La caza del hombre
Quienes son y c¨®mo operan los miembros de los equipos de operaciones especiales, guerreros del siglo XXI con licencia para matar
En el cuartel general de ISAF en Kabul, la fortificada base militar desde la que el general David Petraeus dirige las operaciones de los m¨¢s de 100.000 soldados de la coalici¨®n de 20 pa¨ªses que combate a los talib¨¢n en Afganist¨¢n, en cuanto cae la noche sorprende la presencia de un grupo de civiles armados hasta los dientes y parapetados tras gafas oscuras. Se mueven con arrogancia. Van tatuados. Varios llevan vaqueros y camisetas. Algunos lucen pobladas barbas estilo talib¨¢n. Varios, kufiyas palestinas. Uno va tocado con un gorro tribal past¨²n. Otro lleva el t¨ªpico pantal¨®n y camisa afganos, el salwar qameez, bajo el que sobresalen un par de armas autom¨¢ticas.
Forman parte de un equipo de operaciones especiales del ej¨¦rcito estadounidense y la CIA. Se introducen en silencio en todoterrenos sin matr¨ªcula dotados de sofisticados sistemas de guerra electr¨®nica y se pierden en direcci¨®n a las monta?as. En este Cuartel General de la Coalici¨®n les denominan cazadores de cabelleras. Una veintena de ellos a punto estuvo de capturar a Bin Laden en diciembre de 2001 en las monta?as de Tora Bora. Se les escap¨® por horas. Dos a?os m¨¢s tarde, uno de sus equipos detuvo a Sadam Hussein cerca de Tikrit, su ciudad natal. A¨²n tardar¨ªan ocho a?os m¨¢s en acabar con el l¨ªder de Al Qaeda. La noche del domingo lo consiguieron. ?Qui¨¦nes son estos guerreros del siglo XXI con licencia para matar?
Madrugada del 25 de abril de 1980 en un lugar indeterminado del desierto iran¨ª. Una columna de fuego se eleva al cielo. Se escuchan varias explosiones. Las llamas del queroseno consumen un helic¨®ptero RH-53s del cuerpo de Marines y un avi¨®n de transporte H¨¦rcules EC-130. Hay ocho comandos carbonizados. Otros trece soldados de elite sufren graves quemaduras. Imposible llegar a Teher¨¢n. Hay que abortar la operaci¨®n. A la carrera, los supervivientes ocupan el otro avi¨®n H¨¦rcules y escapan. Esa misma noche, la red de espionaje estadounidense en Ir¨¢n ser¨¢ desarticulada. Y los rehenes del Ayatol¨¢ Jomeini, dispersados por todo el pa¨ªs.
La ca¨ªda de Carter y el ascenso de Reagan
Este fracaso de las fuerzas especiales le costar¨¢ a Carter su reelecci¨®n a la presidencia en diciembre de ese a?o. Y provocar¨¢ la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca. Uno de los oficiales que dirigi¨® la fracasada operaci¨®n para liberar a los americanos secuestrados en su embajada en Teher¨¢n, el entonces comandante Peter J. Schoomaker, pens¨® que tras aquel enorme fiasco ni los cuerpos de operaciones especiales ni su propia carrera podr¨ªan superar la tragedia que se desarrollaba ante sus ojos. A la larga, este comandante de infanter¨ªa ser¨ªa el gran impulsor de las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos. Ten¨ªa claro que iban a ser el ej¨¦rcito del futuro.
Todo una generaci¨®n de j¨®venes de oficiales del ej¨¦rcito americano, Stirling, Beckwith, Shelton, Schoomaker, aprender¨ªan las acciones de los guerrilleros y los terroristas. Pocos, bien entrenados y con un equipamiento de ciencia ficci¨®n, estos oficiales estaban destinados a convertirse en m¨¢quinas de matar destinadas a las nuevas guerras irregulares. El conflicto mundial contra el terrorismo, surgido tras los atentados del 11-S, ser¨ªa su consagraci¨®n.
Un manual confidencial del Departamento de Defensa americano define las operaciones especiales como "aquellas llevadas a cabo con medios militares no convencionales con el fin de conseguir objetivos pol¨ªticos, econ¨®micos o psicol¨®gicos en terreno hostil. Se pueden realizar en guerra o fuera de ella. Para su ¨¦xito requieren clandestinidad, encubrimiento o baja visibilidad. Difieren de las operaciones convencionales en el grado de riesgo f¨ªsico y pol¨ªtico que entra?an, en la forma de operar, en la independencia del soldado respecto a los apoyos cl¨¢sicos y su mayor dependencia respecto a las fuentes de inteligencia y las fuerzas ind¨ªgenas emplazadas tras las l¨ªneas enemigas".
Para llevarla a la pr¨¢ctica, Estados Unidos cuenta con un completo elenco de Rangers, Boinas Verdes, Delta Force, Seal de la Armada y los pilotos m¨¢s avezados en vuelo sin visibilidad. Treinta mil hombres. Veinte mil m¨¢s en la reserva. Dirigidos desde el Mando de Operaciones Especiales Conjuntas situado en Fort Bragg. Buceadores y paracaidistas. M¨¦dicos de campa?a. Un presupuesto secreto que se calcula en m¨¢s de 5.000 millones de euros al a?o. Equipos militares a medida. Aviones y helic¨®pteros capaces de volar a baja altura evitando el barrido de los radares; con ca?ones mort¨ªferos, blindajes impenetrables y dep¨®sitos de combustible de emergencia. Lanchas ultraligeras que alcanzan los 50 nudos. Las mejores gafas de visi¨®n nocturna; equipos port¨¢tiles de transmisi¨®n y cifrado dotados con Internet. Absoluta confidencialidad sobre sus adquisiciones. Efectivos desplegados en todo el mundo con pasaporte diplom¨¢tico. Entrenamiento a fuerzas armadas en 90 pa¨ªses. Reconocimiento tras las l¨ªneas enemigas. Se?alizaci¨®n de objetivos con l¨¢ser para que sean destruidos por la aviaci¨®n sin producir efectos colaterales. Localizaci¨®n y destrucci¨®n de armas nucleares, biol¨®gicas y qu¨ªmicas. Eliminaci¨®n de terroristas. Actuaciones encubiertas (en las que nunca se debe saber el promotor) en colaboraci¨®n con la CIA. Y cualquier operaci¨®n militar por peligrosa y descabellada que pueda parecer.
La punta de lanza de los ej¨¦rcitos
Las fuerzas de operaciones especiales son la punta de lanza de las nuevas misiones de los ej¨¦rcitos actuales. Luchar contra la droga en Latinoam¨¦rica. Destruir plataformas de misiles Scud en Irak. Asesinar al narco colombiano Pablo Escobar. Acabar con el dictador Raoul Cedr¨¢s en Hait¨ª. Atrapar criminales de guerra en Bosnia. Capturar a Sadam Hussein. Matar a Bin Laden. Para un teniente general espa?ol especialista en operaciones especiales: "Unidades para hacer todo lo que no puedes hacer con una unidad convencional. Un comando tiene autonom¨ªa absoluta. La propia del soldado que pasa semanas en territorio enemigo lejos de la cadena de mando. Sin ¨®rdenes. Sin reglamentos. Utilizan m¨¦todos de ataque similares a los de los terroristas. Y tienen esa capacidad de minar la moral de sus v¨ªctimas. ?se es su poder"
Soldados autosuficientes. La organizaci¨®n b¨¢sica de los boinas verdes americanos son los A-Team: grupos de 12 hombres en los que cada uno de sus miembros cumple una misi¨®n concreta: armas, comunicaciones, explosivos, sanidad. Cada puesto est¨¢ duplicado ante posibles bajas en campa?a. Sus operaciones duran entre tres d¨ªas y tres meses y exigen una profunda inmersi¨®n en territorio enemigo. Una vez localizado el objetivo y ejecutada la acci¨®n, la cuesti¨®n es escapar. Se suele llevar a cabo mediante helic¨®pteros r¨¢pidos y fuertemente armados.
Sus grandes rivales, los Seal de la Armada, creados por John F. Kennedy en 1963, est¨¢n destinados a objetivos m¨¢s r¨¢pidos. M¨¢s cercanos a las operaciones antiterroristas. Sus misiones duran de tres horas a tres d¨ªas y la infiltraci¨®n de sus pelotones de 16 soldados suele hacerse desde el mar. Su composici¨®n es secreta. Alrededor de 2.000 hombres que habr¨ªan actuado en Vietnam Granada, golfo P¨¦rsico, Panam¨¢, Hait¨ª, Bosnia, Mogadiscio, Somalia, Irak y Afganist¨¢n.
Peter J. Schoomaker, que llegar¨ªa a dirigir como general de tres estrellas el Comando Conjunto de Operaciones especiales entre 1994 y 1996, relatar¨ªa en aquellos a?os su experiencia como comando novato en la tragedia para liberar a los rehenes en Ir¨¢n: "Esa noche aprend¨ª que en operaciones especiales debes ser capaz de hacer lo que dices que sabes hacer. Ni m¨¢s ni menos. En un momento de crisis, si has mentido, todo se puede venir abajo. Siempre he desconfiado de los machos. Aquellos pilotos que dec¨ªan que eran los mejores volando de noche y resulta que s¨®lo hab¨ªan entrenado 15 horas al a?o. La jodida diferencia es que hoy tengo gente con 4.000 horas de vuelos con gafas de visi¨®n nocturna; y aparatos especializados en volar por la noche; y un programa de entrenamiento; y los medios para llevarlo a cabo. Es imposible fabricar comandos en masa. Cada soldado es ¨²nico e irremplazable. Es demasiado caro en tiempo y dinero educar a un profesional de operaciones especiales".
En Estados Unidos, la formaci¨®n de las fuerzas especiales de cada Ej¨¦rcito se lleva a cabo en una base militar distinta. Los Rangers, Boinas Verdes y Delta Force, en Fort Bragg. Un micromundo cuartelero polvoriento a las afueras de Fayetteville (Carolina del Norte). Miles de hect¨¢reas. Escasa vegetaci¨®n. Tr¨¢fago de helic¨®pteros. Todo tipo de instalaciones militares, incluyendo el impenetrable acuartelamiento de Delta Force, rodeado de dos barreras de alambre de espino. Sin olvidar la universidad de las Operaciones especiales: la Escuela JFK de Guerra Especial, en la que se entrenan cada a?o 10.000 alumnos de todo el mundo. Por ella han pasado los profesionales de la Contra nicarag¨¹ense y fuerzas paramilitares de toda Latinoam¨¦rica e, incluso, oficiales espa?oles. En Fayetteville viven tantos antiguos veteranos de Vietnam que la llaman fayettenam. Es el gran templo de las operaciones especiales. "Testosterona en bruto", seg¨²n la definici¨®n del periodista Tom Wolfe.
Seis meses de entrenamiento
Los comandos del Ej¨¦rcito del Aire son adiestrados en Hulburt Field (Florida); los Seal de la Marina, en la Base Naval Coronado (California). Entrenan seis meses en condiciones de dureza extrema. El adiestramiento de sus oficiales dura un a?o. Los aspirantes son sumergidos en agua helada hasta la hipotermia; arrastran lanchas de goma entre los rompeolas; sufren interrogatorios al borde la tortura, y llegan a ser disparados desde los lanzatorpedos de un submarino: una experiencia no apta para personas con claustrofobia perfecta para que los comandos alcancen por mar las l¨ªneas enemigas. Otra de sus habilidades es la infiltraci¨®n con paraca¨ªdas HALO (high altitude, low opening). Saltos a 8.000 metros con ca¨ªda libre hasta los 600 metros del suelo para no ser detectados, que se realizan con botellas de ox¨ªgeno y que en ocasiones acaban con la rotura del paraca¨ªdas y la muerte del comando.
?Cu¨¢l es el fin de tanto entrenamiento? Seg¨²n un ex coronel de operaciones especiales espa?ol y ex agente del CNI: "Que adquieran fuerza y estabilidad emocional. Tan importante es lo uno como lo otro. Que piensen; que analicen. Que tengan disciplina y madurez. Que tomen decisiones sobre la marcha. No queremos un superman que se l¨ªe a bofetadas en un bar. Lo que buscamos es un soldado que piense que en ese bar puede tener problemas y le conviene no entrar. Esa es la clave. Un comando no est¨¢ para enfrentarse con nadie. Tiene que infiltrarse, actuar y huir. Como dec¨ªa Mao (junto a Che Guevara, el gran maestro de la guerrilla), la huida es parte de su estrategia. Su actividad es dispersa y descentralizada. Tiene que explotar las vulnerabilidades del enemigo. Y rehuir el combate porque est¨¢ en inferioridad de condiciones". ?Cu¨¢les son las condiciones para que una operaci¨®n tenga ¨¦xito? Seg¨²n un suboficial de operaciones especiales de Infanter¨ªa de Marina: "Simplicidad, seguridad, sorpresa, rapidez y un prop¨®sito claro".
Dentro de la primera guerra irregular de la historia las fuerzas especiales parten con ventaja. Son la herramienta para las operaciones militares del futuro. Como se ha demostrado con la eliminaci¨®n de Bin Laden sin sufrir ninguna baja. Un general sovi¨¦tico que luch¨® en Vietnam contra los americanos lo explica en pocas palabras: "En una guerra irregular, el ej¨¦rcito convencional si no gana, pierde. En cambio, el comando de operaciones especiales, el aut¨¦ntico guerrillero, si no pierde, gana".
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