¡°No estoy de acuerdo con el plan de transici¨®n para Yemen¡±
El sobrino del presidente Saleh insin¨²a que Estados Unidos guarda los resultados de la investigaci¨®n sobre el atentado de junio para presionar a su t¨ªo a aceptar la iniciativa del Golfo
La revuelta popular por el cambio ha dividido a los poderes tradicionales de Yemen, el Ejercito y las tribus. De un lado, el general Ali Mohsen, al mando de la Primera Divisi¨®n Acorazada, y el poderoso clan de los Al Ahmar han decidido respaldar el llamamiento para que el presidente Ali Abdal¨¢ Saleh deje el poder. Del otro, Saleh cuenta con la lealtad de la Guardia Republicana, al mando de su hijo Ahmed; las fuerzas de la Seguridad Central, que dirige su sobrino Yehya, y los servicios secretos, en manos de su sobrino Ammar.
Aunque los tres hombres siempre se han mantenido un segundo plano, Yehya Mohamed Abdal¨¢ Saleh ha decidido defender la postura de su t¨ªo y la cuestionada actuaci¨®n de las fuerzas de seguridad. A pesar del aire marcial que se re respira en el cuartel de la Seguridad Central en San¨¢, el general Yehya, de 46 a?os, se muestra cordial cuando recibe a EL PA?S el domingo por la ma?ana. Viste uniforme de faena y le acompa?an dos mujeres militares, adem¨¢s de su jefe de relaciones p¨²blicas y varios soldados que graban la entrevista en v¨ªdeo.
Mide sus palabras, pero en dos ocasiones dar¨¢ a entender que Washington est¨¢ retrasando entregarles los resultados de la investigaci¨®n sobre el atentado contra el presidente Saleh en junio para presionarle a aceptar el plan de transferencia del poder que apadrina el Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo, con el apoyo de EE UU y la UE. ¡°No estoy de acuerdo con esa iniciativa¡±, declara sin rodeos.
Pregunta. ?C¨®mo va la investigaci¨®n sobre el atentado contra el presidente Saleh? ?Tienen alguna pista?
Respuesta. El momento y la forma en que fue realizado indican que no solo intentaban asesinar al presidente, sino acabar con el r¨¦gimen pol¨ªtico y constitucional. Mataron al presidente del Consejo Consultivo, a oficiales del Ej¨¦rcito e hirieron a varios ministros y otros altos cargos pol¨ªticos. La gravedad del atentado ha requerido la cooperaci¨®n con otros servicios de seguridad y el apoyo de expertos de Estados Unidos. Esperamos que los resultados de la investigaci¨®n no sean utilizados por la oposici¨®n para sacar ventaja pol¨ªtica en las actuales negociaciones, ni para presionar al r¨¦gimen pol¨ªtico. Todos buscamos la justicia, tanto aqu¨ª como en Estados Unidos. Esperemos que Estados Unidos nos entregue los resultados.
Esperamos que los resultados de la investigaci¨®n no sean utilizados por la oposici¨®n para sacar ventaja pol¨ªtica en las actuales negociaciones
P. La oposici¨®n y la comunidad internacional acusan a las fuerzas que usted dirige de emplear excesiva fuerza contra los manifestantes. ?Qu¨¦ tiene que decir al respecto?
R. No es verdad que mis fuerzas hagan uso excesivo de la fuerza, aunque tenemos material, armas y personal para hacerlo. Como pa¨ªs democr¨¢tico, tenemos fuerzas no para reprimir sino para proteger a la poblaci¨®n. Nuestro r¨¦gimen democr¨¢tico, a diferencia de las dictaduras, acepta las manifestaciones pac¨ªficas. Solo cuando no lo son, toma las medidas necesarias a trav¨¦s de las unidades antidisturbios. Solo utilizan ca?ones de agua, porras o gases lacrim¨®genos contra quienes realizan sabotajes. Cuando los manifestantes tienen permiso y act¨²an de forma pac¨ªfica, no intervenimos. Si lo hacemos es en respuesta a la agresi¨®n de los manifestantes o porque traspasan las l¨ªneas rojas como ocurri¨® el 18 de septiembre, cuando arrojaron piedras y c¨®cteles molotov o disparan. Tuvimos tres centenares de soldados heridos, algunos de ellos de bala ocasionados por quienes proteg¨ªan a los manifestantes o los de Hezbol¨¢.
P. ?Se refiere a las fuerzas del general disidente Ali Mohsen?
R. En efecto.
P. ?Por qu¨¦ en los sectores de la ciudad que est¨¢n bajo el control de sus fuerzas hay tantos civiles armados? ?Qui¨¦nes son? ?Ante qui¨¦n responden?
R. Nosotros nos oponemos a que los civiles armados participen en el conflicto. Los que usted ve son grupos que vienen a apoyar a nuestras fuerzas de forma voluntaria y al margen de nuestro control.
P. Entonces, ?no est¨¢n a sus ¨®rdenes?
R. No. Solo son fuerzas de apoyo.
P. Desde su punto de vista, ?qu¨¦ tipo de conflicto atraviesa Yemen? ?Qu¨¦ es lo que est¨¢ en juego?
R. La crisis pol¨ªtica repercute en la seguridad. Los disturbios han ahuyentado a los grandes empresarios y los enfrentamientos en la capital y en otras regiones han cerrado f¨¢bricas, interrumpido el comercio y creado el p¨¢nico entre los ciudadanos. Quienes apoyan al partido del Congreso [gubernamental], a la Guardia Republicana y a las fuerzas de seguridad, se est¨¢n viendo acosados. La falta de seguridad ha obligado al cierre de las universidades, las escuelas y centros oficiales. Est¨¢ afectando a la vida de la poblaci¨®n. Los sabotajes est¨¢n ocasionando la falta de electricidad, gas butano y gasolina. Tambi¨¦n est¨¢ influyendo sobre nuestras relaciones internacionales. Muchas delegaciones han cancelado visitas. La cooperaci¨®n internacional se ha reducido y los expertos se han ido.
P. ?Hasta qu¨¦ punto la crisis es fruto de rivalidades personales entre el presidente Saleh y el general Ali Mohsen y el clan Al Ahmar?
R. El actual conflicto es entre el poder y la oposici¨®n. Ali Mohsen y los hijos del jeque Al Ahmar siempre han estado con el Gobierno, e incluso con cargos importantes en el partido del Congreso [gubernamental] y a las ¨®rdenes del presidente, pero cuando empezaron las protestas y vieron la r¨¢pida ca¨ªda de los reg¨ªmenes en T¨²nez y Egipto, pensaron que aqu¨ª iba a suceder lo mismo y se pasaron al otro lado. Fueron tontos y torpes. Cometieron un error de c¨¢lculo porque no analizaron correctamente las causas que llevaron a esa situaci¨®n en T¨²nez y Egipto y su efecto sobre Yemen. Aqu¨ª el r¨¦gimen lo defiende el pueblo, lo defienden la democracia y las elecciones. En cualquier otro momento, las dificultades que est¨¢ pasando el pueblo le hubieran llevado a sublevarse, pero est¨¢ a favor del r¨¦gimen y no de la oposici¨®n porque conoce su pasado negro y el futuro oscuro que le deparar¨ªa. Saben que la ideolog¨ªa de la oposici¨®n va contra la unidad del pa¨ªs.
Los disturbios han ahuyentado a los grandes empresarios; se han cerrado f¨¢bricas, interrumpido el comercio y creado el p¨¢nico entre los ciudadanos
P. En cualquier caso, la comunidad internacional est¨¢ muy preocupada y respalda el llamado plan del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece ese plan?
R. Personalmente, no estoy de acuerdo porque la soluci¨®n pol¨ªtica deber¨ªa respetar la Constituci¨®n y no lo hace. No deber¨ªamos haber aceptado ese plan tras el atentado. Deber¨ªamos conocer los resultados de la investigaci¨®n lo antes posible y llevar a los responsables ante la justicia, en vez de utilizar [esa informaci¨®n] como baza en la negociaci¨®n del plan. Hay que juzgarles.
P. La oposici¨®n acusa al presidente Saleh y a su familia de aferrarse al poder y no estar interesados en el plan del Golfo. Sin embargo, el presidente ha dicho que lo acepta. ?C¨®mo podemos saber que habla en serio?
R. Es el pueblo el que se aferra a nosotros. Por eso no podemos abandonarlo. Estoy plenamente convencido de que todo el pueblo est¨¢ con nosotros. Si no fuera as¨ª, nos habr¨ªamos ido desde el primer momento porque el plan nos favorece, nos ofrece inmunidad, nadie puede llevarnos ante un tribunal local o regional, y nos permite irnos del pa¨ªs con tranquilidad y con lo que nos queramos llevar. Pero no podemos entregar el pa¨ªs a milicias de asesinos y ladrones que van a destruirlo. Siento pena por los j¨®venes que quer¨ªan reformar la pol¨ªtica de forma pac¨ªfica y leg¨ªtima. Ahora ya no hay una revoluci¨®n juvenil en la plaza. Quienes est¨¢n en las plazas son criminales, asesinos, ladrones y gente que no respeta la ley. Hay altos oficiales que violan las propiedades privadas, roban la libertad del pueblo e incluso lo corrompen moralmente. En sus ¨¢reas, acogen a chicas descarriadas e incluso ha habido casos de violaciones a ni?os. Todo esto est¨¢ en manos de la justicia.
P. ?Por qu¨¦ regres¨® el presidente de Arabia Saud¨ª?
R. Porque este es su pa¨ªs. ?A d¨®nde iba a regresar si no?
P. Se lo pregunto porque se habla de tensiones entre Yemen y Arabia Saud¨ª. ?C¨®mo se encuentran sus relaciones bilaterales en materia de seguridad?
R. Nosotros tenemos buenas relaciones con todos los pa¨ªses del mundo y sobre todo con nuestros vecinos, en especial con Arabia Saud¨ª y muy en particular desde que est¨¢ dirigida por el rey Abdal¨¢.
P. ?Y con Estados Unidos? Usted ha declarado que ese pa¨ªs ha reducido su cooperaci¨®n antiterrorista con Yemen. ?En qu¨¦ aspectos concretos? ?C¨®mo est¨¢ afectando eso sobre el terreno?
R. S¨ª, han reducido los programas de entrenamiento y los contratos para abastecernos de repuestos y material militar, as¨ª como de armas. Ello se ha debido a la situaci¨®n de inseguridad que atraviesa nuestro pa¨ªs y que hace que sus expertos teman por su vida.
P. Para concluir, ?considera que existe riesgo de que Yemen se precipite en una guerra civil?
R. No. No a la guerra civil. Sin duda, hay gente que lo desea, pero las autoridades estamos haciendo todos los esfuerzos posibles para garantizar la soberan¨ªa y la integridad nacional. Nosotros evitamos que llegue al punto de una guerra civil, aunque sabemos que la otra parte nos envidia y tiene una mentalidad infantil y adolescente en el terreno pol¨ªtico. Sus malas intenciones se vieron cuando ocuparon las sedes de algunos ministerios y otros organismos oficiales. No era necesario. Tampoco hac¨ªa falta que la Primera Divisi¨®n hiciera ostentaci¨®n de fuerza sacando a la calle sus armas y veh¨ªculos artillados. Como declar¨® el presidente ayer, esta forma de actuar demuestra que, si llegan al poder, no van a promover una sociedad ni civilizada ni civil. No saben qu¨¦ es la civilizaci¨®n. Cada d¨ªa que pasa, vemos c¨®mo su imagen se deteriora. Se les ha corrido el maquillaje.
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