Los indignados de Israel
J¨®venes llegados de varias ciudades de Israel han tomado las calles. Protestan por los precios de la vivienda, de la gasolina y los productos b¨¢sicos. Se inspiran, dicen, en las revueltas de sus vecinos ¨¢rabes
"Gente de Israel, vosotros que est¨¢is hoy reunidos en las plazas de vuestras ciudades. Este es un mensaje de esperanza y de solidaridad desde el movimiento 15-M en Espa?a" As¨ª dice una de las indignadas del movimiento 15-M en el video que la plataforma ha enviado a los j¨®venes israel¨ªes que llevan d¨ªas acampados en ciudades como Jerusal¨¦n, Tel Aviv, Beersheva, Jerusal¨¦n o Kfar Saba. Sus reivindicaciones: acceso a una vivienda digna, la bajada de precios en bienes de consumo b¨¢sico.
"No podemos alquilar casas a los precios que hay actualmente. La mayor¨ªa est¨¢n en manos de los ricos" dice Rona, acampada en una de las tiendas que varias decenas de j¨®venes han montado en la puerta de Jaffa, a las puertas de la Ciudad Vieja de Jerusal¨¦n. "Esto va m¨¢s all¨¢ de izquierdas o derechas, todos compartimos los mismos problemas", a?ade Dafni Leef, una de las organizadoras de las protestas a trav¨¦s de facebook, que ya prepara una macromanifestaci¨®n en Tel Aviv para el pr¨®ximo s¨¢bado.
La mayor¨ªa de los indignados son estudiantes universitarios y j¨®venes profesionales de la clase media que no pueden adquirir una vivienda en sus ciudades de trabajo, como Tel Aviv o Jerusal¨¦n porque los precios se han disparado en los ¨²ltimos tres a?os. Muchas de estas residencias est¨¢n ocupadas de forma "fantasmag¨®rica" por jud¨ªos no residentes en el pa¨ªs, la mayor¨ªa norteamericanos y franceses de alto poder adquisitivo, que s¨®lo las ocupan espor¨¢dicamente para las vacaciones de verano; otros, las adquieren como inversi¨®n y las cierran a cal y canto.
"Ellos vienen muy poco pero somos nosotros los que pagamos los impuestos", asegura Eyal, un joven arquitecto que ha trasladado su vivienda a las afueras porque, asegura, no puede pagar una casa en Jerusal¨¦n. En esta ciudad abundan las calles en obras con carteles de "se venden pisos de lujo". Los retales inmobiliarios son casi siempre casas viejas y mal restauradas adonde los j¨®venes israel¨ªes se mudan criados bajo la filosof¨ªa nacional de "los comienzos son dif¨ªciles pero forjan tu personalidad".
Sin embargo, algo se mueve. Nadie imaginaba hace un mes y medio cuando se convoc¨® a trav¨¦s de facebook un boicot al reques¨®n - un producto b¨¢sico en la cocina local y cuyo precio se increment¨® cerca del 70% - que la presi¨®n social forzar¨ªa a las empresas distribuidoras a bajarlo un 25%. "Ese fue el germen de las protestas", explica Eyal. Hoy es una mera an¨¦cdota en un movimiento que exige reformas profundas en el sistema financiero israel¨ª inspirado, dice, en los vecinos ¨¢rabes. "Se nos dice que somos un referente para los ¨¢rabes pero hoy es al contrario, son nuestro aliento", a?ade.
Reacci¨®n del Ejecutivo
El gobierno de Netanyahu actu¨® con rapidez cuando empezaban a verse las primeras tiendas en Jaffa el fin de semana pasado. El Primer Ministro convoc¨® de urgencia el lunes a su gabinete y asegur¨® ser consciente de la crisis inmobiliaria. "Somos un pa¨ªs peque?o pero hay mucha demanda de viviendas y no hay suficientes para todos" dijo. La madrugada del jueves se reuni¨® de nuevo pero, una vez m¨¢s, sin resultados concretos.
A la propuesta de construir entre 20.000 y 30.000 viviendas a principios de semana se le uni¨® el rechazo frontal de su propio Ministro de Econom¨ªa, Yuval Steinitz, muy cr¨ªtico con el movimiento de protesta israel¨ª y firme defensor de la fortaleza econ¨®mica del pa¨ªs, que asegur¨® que esa soluci¨®n resultar¨ªa demasiado cara y abog¨® por un aumento de las importaciones de productos b¨¢sicos como la leche para bajar los precios.
"?Menuda soluci¨®n la de importar m¨¢s!, ¨¦l puede decirlo con su sueldo y desde su propia casa", cuenta Anat, otra indignada de Jaffa. La brecha entre los pobres y los ricos israel¨ªes crece, de acuerdo a las estad¨ªsticas de la poblaci¨®n que vive bajo el umbral de la pobreza. Muchos de los m¨¢s desfavorecidos son las familias numerosas de los religiosos ultraortodoxos, que dicen apoyar las protestas pero sin estar presentes.
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