Diez tesis sobre las rebeliones ¨¢rabes
El poeta sirio saluda los movimientos en el norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo como un cambio que va m¨¢s all¨¢ de lo pol¨ªtico e incide en lo social y lo cultural. Y defiende con vigor el laicismo y la igualdad de la mujer
Primera tesis. ?Qu¨¦ perder¨ªan los ¨¢rabes hoy si desaparecieran todos sus reg¨ªmenes?
Lo m¨¢s probable es que la inmensa mayor¨ªa de los ¨¢rabes contesten: no perder¨ªamos nada. No obstante, esta misma respuesta es la que convierte a la acci¨®n por cambiar dichos reg¨ªmenes en una suprema responsabilidad hist¨®rica. El cambio no debe reducirse al aspecto pol¨ªtico, de poder, sino que ha de ser global y radical, es decir, que transforme la estructura sociocultural sobre la que se levantan dichos reg¨ªmenes. El r¨¦gimen pol¨ªtico es parte de un todo, por lo que un mero cambio en cuanto al poder, y nada m¨¢s, no ser¨¢ m¨¢s que una acci¨®n superficial, y nos devolver¨¢, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, a los mismos problemas.
La verdad es que la cuesti¨®n del poder ha sido, a lo largo de la historia de los ¨¢rabes, su principal problema. En ellos, el poder no emana de la gente como expresi¨®n de la voluntad popular, sino que viene de arriba, por lo que la violencia, el odio y la coacci¨®n son elementos consustanciales, casi org¨¢nicos, de dicho poder.
Dentro de esta obsesi¨®n por el poder, hemos visto, y vemos, a potencias extranjeras apoyar a este o aquel gobernante ¨¢rabe para que asegure sus intereses, a pesar de ser conscientes de su corrupci¨®n. Y cuando ven que la poltrona de ese poder ¨¢rabe empieza a zozobrar, las mismas potencias se apresuran a desprenderse de ¨¦l. Y hasta puede que intervengan militarmente para derribarlo.
El uso pol¨ªtico de la religi¨®n es una forma de violencia contra lo m¨¢s profundo del ser humano
Palestina es una tr¨¢gica muestra de la obsesi¨®n de los ¨¢rabes por el poder. Los partidos palestinos, ¡°revolucionarios¡± en origen, coincidentes todos ellos en el principal objetivo de su raz¨®n de ser y que se enfrentan a un mismo y crucial peligro, son dirigidos ante todo por la idea del poder, por la lucha por el poder.
Segunda tesis.? El r¨¦gimen existente en cualquier Estado ¨¢rabe es, en cuanto mecanismo de poder, una variaci¨®n del r¨¦gimen del califato. No es un simple sistema de gobierno y hombres que gobiernan, sino, ante todo, una cultura: una cultura en el sentido amplio de contrapuesta a la naturaleza. Es religi¨®n, pensamiento, literatura, arte, valores, ¨¦tica, obras, visiones de las cosas.
Reducir la oposici¨®n a todo ello exclusivamente a la pol¨ªtica, al simple hecho de derribar el sistema en tanto Gobierno o poder, no es m¨¢s que reducir la propia oposici¨®n. Se convierte en mero acto pol¨ªtico: cambiar un sistema de gobierno tir¨¢nico y corrupto por otro, del que se espera que sea menos tir¨¢nico y corrupto. Digo ¡°del que se espera¡±, porque es imposible que el sistema de gobierno sea democr¨¢tico si no se cambia toda la estructura sociocultural. Por ello, la oposici¨®n ha de ser pol¨ªtico-cultural y actuar para cambiar los fundamentos sobre los que se asienta el sistema al que se opone: religiosos, sectarios, tribales, facciosos. De otro modo, la oposici¨®n no ser¨¢ m¨¢s que otra forma del poder al que se opone.
Tercera tesis. Hoy, por efecto de las rebeliones promovidas por los y las j¨®venes, es posible poner las bases de ese tipo de cambio. Un cambio que permita ponerse a construir una sociedad ¨¢rabe nueva, una nueva vida humana ¨¢rabe plenamente liberada de la cultura del poder del pasado.
El pasado, en todas sus variantes religiosas, pol¨ªticas y sociales, no es referente. Mirar al pasado como punto de referencia, significa continuar ligados al sectarismo, al tribalismo y a todo lo que nos hace volver atr¨¢s.
Hoy, las rebeliones ¨¢rabes nos recuerdan que el poder puede construirse desde abajo: desde la calle, la gente y la vida. Y esto es algo completamente nuevo en la vida ¨¢rabe. Por eso, hay que celebrarlo y preservarlo, apoyarlo, profundizar en sus principios, sumarse a ello. Se trata, eso s¨ª, solo de una ¡°siembra¡± cuya ¡°cosecha¡± requiere, para que sea fruct¨ªfera y creadora, una doble y simult¨¢nea lucha contra el ¨¢mbito por el que discurre el poder ¨¢rabe, el de lo medieval-religioso, en sus diversas formas y entrecruzamientos, y contra la cultura que lo instituye e inculca.
Dentro de este marco, no acepto ir en una manifestaci¨®n que salga de la mezquita con proclamas pol¨ªticas. No me interesa la oposici¨®n si no es civil, si no es ajena a cualquier horizonte religioso.
Cuarta tesis. Con esto, no se hace un llamamiento contra la religi¨®n en s¨ª, o contra la religiosidad, sino que se apela a rechazar el uso pol¨ªtico y social de la religi¨®n. El derecho del individuo a la fe y a la religiosidad es inapelable. Es un derecho que respeto y defiendo. Mas, la sociedad como un todo no se construye sobre la ciudadan¨ªa religiosa, sino sobre una ciudadan¨ªa civil. Solo as¨ª se garantizan los derechos humanos, es decir, con independencia del credo, de la pertenencia, del sexo y de la raza; solo de este modo se garantiza el edificio social.
Cualquier uso pol¨ªtico de la religi¨®n es, en s¨ª mismo, una forma de violencia, ya que afecta a lo m¨¢s profundo del ser humano: a su conciencia, su libertad, su pensamiento, incluso su imaginaci¨®n.
Quinta tesis. Bas¨¢ndonos en lo precedente, la oposici¨®n debe practicar un discurso que supere los conceptos de ¡°minor¨ªa¡± y ¡°mayor¨ªa¡±, salvo en el sentido pol¨ªtico-democr¨¢tico de unas elecciones legales y libres. No se puede construir la democracia y respetar los derechos y libertades humanas m¨¢s que en una sociedad civil. Toda sociedad en la que se mezcle la pol¨ªtica con la religi¨®n es de todo punto contraria a la democracia.
Por su propia naturaleza, toda norma religiosa estipula la mutua exclusi¨®n.
Sexta tesis. ?Qu¨¦ sentido o valor tiene el cambio en la sociedad si no va esencialmente unido a la liberaci¨®n de la mujer de todas las cadenas que se le imponen? ?Qu¨¦ sentido tiene la propia sociedad si la mujer no es libre dentro de ella igual que el hombre, y en todos los campos y niveles? Esto debe ser fundamental en el pensamiento y en la acci¨®n de la oposici¨®n: acabar con la par¨¢lisis y desigualdad existentes en la sociedad ¨¢rabe a trav¨¦s de la liberaci¨®n de la mujer.
S¨¦ptima tesis. Es obligado contemplar con honda perspectiva cr¨ªtica la terminolog¨ªa que se emplea demasiado a la ligera.
No es correcto definir el islam, en tanto religi¨®n, como ¡°pol¨ªtico¡± o ¡°moderado¡± cuando se est¨¢ hablando sobre asuntos pol¨ªticos, sociales y culturales.
Por ejemplo, ?qu¨¦ significa ¡°el islam moderado¡± en lo relativo a la sociedad civil, el arte, el pensamiento, la m¨²sica, la vida del cuerpo, el sexo y el amor? ?Qui¨¦n y c¨®mo decide el grado de esa ¡°moderaci¨®n¡±?
Octava tesis. El islam solo puede definirse en su nombre y por s¨ª mismo.
Cada vez resulta m¨¢s evidente, sobre todo a la luz de las rebeliones ¨¢rabes, que para el Occidente pol¨ªtico, americano-europeo, el islam no es m¨¢s que un instrumento. No le interesa como religi¨®n, cultura o civilizaci¨®n. Lo que le importa es c¨®mo utilizar ese inmenso ¡°ej¨¦rcito¡± llamado islam de acuerdo con sus planes pol¨ªtico-estrat¨¦gicos. Esa es la cuesti¨®n.
Las l¨ªneas e hilos con los que se teje el islam del Pr¨®ximo Oriente, que incluyen tambi¨¦n al islam asi¨¢tico a ¨¦l vinculado, forman ese ¡°¨¢mbito¡± del islam que protege las fuentes petrol¨ªferas, frena la expansi¨®n china y le dice a Rusia que ¡°no¡±.
Resulta sarc¨¢stico que este Occidente pol¨ªtico pretenda que defiende los derechos de los musulmanes. Y lo que resulta m¨¢s sarc¨¢stico a¨²n es que este Occidente contin¨²a, desde el establecimiento del Estado de Israel, despreciando todav¨ªa esos derechos y animando a pisotearlos en Palestina. La hipocres¨ªa practicada por Occidente frente a los ¨¢rabes y musulmanes es otra forma de colonizarlos culturalmente. Es otra forma de destrucci¨®n.
Novena tesis. Cualesquiera que sean las circunstancias y los resultados de las movilizaciones y rebeliones ¨¢rabes (para m¨ª positivas en todos los casos y en m¨¢s de un nivel), las fuerzas progresistas democr¨¢ticas de cada pa¨ªs ¨¢rabe, especialmente en Siria, las organizaciones civiles, las asociaciones juveniles democr¨¢ticas, sobre todo las feministas, deben formar una alianza democr¨¢tica para luchar te¨®rica y pr¨¢cticamente por el establecimiento de un Estado civil, de instituciones civiles y de una sociedad civil. Y para evitar que los pa¨ªses ¨¢rabes se deslicen hacia gobiernos religiosos en nombre del ¡°islam moderado¡± o hacia gobiernos tir¨¢nicos y totalitarios.
D¨¦cima tesis. Stendhal dec¨ªa que si una persona quiere ser miembro destacado de una gran sociedad debe aprender el arte de hacer concesiones a la voluntad general, aunque esta se encuentre equivocada. Si no lo hace as¨ª, esa persona no ser¨¢ nada, ni lograr¨¢ nada, y no merecer¨¢ m¨¢s apelativo que el de ¡°hijo extraviado¡±. Yo, personalmente, prefiero ser un ¡°hijo extraviado¡± antes que apoyar la voluntad general equivocada.
Ali Ahmad Said Esber, conocido por su seud¨®nimo Adonis, es un poeta y ensayista sirio.Una versi¨®n m¨¢s extensa de este texto fue publicada por el peri¨®dico Al-Hayat, de Londres.
Traducci¨®n del ¨¢rabe de Jos¨¦ Miguel Puerta V¨ªlchez.
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