Nueve meses de artima?as
Al¨ª Abdul¨¢ Saleh ha esquivado en tres ocasiones antes de firmar su renuncia al poder
Nueve meses le ha costado a Al¨ª Abdul¨¢ Saleh firmar un compromiso para entregar el poder despu¨¦s de 33 a?os ejerci¨¦ndolo en el pa¨ªs m¨¢s pobre de la regi¨®n. El 27 de enero, solo dos d¨ªas despu¨¦s de la protesta en la cairota Tahrir, las revueltas ¨¢rabes llegan a San¨¢. Los estudiantes se atrincheran en la plaza de la Universidad (rebautizada como plaza del Cambio) y las calles aleda?as para exigir la dimisi¨®n del presidente. Decenas de muertos despu¨¦s, en una brutal represi¨®n por parte del Ej¨¦rcito, Saleh destituye a su Gobierno en pleno el 20 de marzo.
Las manifestaciones, masivas, se extienden a otras ciudades, como Ad¨¦n y Ta¨ªz. En abril, la presi¨®n sobre Saleh es tan fuerte que el 24 de abril el presidente acepta dejar el poder. Es el primer anuncio de de firma. Habr¨¢ otros dos intentos frustrados. En esta ocasi¨®n, se trata de un pacto alcanzado con la oposici¨®n, en virtud del cual abandonar¨¢ el cargo en 30 d¨ªas.
Pero los 30 d¨ªas pasaron y Saleh volvi¨® a salirse con la suya por una cuesti¨®n formal. La raz¨®n que adujo Saleh para esquivar su compromiso ¨Cque ya hab¨ªa suscrito tambi¨¦n su propio partido- era que no quer¨ªa firmar como presidente, sino como l¨ªder del partido del Gobierno. La oposici¨®n se dio pronto cuenta de que la dilaci¨®n en firmar pod¨ªa ser una artima?a, y en la calle los j¨®venes que lideraron la protesta y que resistieron acampados en la plaza de la Universidad de San¨¢ durante d¨ªas los ataques de la polic¨ªa ve¨ªan en la actitud de Saleh una justificaci¨®n m¨¢s de la necesidad de continuar con las protestas.
El 18 de mayo, volvi¨® a desairar a Estados Unidos y a Arabia Saud¨ª al negarse a firmar, en el ¨²ltimo minuto, el acuerdo para dejar el poder. Era la segunda vez que ocurr¨ªa en menos de un mes. En este caso dijo no al plan de paz dise?ado por el Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo que apoyaban EE UU y Europa, seg¨²n el cual abandonar¨ªa el poder en 30 d¨ªas a cambio de inmunidad para ¨¦l y toda su familia. El 22 de mayo, Saleh dio otro portazo a la comunidad internacional, que hab¨ªa redoblado la presi¨®n diplom¨¢tica sobre ¨¦l para que dejara el cargo, a la oposici¨®n y a los manifestantes de su pa¨ªs. El Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo suspendi¨® su labor mediadora. La gran baza de Saleh para seguir al mando era agitar el miedo a que Al Qaeda ganara terreno en el pa¨ªs y el del peligro de que se gestara una guerra civil.
El caos se desata y empieza a haber combates en la capital. El conflicto a?ade un componente tribal. La milicia de la tribu m¨¢s poderosa de Yemen, los Al Ahmar, se hab¨ªa unido a los manifestantes, as¨ª como el general disidente Ali Moshen. El 3 de junio, Al¨ª Abdul¨¢ Saleh resulta herido grave ¨Ctiene el pulm¨®n perforado y medio rostro quemado- al ser bombardeado el palacio presidencial. El mandatario es trasladado a Arabia Saud¨ª para ser operado y permanece en Riad. El 8 de julio reaparece en televisi¨®n, casi irreconocible, para llamar a la unidad nacional.
En septiembre, la represi¨®n contra los manifestantes contin¨²a. Ahora la ejerce Ali Ahmed, hijo mayor de Saleh, que est¨¢ al frente de las Fuerzas Armadas durante la ausencia de su padre, que sigue en Arabia Saud¨ª desde junio. El d¨ªa 23, Saleh regresa a Yemen y logra una tregua que se rompe d¨ªas despu¨¦s por la presi¨®n para que deje el poder y los enfrentamientos callejeros.
Ahora, pese a todo el escepticismo, ha firmado.
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