El Tribunal Penal Internacional para Ruanda condena a la primera mujer por genocidio
La ex ministra de la Familia, Pauline Nyiramasuhuko, y su hijo, de etnia hutu, alentaron la matanza de civiles tutsis en el pa¨ªs africano
El Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR), con sede en Arusha (Tanzania), ha dictado la primera sentencia por genocidio contra una mujer. Se trata de Pauline Nyiramasuhuko, de 65 a?os y antigua ministra ruandesa de la Mujer y la Familia, que ha sido condenada a cadena perpetua. La procesada es de etnia hutu, mayoritaria en el pa¨ªs africano, y los jueces han fallado que organiz¨® el secuestro y violaci¨®n de mujeres y ni?as tutsi, la comunidad minoritaria. Ayudada por su hijo, Arsene Shalom Ntahobaki, que recibe la misma pena, tambi¨¦n orden¨® el asesinato de civiles tutsi en su ciudad, Butare, al sur de Ruanda. En 1994, el intento de "exterminio de la poblaci¨®n tutsi por parte del Gobierno hutu, dej¨® al menos 800.000 muertos. Naciones Unidas calcula que ello supone el 11% del total de la poblaci¨®n. La tragedia se desat¨® ante la pasividad de la comunidad internacional, m¨¢s preocupada por mantener su influencia en ?frica que por evitarla.
Seg¨²n el TPIR, las milicias hutu, que la procesada contribuy¨® a crear desde el Gobierno, deb¨ªan impedir nacimientos dentro del grupo tutsi. En un pa¨ªs donde la pertenencia a una etnia est¨¢ ligada al linaje paterno, forzar a una mujer y dejarla embarazada equivale a destruir a la comunidad atacada. Las supervivientes de las masacres y violaciones recordaron ante los jueces momentos dantescos. Cuando las que eran ya madres ped¨ªan clemencia, "eran degolladas sin miramientos", rezan sus testimonios. Otro pasaje cita la respuesta dada por los milicianos que sal¨ªan a violar: "Lo hacemos en nombre de Nyiramasuhuko. Es nuestro premio por poner en su lugar a las mujeres (tutsi) que nos miran con desprecio", dec¨ªan.
Tambi¨¦n se ha recogido en el juicio un episodio sobre la presencia de la acusada en un puesto de la Cruz Roja y la cat¨¢strofe posterior. Se trataba de repartir comida, y los refugiados tutsi acudieron a cientos. Una vez all¨ª, los hombres fueron separados de las mujeres. Ellos perecieron ametrallados. Ellas fueron violadas antes de morir. La fiscal¨ªa de Tribunal subray¨® el hecho de que la procesada y su hijo, "forzaran a sus v¨ªctimas a desnudarse antes de meterlos en camiones para darles muerte". La ex ministra huy¨® a Congo tras el genocidio y trabaj¨® como asistente social con los refugiados. En 1997 fue arrestada en Kenia. Siempre ha negado los hechos.
El caso de Nyiramasuhuko ilustra dos aspectos se?alados de la justicia internacional. Por un lado, confirma que la violaci¨®n constituye genocidio cuando se utiliza como m¨¦todo de tortura generalizada. De otro, muestra la lentitud de algunos procesos que han dividi¨® a comunidades enteras. El juicio de la ex ministra africana ha tardado 10 a?os en cerrarse y ello lastra las posibilidades de una reconciliaci¨®n nacional. Adem¨¢s, como en el caso del Tribunal Penal para la antigua Yugoslavia (TPIY), con sede en La Haya, el de Ruanda tiene varios pr¨®fugos. Uno de los m¨¢s notorios es Felicien Kabuga, un empresario que habr¨ªa financiado el genocidio. Estados Unidos cree que se oculta en Kenia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.