La desaparici¨®n que Israel no olvida
La sociedad israel¨ª teme que se repita la historia del aviador Ron Arad, en paradero desconocido desde 1986
El dilema ha devanado los sesos de autoridades pol¨ªticas y militares israel¨ªes desde que poco despu¨¦s del 25 de junio de 2006 se convencieron de que liberar al cabo Gilad Shalit por la fuerza resultaba misi¨®n imposible. Acceder a las exigencias de Ham¨¢s supone el riesgo de que algunos del millar de reclusos vuelvan a implicarse en atentados terroristas o en alguna de las milicias. Pero la alternativa era revivir la historia que, un cuarto de siglo despu¨¦s, sigue presente en la sociedad israel¨ª: la desaparici¨®n en L¨ªbano el 16 de octubre de 1986 del aviador Ron Arad, piloto del que nunca m¨¢s se ha sabido. El trauma sigue vivo. Su imagen estaba dibujada junto a la de Shalit en la tienda de protesta que la familia del militar mont¨® en el centro de Jerusal¨¦n.
Arad desapareci¨® el 16 de octubre de 1986. El piloto, que ten¨ªa entonces 28 a?os, estaba casado y era padre de una ni?a. Aparentemente una bomba derrib¨® su avi¨®n y Arad cay¨® prisionero de las milicias chi¨ªes libanesas. El soldado envi¨® tres cartas manuscritas en 1987 y el Gobierno israel¨ª intent¨® su liberaci¨®n hasta 1988. Desde entonces su paradero es desconocido. Una investigaci¨®n conducida por la inteligencia israel¨ª concluy¨® en 2009 que Arad estaba muerto. Un mediador de la ONU, el alem¨¢n Gerhard Konrad, inform¨® a Israel que, de acuerdo con Hezbol¨¢, el soldado hab¨ªa muerto en un intento de escape en 1988.
Numerosas dudas me han acompa?ado durante las negociaciones para recuperar a Gilad Shalit", dice Netanyahu
No hay pacto escrito, pero el Ej¨¦rcito -que obliga a los padres de un hijo ¨²nico a firmar un permiso si el chaval desea ingresar en unidades de combate, las que m¨¢s prestigio otorgan en Israel- considera norma de oro su deber de devolver a las familias a todos los soldados en un pa¨ªs en el que el servicio militar es obligatorio y de tres a?os de duraci¨®n para los hombres, y dos para las mujeres. El problema es que estos canjes -ya ha habido otros de miles de presos ¨¢rabes liberados a cambio de soldados fallecidos o israel¨ªes acusados de espionaje- es un acicate para los palestinos, que no ven otro modo de conseguir sus objetivos.
Los ministros Avigdor Lieberman, titular de Exteriores; el tambi¨¦n ultraderechista Uzi Landau, del mismo partido que Lieberman, y el exjefe del estado mayor y dirigente del Likud, Moshe Yaalon, fueron los tres ¨²nicos miembros del Gabinete que se opusieron al canje. Duros como la roca, creen que el Estado no debe ceder bajo ning¨²n concepto, que se debe pagar el precio antes que claudicar ante el enemigo ¨¢rabe. Al final, todos los Gobiernos israel¨ªes negocian.
El Gobierno de Ehud Olmert lo hizo en 2008 con Hezbol¨¢. Sin saberlo con certeza absoluta hasta el ¨²ltimo instante, el Ejecutivo recuper¨® los cad¨¢veres de dos soldados capturados -seguramente ya muertos- dos semanas despu¨¦s de que Shalit fuera atrapado en la base de Kerem Shalom, muy cerca de la frontera entre Israel, Egipto y Gaza. Tambi¨¦n Ariel Sharon se pleg¨® y excarcel¨® en 2004 a Mustaf¨¢ Dirani, a quien Israel acusaba ni m¨¢s ni menos que de conocer el paradero de Ron Arad. En el otro fiel de la balanza, las demandas de las v¨ªctimas de atentados, que rechazan la excarcelaci¨®n de individuos implicados en matanzas de civiles.
Netanyahu ha afrontado el mismo quebradero de cabeza. En una carta remitida este lunes a los parientes de las v¨ªctimas, el jefe del Ejecutivo, tras recordar que su hermano pereci¨® en 1976 en una operaci¨®n de rescate en Entebbe (Uganda), aseguraba: ¡°Numerosas dudas me han acompa?ado durante las negociaciones para recuperar a Gilad Shalit. Siempre hab¨¦is estado en mis pensamientos. La decisi¨®n para la liberaci¨®n es una de las m¨¢s dif¨ªciles que he tenido que adoptar¡±. Finalmente, ha prevalecido una tradici¨®n fundamental para una instituci¨®n que es el pilar del pa¨ªs. ¡°Yo tambi¨¦n, cuando fue enviado a luchar en nombre del Estado de Israel, siempre supe que el Estado de Israel no abandona a sus soldados y ciudadanos¡±, concluy¨® Netanyahu.
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