El nuevo equipo de seguridad de Obama aborda una profunda revisi¨®n del poder militar de EE UU
Obama anuncia los nombramientos de Leon Panetta y el general David Petraeus como nuevos secretarios de Defensa y director de la CIA
Barack Obama ha anunciado los nombramientos de Leon Panetta y el general David Petraeus como nuevos secretarios de Defensa y director de la CIA, respectivamente, con la misi¨®n, seg¨²n dijo, de mantener a EE UU seguro en un momento de enormes desaf¨ªos mundiales y de afrontar las reformas que son precisas para adaptarse a un diferente panorama internacional. Tanto el Pent¨¢gono como la CIA, que nunca han trabajado tan unidas como ahora, tendr¨¢n que combinar su dif¨ªcil labor actual en Afganist¨¢n o Pakist¨¢n con la modernizaci¨®n de sus estructuras para responder a nuevas amenazas.
Obama ha informado que Petraeus, el militar m¨¢s prestigioso de los ¨²ltimos a?os, colgar¨¢ su uniforme antes de asumir su cargo en la CIA. Ser¨¢ sustituido como jefe de las operaciones en Afganist¨¢n por el general John Allen. Ryan Crocker, del que se recuerda su ¨¦xito como embajador en Irak, ser¨¢ el pr¨®ximo embajador en Kabul. Todos han estado junto a Obama en una ceremonia que, aunque no anuncia cambios significativos de pol¨ªtica, s¨ª abre una nueva era.
Leon Panetta, un veterano de 72 a?os con larga experiencia en la Administraci¨®n, llega al Pent¨¢gono en un momento de remodelaci¨®n de las fuerzas armadas norteamericanas atendiendo a una nueva realidad econ¨®mica y estrat¨¦gica. Su misi¨®n principal ser¨¢ reducir gastos y reconsiderar prioridades.
La Casa Blanca ha propuesto un recorte de 78.000 millones de d¨®lares en los gastos militares en sus presupuestos para el pr¨®ximo a?os fiscal. La iniciativa del presidente para la reducci¨®n del d¨¦ficit incluye un ahorro extra de 400.000 millones de d¨®lares en el Pent¨¢gono en la pr¨®xima d¨¦cada.
Aunque Obama ha asegurado que ese recorte se llevar¨¢ a cabo "sin poner en riesgo nuestra capacidad para defender nuestra naci¨®n y los intereses de EE UU en todo el mundo", es inevitable que una reducci¨®n de gastos exija una serie de renuncias. Parte del ahorro proceder¨¢ de la eliminaci¨®n de programas de armamentos que no se consideran acordes con las actuales necesidades militares. Pero eso no ser¨¢ suficiente.
El propio presidente ha admitido en un discurso el pasado d¨ªa 13 que ser¨¢ preciso "proceder a una revisi¨®n fundamental de las misiones de EE UU, sus capacidades y su papel en un mundo en cambio". El todav¨ªa secretario de Defensa, Robert Gates, un hombre que se ha caracterizado durante toda su gesti¨®n por hablar claro, ha sido a¨²n m¨¢s rotundo: "El secretario ha dejado claro que no se pueden conseguir nuevos recortes en los gastos de defensa sin reducir la estructura de las fuerzas y las capacidades militares", aseguraba una nota del Pent¨¢gono emitida un d¨ªa despu¨¦s de la intervenci¨®n de Obama.
La salida de Irak, a final de este a?o, y la reducci¨®n del n¨²mero de tropas en Afganist¨¢n, a partir de julio, deber¨ªan ayudar a aliviar el presupuesto militar. Pero un nuevo equilibrio se est¨¢ generando en Oriente Pr¨®ximo -entre otras cosas, una conflictiva situaci¨®n en el Golfo que exige una mayor atenci¨®n al papel que puede jugar Ir¨¢n- que puede obligar a nuevas inversiones,
En todo caso, Obama ha insistido en varias ocasiones en que EE UU no puede seguir siendo el polic¨ªa del mundo, y que es necesario habituarse al hecho de que este pa¨ªs no puede intervenir militarmente cada vez que una circunstancia de car¨¢cter humanitario lo recomiende. El ¨²ltimo ejemplo es Libia. La Administraci¨®n norteamericana ha entendido desde el primer d¨ªa esa crisis como un asunto de especial inter¨¦s para Europa y ha dejado que sean los pa¨ªses europeos los que asuman el protagonismo militar en la OTAN.
A continuaci¨®n pueden venir escenarios m¨¢s complejos, como Asia y Europa. En el extremo de lo absurdo, Sarah Palin ha llegado a proponer pasar la factura a Irak por los gastos de la invasi¨®n que permiti¨® 'liberarlos' de Sadam Hussein. Pero otras voces m¨¢s autorizadas han hablado en los ¨²ltimos d¨ªas de que pa¨ªses poderosos, como Jap¨®n, Corea del Sur y otros tigres asi¨¢ticos, paguen por la labor de protecci¨®n que la flota norteamericana les presta.
M¨¢s que soluciones, esas propuestas son la prueba de que Estados Unidos se siente econ¨®micamente acuciado a replantear su presencia militar en el resto del mundo. Probablemente, ser¨¢ inevitable cerrar bases, reducir las dotaciones de las flotas y limitar el despliegue de tropas. Los republicanos no aceptan, por ahora, esos recortes como parte del esfuerzo imprescindible para reducir el d¨¦ficit p¨²blico y la deuda. Pero la fuerza de la realidad, en una econom¨ªa que solo crece al 1,8%, puede acabar imponi¨¦ndose tambi¨¦n a su voluntad pol¨ªtica. En ese sentido, va a ser muy interesante el debate en el Senado para la ratificaci¨®n de Panetta y Petraeus.
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