Primarias a la francesa
En general, las disputas internas del Partido Socialista franc¨¦s provocan bostezos de aburrimiento. Peleas entre egos ¡ªsiempre los mismos¡ª, palabrer¨ªa constante y, sobre todo, la penosa sensaci¨®n de que sus dirigentes no han atravesado una frontera desde el siglo pasado. Pero, de repente, justo cuando la derecha muestra abiertamente sus dudas sobre las posibilidades de Nicol¨¢s Sarkozy de salir reelegido en la primavera de 2012, resulta que el PS ha conseguido modernizar nuestra vida pol¨ªtica. Algo de lo que se siente no poco orgulloso y de lo que cada uno de los aspirantes a la candidatura proclama ser el padre (o la madre): por primera vez, el candidato que defienda sus colores en las elecciones presidenciales, ser¨¢ designado por votaci¨®n popular.
Un mes de campa?a, tres debates televisados, discusiones argumentadas y casi demasiado educadas, el inter¨¦s en aumento de la opini¨®n p¨²blica y los medios de comunicaci¨®n, avalanchas de sondeos y, al final, un elogio inesperado: el del primer ministro conservador, Fran?ois Fillon, que aplaude en voz alta la modernidad del proceso como si lamentase que su propio partido, la UMP, no lo adopte tambi¨¦n. ?Qu¨¦ ¨¦xito y, sin embargo, cuantas inc¨®gnitas!
La primera vuelta se celebra este domingo, la segunda, ocho d¨ªas despu¨¦s. ?Y cu¨¢ntos franceses ir¨¢n a votar? Nadie lo sabe. Para participar en los comicios, no hace falta ser militante de carn¨¦, basta con proclamar la adhesi¨®n a los valores democr¨¢ticos esenciales, por lo que puede haber otras sensibilidades que influyan en la elecci¨®n. Algunos paranoicos se han apresurado a mostrar su preocupaci¨®n: ?y si los finos estrategas de la UMP acuden en masa a las urnas para desvirtuar el resultado? Se han tomado todas las precauciones, afirman los organizadores, que desconf¨ªan m¨¢s ¡ªexisten precedentes¡ª de las trampas internas. M¨¢s veros¨ªmil resulta, en estos tiempos de crisis e inquietud, en los que la necesidad de participar en el debate es cada vez m¨¢s acuciante ¡ªprueba de ello son las redes sociales¡ª, que algunas personas de buena voluntad, que no tienen por qu¨¦ votar forzosamente a la izquierda pero que han dejado de creer en Sarkozy, tengan ganas de designar como candidato al ¡°manos malo¡±. En ese caso, estas primarias ser¨ªan una especie de nuevo derecho c¨ªvico, el de filtrar el acceso a la candidatura suprema independientemente de las etiquetas partidistas.
Sean cuales sean los resultados del domingo, ya podemos indicar algunos vencedores y un gran perdedor: el propio PS, su aparato y su ideolog¨ªa polvorienta, que observan con consternaci¨®n los dem¨¢s socialistas europeos. Y, a riesgo de incrementar la personalizaci¨®n de la pol¨ªtica, todos los aspirantes se han beneficiado de ello. Para empezar, los dos m¨¢s nuevos, los menos conocidos hasta ahora, cada uno en un extremo. A la izquierda, Arnaud Montebourg, cantor de la ¡°desmundializaci¨®n¡± y del regreso al proteccionismo. ¡°?Anticuado!¡±, exclama Manuel Valls, nacido espa?ol (y primo lejano del autor del himno del FC Barcelona), socialdem¨®crata sin complejos, que ya lanza miradas amorosas a los centristas, y a quien Montebourg recomienda que se pase a la UMP. S¨¦gol¨¨ne Royal, jam¨¢s tocada por la duda, tiene ya el orden del d¨ªa de su primer consejo de ministros, y llama sin verg¨¹enza a vivir una ¡°primavera francesa¡± a imagen de la primavera ¨¢rabe. Martine Aubry ha conseguido erigirse como jefa del partido y hacer olvidar la trampa tendida por Dominique Strauss-Kahn, que quer¨ªa relegarla, sin ninguna elegancia, a candidata suplente. En cuanto a Fran?ois Hollande, que se considera Fran?ois Mitterrand a fuerza de imitar sus gestos y su elocuencia, ha mostrado una habilidad y un aplomo propias del favorito en el que se ha convertido.
Este domingo, mientras los socialistas franceses se miden entre s¨ª, la crisis de Europa contin¨²a. Y Nicolas Sarkozy estar¨¢ en Berl¨ªn para ponerse de acuerdo con Angela Merkel.
Christine Ockrent es periodista francesa
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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