Barack Obama lamenta la falta de ¡°decoro¡± en la muerte de Gadafi
Libia es el modelo del papel internacional que la Administraci¨®n Obama ha expuesto: acci¨®n militar limitada y responsabilidad compartida
Las cr¨ªticas de Barack Obama a la forma en que se produjo la muerte de Muamar Gadafi son la ¨²ltima prueba de la creciente inquietud de Estados Unidos por la brutalidad manifestada por los rebeldes libios y de la preocupaci¨®n de que ese pa¨ªs se desv¨ªe del rumbo democr¨¢tico que se le ha exigido como condici¨®n para colaborar en su transici¨®n. Varios altos funcionarios estadounidenses han enviado en los ¨²ltimos d¨ªas se?ales en ese sentido.
¡°No fue algo agradable¡±, contest¨® Obama en un programa de la cadena NBC, la noche del martes, a una pregunta sobre la captura y posterior exposici¨®n del cad¨¢ver del dictador libio. ¡°Yo creo que es necesario cierto decoro en el trato de la muerte, incluso de alguien que ha hecho cosas tan terribles¡±. El presidente asegur¨® que la muerte de Gadafi representa ¡°un fuerte mensaje a todos los dictadores del mundo¡±, pero a?adi¨® que ¡°nunca quieres ver a nadie acabar de la forma en que ¨¦l acab¨®¡±. Obama compar¨® el tratamiento del cad¨¢ver de Gadafi con el de Osama Bin Laden, que nunca fue mostrado al p¨²blico.
EE UU no ha llegado todav¨ªa al punto de condenar abiertamente la conducta del Consejo Nacional de Transici¨®n en Libia, la nueva autoridad de ese pa¨ªs, pero s¨ª ha movilizado su diplomacia para vigilar la transici¨®n libia y ha transmitido en privado a los actuales dirigentes la necesidad de cumplir una serie de exigencias democr¨¢ticas y de respetar los derechos humanos.
Ese fue el principal objetivo de la visita sorpresa que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, hizo la semana pasada a Tr¨ªpoli, justo un d¨ªa antes de la captura de Gadafi. Clinton ofreci¨® un primer paquete de ayuda econ¨®mica para la reconstrucci¨®n de Libia, de unos 40 millones de d¨®lares, pero advirti¨® que solo ser¨¢ puesta en manos de ¡°aquellos que creen en la democracia¡± y exigi¨® el fin de la violencia y la entrega de las armas de las milicias que han combatido en los ¨²ltimos meses.
Gadafi acept¨® en 2004 la destrucci¨®n de todo su arsenal de armas de destrucci¨®n masiva, pero EE UU y la OTAN sospechan que a¨²n puedan quedar reservas de gas mostaza
La Administraci¨®n norteamericana ha condicionado otras formas de colaboraci¨®n, especialmente la de car¨¢cter militar, a la certificaci¨®n de que Libia avanza por el camino correcto. El secretario de Defensa, Leon Panetta, ha afirmado esta semana durante una gira por Asia que, de momento, no existen planes de ayuda militar y que toda la actividad de EE UU est¨¢ centrada en la asistencia humanitaria. Panetta dijo que las decisiones de car¨¢cter militar ser¨¢n todav¨ªa tomadas por la OTAN.
La ca¨ªda de Gadafi supone para EE UU y para el propio Obama una gran oportunidad. EE UU puede tomar posiciones en un pa¨ªs petrolero estrat¨¦gicamente situado tanto de cara a Oriente Pr¨®ximo como al ?frica subsahariana. En cuanto a Obama, Libia es el modelo que ¨¦l mismo ha expuesto de su concepci¨®n del papel internacional de su Administraci¨®n: acci¨®n militar limitada y responsabilidad compartida. El fracaso de ese modelo, a lo que conducir¨ªa la toma del poder de un grupo isl¨¢mico extremista, supondr¨ªa tambi¨¦n un fracaso personal que el presidente podr¨ªa pagar en su campa?a de reelecci¨®n.
EE UU tiene, por tanto, un enorme inter¨¦s en que las cosas salgan bien en Libia y va a hacer todos los esfuerzos necesarios para conseguirlo. El Gobierno es consciente, no obstante, de los grandes obst¨¢culos que hay por delante. Libia es un pa¨ªs de gran tradici¨®n isl¨¢mica donde cualquier futuro parece, de alguna manera, vinculado a su fe religiosa. Eso no es incompatible con una transici¨®n democr¨¢tica, pero s¨ª la hace m¨¢s dif¨ªcil que, por ejemplo, en T¨²nez o Egipto, donde ya existen amplios sectores de la poblaci¨®n que respaldan alternativas seculares.
Durante su entrevista el pasado mes de septiembre en la ONU con las nuevas autoridades libias, Obama les advirti¨® acerca de esa posibilidad. ¡°Mientras los libios encuentran fortaleza en su fe, una religi¨®n enraizada en la paz y la tolerancia¡±, dijo, ¡°es necesario rechazar el extremismo religioso, que no ofrece m¨¢s que muerte y destrucci¨®n¡±.
Otra de las razones por las que EE UU est¨¢ muy interesado en la evoluci¨®n de los acontecimientos en Libia es por el peligro de dispersi¨®n de las armas que han llegado abundantemente en los ¨²ltimos meses para combatir a Gadafi, principalmente desde Qatar. Expertos norteamericanos est¨¢n trabajando ya sobre el terreno en Libia para tratar de identificar el volumen y calidad de ese armamento, as¨ª como de prevenir que pueda caer en manos de seguidores de Al Qaeda, que ha ganado mayor fuerza en ?frica. Gadafi acept¨® en 2004 la destrucci¨®n de todo su arsenal de armas de destrucci¨®n masiva, pero EE UU y la OTAN sospechan que a¨²n puedan quedar reservas de gas mostaza.
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