n explot¨® en pleno vuelo cerca de Barbados, tras salir de Venezuela con destino a La Habana y murieron 73 personas. Posada huy¨® de la c¨¢rcel venezolana en la que estaba preso antes de ser juzgado. Su capacidad de escabullirse ha sido siempre notable. En el a?o 2000 fue detenido en Panam¨¢ por intentar atentar contra Fidel Castro y condenado. Pero le indult¨® la presidenta Mireia Moscoso antes de dejar el cargo. A?os despu¨¦s se depuraron responsabilidades de distintos funcionarios y polic¨ªas por corrupci¨®n en el caso.
Posada, sin embargo, descart¨® ya cualquier acci¨®n violenta en los ¨²ltimos a?os, aunque su radicalidad siga inamovible. "No es el tiempo de eso," lleg¨® a decir en 2007. Y lo ha repetido ahora. "La lucha ha cambiado, pero sigue siendo la lucha", coment¨® tras el juicio.
Hern¨¢ndez, seg¨²n otros abogados y analistas, acert¨® plenamente en su defensa dirigida fundamentalmente a minar la credibilidad de los testigos de la fiscal¨ªa. Especialmente los enviados por Cuba. Por ejemplo, para contrarrestar las declaraciones de Roberto Hern¨¢ndez Caballero, teniente coronel del Ministerio del Interior cubano, investigador de los atentados de 1997, present¨® a Roberto Hern¨¢ndez del Llano, uno de los muchos ex agentes de la Seguridad del Estado huidos de la isla. ?l desert¨® en 2007 y afirm¨® que hab¨ªa sido torturado por su tocayo.
El abogado Arturo Hern¨¢ndez, h¨¢bilmente, hizo juegos malabares para defender a su cliente, que seg¨²n todos los testigos mantuvo durante el juicio una firmeza sorprendente para su edad. El letrado parece que convenci¨® plenamente al jurado de que la fiscal¨ªa hab¨ªa montado un enorme entramado y ejercido un aut¨¦ntico abuso de poder para hundir a un pobre "viejito" "s¨®lo" por mentir. A Posada no se le juzg¨® por sus supuestas implicaciones terroristas, algo que no queda descartado para el futuro seg¨²n lo que todav¨ªa se pueda sustanciar en New Jersey. Hern¨¢ndez incluso pidi¨®: "Ya es hora de que le dejen en paz".
En todo caso, Posada tampoco queda en libertad absoluta. Aparte de un posible recurso de la fiscal¨ªa, pende sobre ¨¦l una orden de deportaci¨®n por su entrada ilegal en el pa¨ªs. Dicha orden, sin embargo, como la de tantos cubanos exiliados deportables, apenas se ejecuta y menos a¨²n en casos como el suyo que podr¨ªan suponer un riesgo para el deportado. Sucede lo mismo con la reiterada petici¨®n de extradici¨®n hecha por Venezuela.
De momento, mientras saborea la victoria en su ya larga marcha, s¨®lo deber¨¢ presentarse cada cierto tiempo ante las autoridades migratorias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.