La reforma del Tratado de Lisboa inquieta a los Gobiernos de los 27
La modificaci¨®n legal amenaza con recrudecer las tensiones entre los pa¨ªses que est¨¢n integrados en el euro y los que no
En momentos en que la UE adolece una crisis de credibilidad sin precedentes, a la mir¨ªada de problemas concretos se suma el de retocar el Tratado de Lisboa para mejorar una disciplina fiscal y profundizar una uni¨®n econ¨®mica a las que, por no ser a¨²n suficientes, se atribuyen buena parte de las culpas en la crisis zona euro. Ah¨ª es donde se recrudecen las tensiones entre los Diecisiete de la moneda ¨²nica y los Diez que no est¨¢n en ella y temen una deriva del club fuerte que les obligue a asumir obligaciones pactadas a sus espaldas.
El Consejo Europeo del domingo tom¨® nota de la intenci¨®n de los Diecisiete ¡°de reflexionar sobre un mayor fortalecimiento de la convergencia econ¨®mica dentro de la zona euro¡±, como si ¡°intenci¨®n¡± no fuese ¡°decisi¨®n¡± y ¡°reflexionar¡± no fuese ¡°tomar medidas¡±, entre ellas la de ¡°explorar la posibilidad de modificaciones limitadas del Tratado¡±. Dado que reformas del tratado va a haber, ¡°explorar¡± podr¨ªa traducirse por c¨®mo hacer que la modificaci¨®n del Tratado no derribe los muros maestros del edificio. Lo primero es evitar referendos populares, que ponen los pelos de punta a los responsables de la UE.
Janis Emmanouilidis, analista del European Policy Centre, un think tank bruselense, considera que ¡°el hecho de que las conclusiones de la cumbre hablen de un cambio limitado es una concesi¨®n a la inmensa mayor¨ªa de los pa¨ªses de la UE que se oponen con fuerza a enmendar los tratados vigentes, en vista de la pesadilla que supuso la ratificaci¨®n de los tratados Constitucional y de Lisboa¡±, el primero rechazado en refer¨¦ndum por Francia y Holanda en 2005 y el segundo, su alternativo, pendiente hasta el fin de la ratificaci¨®n checa.
La insistencia en reformar el Tratado procede de ¡°los Gobiernos alem¨¢n y holand¨¦s, convencidos de que la integraci¨®n fiscal har¨¢ necesaria una enmienda de los actuales tratados, porque la legislaci¨®n primaria de la Uni¨®n no tiene ahora mecanismos que obliguen a los pa¨ªses a cumplir las normas en que se sostiene el euro¡±, se?ala el polit¨®logo en su valoraci¨®n de la cumbre. Alemania y Holanda quieren consagrar la mano dura con los incumplidores.
Sobre Herman Van Rompuy, reci¨¦n elegido presidente de la Cumbre del Euro (los jefes de Estado y de Gobierno de los Diecisiete), adem¨¢s de seguir siendo del Consejo Europeo (los l¨ªderes de los Veintisiete), recae el delicado ejercicio de mantener unidos a unos y otros. Por eso explica Van Rompuy que las ¡°reformas ser¨¢n limitadas, no un cambio general en la arquitectura del Tratado de Lisboa¡± y garantiza que ¡°cualquier cambio del Tratado ser¨¢ decidido por los Veintisiete¡±.
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