Dinero mundial frente a pol¨ªtica local
Como lo demuestra la crisis europea, la mezcla de ambas realidades es t¨®xica
La crisis de la Eurozona es la m¨¢s reciente y furiosa manifestaci¨®n del choque entre dos de las tendencias m¨¢s importantes de nuestro tiempo; una muy antigua y otra muy nueva. La tendencia m¨¢s antigua es que la pol¨ªtica est¨¢ definida por los intereses y pasiones locales. La nueva es que el dinero se ha hecho global. Este choque sacude a la econom¨ªa y la pol¨ªtica de Europa y sus efectos tambi¨¦n son evidentes en otras regiones y pa¨ªses.
¡°La pol¨ªtica es siempre local¡± es la conocida afirmaci¨®n del pol¨ªtico estadounidense Tip O¡¯Neill. Y es verdad: el ¨¦xito de un pol¨ªtico depende de su capacidad para captar cu¨¢les son los intereses y preocupaciones m¨¢s concretas de sus votantes y prometerles soluciones para sus problemas cotidianos. Son esos problemas locales, y hasta personales, y no las grandes pero intangibles ideas lo que m¨¢s le importa a la mayor¨ªa de la gente. Pocos piensan m¨¢s all¨¢ de sus fronteras a la hora de votar o decidir a qu¨¦ pol¨ªtico, partido o causa apoyar.
La frase de O¡¯Neill sobre la pol¨ªtica choca con otra igualmente com¨²n: ¡°el dinero se ha hecho global¡±. Basta apretar una tecla del ordenador para invertir o gastar en casi cualquier otro pa¨ªs a la velocidad de Internet.
Las cifras son extraordinarias: el mercado mundial de divisas es hoy ocho veces m¨¢s grande de lo que era hace solo 20 a?os. En ese periodo, los montos destinados a la compra de empresas y activos f¨ªsicos en otro pa¨ªs (la inversi¨®n extranjera directa) se multiplic¨® por cuatro, creciendo m¨¢s r¨¢pidamente en los pa¨ªses pobres. Esta explosi¨®n del movimiento mundial del dinero es un arma de doble filo. Ha creado nuevas y abundantes fuentes de financiamiento y de empleo, y pa¨ªses como China (que atrajo 185.000 millones de inversi¨®n en 2010) o Brasil (48.000 millones) no hubiesen podido sacar a tanta gente de la pobreza como lo han hecho en la ¨²ltima d¨¦cada si no hubiese sido por la inversi¨®n extranjera.
Pero... el dinero es cobarde, despiadado y veloz. Como vemos ahora en Europa, cuando los inversionistas se asustan salen a tanta velocidad como entraron, dejando a los pa¨ªses tambaleando. Y tambi¨¦n hay especuladores que apuestan a estas crisis y se lucran con ellas, contribuyendo as¨ª a desestabilizar econom¨ªas y gobiernos. Pero los especuladores no crean las crisis; las aprovechan cuando los gobiernos permiten que sus econom¨ªas se hagan vulnerables.
Pero si el dinero es mundial y la pol¨ªtica es local, el comercio internacional es regional. Sorprendentemente, la globalizaci¨®n no ha llegado al comercio de manufacturas.
Los vol¨²menes de importaciones y exportaciones de productos manufacturados son mucho mayores dentro de una misma regi¨®n que entre pa¨ªses que no son vecinos. Cuando se excluyen de las estad¨ªsticas las materias primas (petr¨®leo, hierro, arroz, etc.), vemos que los europeos o los asi¨¢ticos comercian m¨¢s entre s¨ª que con otras regiones, y lo mismo vale para los americanos. Esto es muy relevante, puesto que las exportaciones de manufacturas son una importante fuente del empleo mejor remunerado.
Y, como sabemos, la fuerza laboral es casi inamovible. Los emigrantes solo constituyen un ¨ªnfimo tres por ciento de la humanidad. Y claro est¨¢, los impactos de la globalizaci¨®n sobre el empleo ocurren a trav¨¦s del comercio (cuando los productos locales son m¨¢s caros que los importados) o de la inversi¨®n extranjera (cuando una f¨¢brica se muda a un pa¨ªs con costes laborales m¨¢s bajos). Y no hay nada que tenga mayor impacto concreto en la pol¨ªtica local que un desempleado. O millones de ellos.
Como lo demuestran los eventos en Europa, la mezcla de la pol¨ªtica local con el dinero global es t¨®xica. Cuando se le a?ade al c¨®ctel el comercio regional y el empleo poco movible, su toxicidad es a¨²n mayor. Lamentablemente, todav¨ªa no tenemos ant¨ªdotos para el c¨®ctel. Proteger a las econom¨ªas de los vaivenes del dinero global suena tentador y ciertamente algo hay que hacer para atenuarlos. Pero es una tarea dif¨ªcil, costosa y que f¨¢cilmente lleva a tomar decisiones que suenan bien pero hacen mal. ¡°Globalizar¡± m¨¢s la pol¨ªtica, haci¨¦ndola menos local, es tambi¨¦n un proyecto tan atractivo como dif¨ªcil. Est¨¢ claro que los pol¨ªticos deben hacer mucho mejor la tarea de concienciar a sus electores de que lo que pasa fuera de las fronteras de su pa¨ªs ¡ªo ciudad¡ª tiene consecuencias para lo que pasa dentro de sus hogares. En Europa este trabajo es ahora m¨¢s f¨¢cil. Para millones de europeos, esta crisis se ha transformado en un acelerado y doloroso cursillo sobre los v¨ªnculos entre ¡°el all¨¢ afuera y el aqu¨ª dentro¡±.
A pesar de todos estos problemas, no tenemos alternativa: hay que globalizar m¨¢s la pol¨ªtica local y hacer m¨¢s locales las finanzas globales. ?Muy dif¨ªcil? Claro que s¨ª. ?Indispensable? Tambi¨¦n.
Twitter: @moisesnaim
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