"No he visto una guerra m¨¢s sucia"
Los bombardeos nocturnos aterrorizan a la poblaci¨®n civil en Libia
Sirte, la ciudad natal de Gadafi, tiene fama de ser un nido de gadafistas, de gente que durante los 42 a?os del r¨¦gimen anterior vio c¨®mo un peque?o municipio costero se convert¨ªa en una ciudad pr¨®spera de 100.000 habitantes, gobernada por la tribu de los gadafas. Ahora, ante el asedio de los rebeldes y los bombardeos de la OTAN, cientos de familias huyen de Sirte escoltadas por los propios rebeldes. El panorama que dicen haber dejado atr¨¢s da miedo.
"Pr¨¢cticamente todos los edificios grandes han sido destruidos", afirmaba un refugiado. "No he visto guerra m¨¢s sucia que esta", se quejaba el libio de origen palestino Sami Alderram¨¢n. "Los rebeldes combaten desde las once de la ma?ana a las siete de la tarde. Pero lo peor son los bombardeos de la OTAN, que suelen ocurrir por la noche a partir de las once. Y disparan contra cualquier edificio. Hace dos d¨ªas no pararon de tirar bombas durante seis horas. He visto morir ni?os, mujeres, hombres... como si fueran animales. Yo cog¨ª a mi familia y la met¨ª en un s¨®tano, y en cuanto hemos podido hemos salido de all¨ª. No hay luz, apenas hay alimentos... En los ¨²ltimos seis meses puede que hayan muerto en Sirte unas tres mil personas".
"Hay solo un hospital, pero apenas tiene medicamentos", se quejaba otro padre de familia. "Los que se han quedado est¨¢n dispuestos a morir y luchar¨¢n hasta la muerte", comentaba otro refugiado. Algunos de los que hu¨ªan no ten¨ªan reparos en decir a los periodistas que ellos cre¨ªan en Gadafi; que tal vez Gadafi debiera haber hecho algunas reformas, pero que lo prefer¨ªan a ¨¦l antes que a los que gobiernan el pa¨ªs ahora. Ninguno de los consultados dijo haber visto all¨ª a Muamar el Gadafi ni a ninguno de sus hijos.
Abdul Rahin, de 29 a?os, hijo de Sami Alderram¨¢n, preguntaba inquieto c¨®mo estaba el ambiente por Tr¨ªpoli. "Tenemos all¨ª amigos y parientes. Pero el problema es que no soy solo yo. Conmigo vienen mi esposa y dos hijas. Y con nosotros, tres familias, las de mis padres y hermanos. En total somos 18 personas. ?D¨®nde metes a 18 personas?" Todo su af¨¢n era llegar antes de la noche a Tr¨ªpoli y evitar los controles nocturnos. "Menos mal que he sacado a mis ni?os de ah¨ª. No s¨¦ cu¨¢nto tiempo van a tardar en olvidar lo que han visto y han o¨ªdo, pero por lo menos ya salieron". La caravana de refugiados era custodiada en todo momento por los rebeldes, que les facilitaban alimentos y agua. "Ahora fingen tratarnos bien, pero cuando acabe todo esto, a los de Sirte nos pasar¨¢n factura", se quejaba otro residente de la ciudad natal de Gadafi.
Los refugiados llevaban todo lo que hab¨ªan podido apilar en sus coches: colchones, documentos, ropa... Hab¨ªan pasado la noche en unos apartamentos sin luz el¨¦ctrica a dos horas de Sirte, cerca del municipio de Tahuerga, y ahora viajaban vigilados y protegidos al mismo tiempo. Protegidos ante cualquiera que pretendiese tomarse la venganza por su cuenta. Y vigilados porque los milicianos rebeldes no terminan de fiarse de ellos. "Hemos descubierto bombas en las mochilas que llevaban ni?os y mujeres", dec¨ªa Al¨ª Said Al¨ª, un miliciano rebelde de 29 a?os que custodiaba el tr¨¢nsito de los refugiados de Sirte. Algunos habitantes de Tahuerga, un municipio situado a media hora de Misrata, ni siquiera pudieron coger sus enseres, como hacen los de Sirte. Algunos huyeron y otros a¨²n andan perseguidos. "A quienes son negros y de Tahuerga, directamente los matan", dec¨ªa ayer un exresidente de Sirte.
Algunos rebeldes de la zona aseguran que los de Tahuerga participaron en el asedio de las tropas gadafistas a Misrata durante los meses de abril y mayo. Y que violaron a muchas mujeres. "Lo peor fue que lo grabaron en sus tel¨¦fonos", explicaba Al¨ª Said Al¨ª. "No han sido muchos los que cometieron esos cr¨ªmenes, pero como quedaron grabados, todo se agranda. Se les ve¨ªa ri¨¦ndose y bailando en los v¨ªdeos". Que existan o no esos v¨ªdeos ya casi es lo de menos. Si es mentira o verdad que se han descubierto bombas en las mochilas de los ni?os, tampoco parece decisivo. Lo peor es que el odio ya se ha disparado y cualquier rumor sirve para justificarlo.
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