Hama, s¨ªmbolo de resistencia contra la represi¨®n de los Asad
Con el ataque de hoy, el Gobierno sirio intensifica el asedio a esta ciudad, protagonista de sangrientas represalias ya en los a?os 80
La ciudad siria de Hama ha vuelto a convertirse en los ¨²ltimos meses en uno de los focos m¨¢s activos contra el presidente Bachar el Asad. Esta localidad siempre ha sido un s¨ªmbolo de la resistencia contra la represi¨®n del r¨¦gimen. Su nombre est¨¢ relacionado adem¨¢s con violentos episodios de hace 30 a?os. Una vez m¨¢s, Hama vuelve a estar en el centro de la atenci¨®n internacional por ser uno de los escenarios m¨¢s sangrientos de las revueltas contra el mandatario. Con el ataque de hoy, que ha causado al menos cuatro v¨ªctimas, el Gobierno de El Asad intensifica el asedio a Hama, que desde el s¨¢bado ya se ha saldado con m¨¢s de un centenar de muertos.
Los periodistas extranjeros tienen prohibido el acceso a Siria y el balance de v¨ªctimas (que hasta ahora asciende a al menos 1.500 seg¨²n organizaciones de derechos humanos) se basa en las informaciones que difunden los mismos militantes. Un n¨²mero exiguo de observadores extranjeros ha tenido acceso a Hama desde el comienzo de las revueltas el pasado mes de marzo. Una de las ¨²ltimas cr¨®nicas desde el interior dela ciudad lleva la firma del periodista de The New York Times Anthony Shadid, que consigui¨® entrar a Hama el pasado mes de julio.
"Despu¨¦s de la medianoche, una multitud de j¨®venes gritaba en las calles para celebrar el simple hecho de que pod¨ªa protestar"
En el momento en que el periodista escribe, la ciudad celebraba su liberaci¨®n de las tropas del r¨¦gimen, aunque las razones que llevaron a la retirada del Ej¨¦rcito todav¨ªa no quedaban claras. Algunos apuntaban a la presi¨®n internacional. Otros hablaban de razones demogr¨¢ficas de Hama, donde, a diferencia de Homs, no existe una minor¨ªa alau¨ª, la secta heterodoxa musulmana a la que pertenece gran parte de los partidarios de El Asad. La mayor¨ªa de su poblaci¨®n de 700.000 habitantes es musulmana sun¨ª.
"Despu¨¦s de la medianoche, una multitud de j¨®venes gritaba en las calles para celebrar el simple hecho de que pod¨ªa protestar", escribe Shadid. "Los manifestantes gritaban: Hama est¨¢ libre y permanecer¨¢ libre".
"Libertad" es una palabra que el periodista hab¨ªa escuchado con frecuencia en los ¨²ltimos tiempos en esta ciudad, la cuarta m¨¢s grande de Siria, aunque la libertad verdadera parec¨ªa todav¨ªa lejana. Tras la retirada de las tropas leales al presidente la primera semana de junio, Hama viv¨ªa un estado entre la euforia y el miedo a que los soldados volvieran a entrar. Mientras, la ciudad iba organizando su estructura interna.
"Hama ha destacado en las protestas en contra de El Asad como un modelo turbulento de lo que ser¨ªa una ciudad siria una vez que se termine la dictadura de cuatro d¨¦cadas. En las bulliciosas calles, existe un sentimiento naciente de autodeterminaci¨®n: los vecinos tratan de hablar por s¨ª mismos y defender una ciudad que consideran suya", declara The New York Times.
Shadid afirma que el ¨²nico retrato del mandatario que quedaba en la ciudad, colgaba de las paredes de los cuarteles del partido gobernante, Baaz. Grupos de ciudadanos se juntaban para discutir de pol¨ªtica, cantar himnos de protesta y recordar las heridas de la sangrienta represi¨®n de las protestas islamistas en 1982. Por primera vez, los cl¨¦rigos y la ¨¦lite culta de Hama estaban negociando con las autoridades sobre la administraci¨®n de la ciudad, en un pa¨ªs acostumbrado a los mon¨®logos por parte del r¨¦gimen hacia la poblaci¨®n.
"Bordada por ¨¢rboles de adelfa y eucalipto, la carretera hacia Hama subraya la profundidad del reto a El Asad", reflexiona Shadid. Los tanques estaban aparcados en el interior de Homs, al sur, as¨ª como en otras ciudades como Talbiseh y Rastan (entre Homs y Hama). En una de las entradas, rodeada por piedras arrojadas por los manifestantes, hab¨ªa una consigna: "El Ej¨¦rcito y la gente van de la mano". Pero las escenas de los soldados nerviosos detr¨¢s de los sacos de arena y los tanques apuntando a la carretera, suger¨ªan una realidad distinta. "Siria est¨¢ colonizada por sus mismos hijos", coment¨® un vecino al periodista.
En el centro de esta ciudad, una de las m¨¢s conservadoras del pa¨ªs del punto de vista religioso, a unos 210 kil¨®metros al norte de Damasco, en la plaza Jerajmeh se pod¨ªa leer: "Esto es Hama. No Tel Aviv", en referencia al mayor enemigo de Siria, Israel.
"Por supuesto, sabemos que el r¨¦gimen puede entrar en cualquier momento", dijo un carpintero de 30 a?os, quien afirma llamarse Abdel Razzaq, a Shadid. Y a?ade: "Habr¨¢ enfrentamientos. ?Qu¨¦ podemos hacer al respecto?".
Una historia de represi¨®n
En Hama empez¨® en 1976 una rebeli¨®n de los grupos isl¨¢micos, liderados por los Hermanos Musulmanes. En el enfrentamiento de esta organizaci¨®n islamista con los Asad se mezclan factores pol¨ªticos y religiosos, ya que los Hermanos Musulmanes, sun¨ªes y conservadores, hab¨ªan sido tradicionalmente el blanco del r¨¦gimen sirio, en manos de la secta alau¨ª de la corriente chi¨ª, y del partido Baaz.
La rivalidad de esta formaci¨®n pol¨ªtica pan¨¢rabe con los Hermanos Musulmanes se remontaba a las d¨¦cadas anteriores y en Siria estall¨® a finales de los a?os setenta, cuando los Hermanos Musulmanes intentaron derrocar al entonces presidente Hafez al Asad, padre del actual mandatario. En aquellos a?os Idlib, una provincia al noroeste fronteriza con Turqu¨ªa y de mayor¨ªa sun¨ª pero con varias comunidades alau¨ªes y cristianas, fue escenario de intermitentes insurrecciones islamistas, protagonizadas por los Hermanos.
En 1980, Hafez el Asad orden¨® a su hermano Rifaa que bombardeara Jisr al-Shughur, una de las principales ciudades de esta provincia. El ataque caus¨® unos 200 muertos y acab¨® con la resistencia antigubernamental en Idlib.
Dos a?os despu¨¦s, en febrero de 1982, se produjo la peor masacre de la historia contra los opositores. Los Hermanos Musulmanes tendieron una emboscada a las fuerzas del r¨¦gimen, que respondieron arrasando los viejos barrios de Hama para acabar con los opositores que se escond¨ªan ah¨ª.
La masacre fue dirigida personalmente por el hermano menor del presidente, Rifaa el Asad. El mandatario orden¨® el bombardeo de Hama, que caus¨® entre 10.000 y 30.000 muertos (cuando la poblaci¨®n alcanzaba los 350.000 habitantes) y puso fin a la presencia legal de Hermanos Musulmanes en el pa¨ªs. Desde entonces, en Siria la simple pertenencia a la organizaci¨®n es castigada con la muerte.
Y como en los a?os ochenta hac¨ªan Hafez y Rifaaa, ahora el presidente Bachar el Asad y su hermano Maher, jefe de la Guardia Presidencial y de la Cuarta Divisi¨®n y virtual jefe del Ej¨¦rcito, se reparten los papeles: uno se encarga de la administraci¨®n y el otro de la represi¨®n contra la revuelta que sacude Siria desde marzo.
Los activistas sirios denunciaron el pasado mes de junio la muerte de al menos 60 opositores en Hama a mano de las tropas de El Asad. Los testigos sostienen que francotiradores y miembros del Ej¨¦rcito dispararon sobre los manifestantes.
El 2 de julio El Asad orden¨® el saqueo de la provincia de Hama, un d¨ªa despu¨¦s de que decenas de miles de personas se manifestaran en la calle para exigir la dimisi¨®n del mandatario. Los embajadores de EE UU y Francia, Robert Ford y Eric Chevalier respectivamente, visitaron la ciudad unos d¨ªas despu¨¦s, como un gesto de apoyo simb¨®lico a la poblaci¨®n. El Gobierno sirio convoc¨® a ambos para criticar su acci¨®n, mientras las sedes de las embajadas fueron objeto de protestas por parte de leales al presidente.
Apenas ayer al menos 100 personas perdieron la vida en Hama, seg¨²n denuncian algunas asociaciones en defensa de los derechos humanos, aunque la agencia de noticias estatal Sana haya afirmado que los militares estaban expulsando a grupos armados que aterrorizaban a los ciudadanos.
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