Washington acelera sus planes para contener a Ir¨¢n tras su salida de Irak
EE UU intenta evitar que el r¨¦gimen isl¨¢mico de Teher¨¢n ocupe el vac¨ªo dejado
Ante el peligro de que Ir¨¢n trate de llenar el vac¨ªo que Estados Unidos va a dejar dentro de pocas semanas en Irak, la Administraci¨®n norteamericana ha redoblado los esfuerzos para aislar internacionalmente al r¨¦gimen isl¨¢mico, que vuelve a aparecer como el principal enemigo exterior, por encima incluso de una devaluada Al Qaeda.
Un emisario estadounidense, David Cohen, subsecretario del Tesoro para asuntos de espionaje y financiaci¨®n del terrorismo, recorre esta semana varias capitales de Europa (Londres, Berl¨ªn, Par¨ªs y Roma) tratando de buscar consenso en busca de una acci¨®n concertada para imponer nuevas sanciones a Ir¨¢n.
Al mismo tiempo, la Agencia Internacional de Energ¨ªa At¨®mica (AIEA) est¨¢ a punto de publicar un nuevo informe en el que se recogen los progresos hechos por Ir¨¢n en el desarrollo de su programa nuclear, as¨ª como nuevas y m¨¢s fundadas sospechas de que ese pa¨ªs est¨¢ tratando de construir una bomba at¨®mica.
La preocupaci¨®n de EE UU por Ir¨¢n ha ido creciendo en los ¨²ltimos meses en la medida en que fracasaban todos los intentos de negociaci¨®n con ese Gobierno. Pero la alarma salt¨® al descubrirse este mes, seg¨²n los investigadores norteamericanos, que el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s hab¨ªa financiado y respaldado un complot para matar al embajador de Arabia Saud¨ª en Washington y probablemente cometer otros actos terroristas.
La urgencia de hacer algo para contener Ir¨¢n cobra una nueva dimensi¨®n tras el anuncio, la semana pasada, de la completa retirada de Irak. En su declaraci¨®n sobre el tema, Barack Obama hizo una advertencia impl¨ªcita a las autoridades iran¨ªes para que ¡°respeten la soberan¨ªa iraqu¨ª¡± y no intenten aprovechar la situaci¨®n para incrementar su influencia en el pa¨ªs vecino.
Pese a ese aviso, es dif¨ªcil que Teher¨¢n no interprete la retirada norteamericana como un peque?o triunfo y que no disfrute de un papel m¨¢s destacado en el futuro de Irak. Como m¨ªnimo, Ir¨¢n tiene hoy en Bagdad un equipo gobernante al que conoce desde hace tiempo y con el que conserva lazos de cierta amistad. Tanto el presidente iraqu¨ª, Yalal Talabani, como el primer ministro, Nuri al Maliki, pasaron en Ir¨¢n parte de su exilio durante la dictadura de Sadam Husein. Muchos pol¨ªticos iraqu¨ªes comparten esa circunstancia, y uno de los principales socios en la coalici¨®n que sostiene a Maliki, el cl¨¦rigo chi¨ª Muqtada al S¨¢der, vivi¨® en Ir¨¢n durante el tiempo de la invasi¨®n militar estadounidense.
Aunque existe una rivalidad tradicional entre los dos pa¨ªses, que libraron una sangrienta guerra entre 1980 y 1988, actualmente gobierna en Irak la generaci¨®n m¨¢s proiran¨ª de la historia. Eso puede representar un problema para EE UU si Maliki, cuyo Gobierno sigue siendo objetivo de la violencia terrorista, se debilita m¨¢s en el futuro. En el caso de que Maliki necesite ayuda militar para su Ej¨¦rcito y no cuente con los soldados norteamericanos, ?a qui¨¦n va a acudir? La respuesta es obvia: solo tiene a Ir¨¢n.
No todas las circunstancias son desventajosas para Washington. EE UU cree que las sanciones de los ¨²ltimos a?os han debilitado econ¨®micamente a Ir¨¢n, que puede a¨²n sufrir mucho m¨¢s si se le imponen nuevos castigos. M¨¢s importante a¨²n, el r¨¦gimen ha dado numerosas muestras de divisi¨®n entre su mando pol¨ªtico, el presidente Mahmud Ahmadinejad, y su mando religioso, el l¨ªder supremo Ali Jamenei.
Aunque esas tensiones parecen estar resolvi¨¦ndose a favor de Jamenei, eso no despeja las incertidumbres que pesan sobre el futuro pol¨ªtico de Ir¨¢n. Jamenei es un hombre de 72 a?os que lleva 30 en la c¨²spide del poder y que compite con un pol¨ªtico, como Ahmadinejad, que cuenta con un considerable respaldo popular.
Ir¨¢n, por tanto, no goza, de acuerdo al c¨¢lculo norteamericano, de la vitalidad que mostraba en los primeros a?os de la revoluci¨®n y est¨¢ menos capacitado para aventuras tan arriesgadas como la que significar¨ªa un enfrentamiento directo con EE UU.
La situaci¨®n es, pese a todo, enormemente vol¨¢til. A la fragilidad del Gobierno iraqu¨ª, se unen ahora la crisis creciente en Siria, otro aliado de Teher¨¢n, y las dificultades para la sucesi¨®n en Arabia Saud¨ª, el mayor enemigo iran¨ª. Por no mencionar el riesgo permanente de que Israel, que siente su supervivencia amenazada por Ir¨¢n, intente una acci¨®n por su cuenta.
Obama trata de navegar en medio de esa tormenta intentado controlarla para que no le estalle en medio de la campa?a electoral ya inminente. La estrategia es contener a Ir¨¢n sin llegar hasta el extremo de la guerra. Pero Obama no tiene plenamente bajo control esa estrategia.
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