Ciudadanos ¨¢rabes
En caliente hay que hacer periodismo. Lo dif¨ªcil es ir m¨¢s all¨¢, introducir la mirada de la larga duraci¨®n sobre los acontecimientos cuando no hay todav¨ªa la distancia reglamentaria. Pero la velocidad de los tiempos lo requiere: historiadores y soci¨®logos que hagan periodismo y periodistas que asuman la ambici¨®n de la historia y la sociolog¨ªa. Sin esta actitud es dif¨ªcil orientarse en la mara?a del mundo globalizado.
Eso es lo que intenta, con notable fortuna, el polit¨®logo franc¨¦s Sami Na?r respecto a la primera y m¨¢s avanzada de las revoluciones ¨¢rabes, la tunecina, pertrechado de los instrumentos del periodista y de las ideas y conceptos del analista. Hay todav¨ªa pocas cr¨®nicas de esta revoluci¨®n, pero sin duda en 'La lecci¨®n tunecina', y sobre todo en el cap¨ªtulo titulado 'El incendio', hay una bien ¨²til y fresca, con la narraci¨®n de las cuatro semanas transcurridas desde que Mohamed Bouazizi se inmol¨®, el 17 de diciembre, hasta que Ben Ali sali¨® hacia el exilio, el 14 de enero.
La variedad de causas que establece Na?r permite entender por qu¨¦ un estallido que parec¨ªa imposible lleg¨® a materializarse. Hab¨ªa un serio problema sucesorio, al igual que en Egipto, Libia y Yemen. La crisis econ¨®mica golpeaba el empleo y ampliaba la pobreza desde 2007, extendiendo el descontento y las protestas. Toda la poblaci¨®n compart¨ªa el inmenso hartazgo por la ocupaci¨®n privatizadora del Estado a cargo de una mafia corrupta y corruptora, que sali¨® a la luz por las redes sociales y sobre todo por las filtraciones de Wikileaks. Finalmente, fue decisivo el cambio de actitud de Washington, "claramente hostil" hacia el r¨¦gimen, en abierto contraste con la complicidad francesa.
Na?r analiza, mirando hacia atr¨¢s, el papel del partido ¨²nico RCD (Asamblea Constitucional Democr¨¢tica), al que uno de cada tres adultos estaba adscrito; y ante el futuro, el islamismo de Ennahda, del que recela profundamente. En ambos encuentra motivos para utilizar la palabra "totalitario", el primero en su estructura de poder, el segundo en su concepci¨®n aniquiladora del individuo. De ah¨ª la prudencia que acompa?a a sus pron¨®sticos: nada est¨¢ jugado, ser¨¢ un muy largo proceso.
Esta revoluci¨®n, en todo caso, ya es "el acontecimiento m¨¢s importante sucedido en el mundo ¨¢rabe desde la Segunda Guerra Mundial"; el comienzo de una nueva ¨¦poca o ciclo hist¨®rico, que significa la entrada del mundo ¨¢rabe en la edad democr¨¢tica, en la que se propone como horizonte "la construcci¨®n de naciones democr¨¢ticas basadas en la comunidad de los ciudadanos, independientemente de sus creencias, raza y origen".
(Doy hoy aqu¨ª la rese?a publicada el pasado s¨¢bado en Babelia del libro 'La lecci¨®n tunecina. C¨®mo la revoluci¨®n de la Dignidad ha derrocado al poder mafioso', de Sami Na?r.)
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.