Los rebeldes demoran el asalto sobre Sirte para permitir la salida de civiles
M¨¢s de 600 habitantes huyen en las ¨²ltimas horas de la ciudad natal de Gadafi "Muchos tienen las manos manchadas de sangre", afirma un portavoz militar
M¨¢s de 600 civiles han logrado salir desde las seis de ma?ana de hoy de Sirte, la ciudad natal de Gadafi y uno de los ¨²ltimos bastiones del antiguo r¨¦gimen, gracias a las presiones del Ej¨¦rcito rebelde, que ha retrasado el asalto final para liberar a la ciudad. "Est¨¢ saliendo mucha gente con las manos manchadas de sangre", afirma el comandante Wagdy Tabyt, de 45 a?os. "A estas alturas de la guerra, muchos han cometido alg¨²n delito all¨ª dentro, por eso tenemos que registrar los coches que salen de Sirte con mucho cuidado; esta ma?ana hemos cogido a dos", a?ade.
En medio del caos y la confusi¨®n que se vive en el frente, el miliciano Mohabed Abdala, de 28 a?os, parece tranquilo y contento. El domingo particip¨® en la toma de Abu Hadi, el pueblo natal de Muamar el Gadafi, a unos diez kil¨®metros de Sirte, y la operaci¨®n fue un ¨¦xito, seg¨²n su testimonio: ¡°Lo hemos conquistado. Hoy, la situaci¨®n en ese pueblo es de calma. Apenas tiene 3.000 o 4.000 habitantes, no ha sido demasiado dif¨ªcil y no hay apenas francotiradores. Nos quedan solo algunos lugares dentro del pueblo por conquistar, alguna peque?a resistencia, pero hoy terminaremos de controlarlo¡±.
Lo que preocupaba a Mohamed Abadala era lo que ten¨ªa enfrente: el complejo de edificios de Wanadugu, donde Gadafi sol¨ªa acoger a los l¨ªderes de la Uni¨®n Africana. All¨ª se estaba librando la mayor batalla del d¨ªa. ¡°Hace m¨¢s de una semana, durante la ¨²ltima gran ofensiva, llegamos hasta ah¨ª, nos lanzaron muchos cohetes y tuvimos que retroceder. Es un lugar muy complicado para atacar, porque tiene muchos ¨¢rboles y muchos peque?os edificios. Y ellos se mueven, disparan cohetes y cambian de posici¨®n constantemente. Por eso no pudimos entrar. Pero esta vez va a ser distinta. Disc¨²lpeme ahora, pero me toca atacar de nuevo¡±.
Los rebeldes aseguran que han tomado el control de la ciudad de Abu Hadi y que la situaci¨®n es de calma
Sin consultar a ning¨²n mando, Abdala se subi¨® en una camioneta armada con una bater¨ªa antia¨¦rea y se lanz¨® hacia Wanadugu, el lugar desde el que proven¨ªan todos los disparos. No hab¨ªan pasado apenas dos minutos cuando Abdala lleg¨® con el coche, baj¨® sonriendo y se abraz¨® a sus compa?eros. ¡°Acabo de destruir un edificio que estaba antes de Wanadugu, lo acabo de ver con mis propios ojos, Al¨¢ es grande¡±, dec¨ªa.
Cerca del frente de Wanadugu, en la entrada de Garbiat, el soldado Mohamed Abodaboss, comentaba el lunes que mientras en las 48 horas anteriores hab¨ªan salido unos 2.000 o 3.000 civiles de Sirte, este lunes apenas lo hicieron unos 25 veh¨ªculos. ¡°Los malauain, que es como nosotros llamamos a los civiles con armas leales a Gadafi, ya no dejan salir a las familias. Incluso un veh¨ªculo de la Cruz Roja que ha entrado en Sirte ha tenido que volverse porque hab¨ªa demasiados disparos¡±.
Pero la presi¨®n rebelde sobre Sirte ha dado sus frutos y esta ma?ana los civiles pudieron volver a salir de la ciudad.
El comandante Wagdy Tabyt explica por qu¨¦ la toma de Sirte se retrasaba una y otra vez. ¡°Ellos tienen las armas m¨¢s modernas, unas armas que nosotros no hab¨ªamos visto nunca. Y conocen la ciudad. Muchos de nosotros no hemos estado ah¨ª nunca. Pero al principio ellos cre¨ªan que nosotros no est¨¢bamos dispuestos a morir y ahora se est¨¢n dando cuenta de que vamos a dar la vida por la libertad de este pa¨ªs¡±.
Mientras tanto, en Tr¨ªpoli, el jefe militar del Consejo de Transici¨®n de Tr¨ªpoli, ha vuelto a pedir a las milicias rebeldes que no se paseen por las calles con el armamento pesado. Pero su petici¨®n ha resultado ser solo eso: una petici¨®n, un deseo expl¨ªcito que trasladaba el malestar de miles de ciudadanos en Tr¨ªpoli a los que ya no les hace tanta gracia los tiros de celebraci¨®n que se oyen cada noche. Nadie tiene autoridad ahora mismo para expulsar de Tr¨ªpoli a ninguna milicia rebelde de otra ciudad, y mucho menos, para retirarle las armas. Muchos de esos rebeldes tal vez sean m¨¢s necesarios en Sirte que en Tr¨ªpoli. Pero los mandos militares de Misrata no quieren renunciar al frente pol¨ªtico de la capital.
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