Nuevo poder del euro
Las condiciones de estabilidad que proponen Berl¨ªn y Par¨ªs deben debatirse en el Congreso
Mariano Rajoy, en una de las contadas aclaraciones p¨²blicas sobre sus criterios de pol¨ªtica econ¨®mica, ha expresado su ferviente apoyo, sin restricciones intelectuales ni pol¨ªticas, al plan de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy para acabar con la inestabilidad cr¨®nica que castiga las deudas soberanas y obstaculiza la recuperaci¨®n econ¨®mica. Un buen argumento pol¨ªtico justifica este respaldo sin reservas: si ha de haber dos Europas, dos euros, Espa?a ha de estar en el grupo de los elegidos. Para ello har¨¢ los sacrificios necesarios, los actuales y los que se acuerden en el Consejo Europeo que empieza hoy. Resulta ir¨®nico que en este empe?o hayan coincidido por fin Mariano Rajoy y Rodr¨ªguez Zapatero; una colaboraci¨®n tan amistosa hubiera sido mejor recibida a partir de 2009, cuando se conoc¨ªan ya los terribles perfiles de la crisis financiera y la recesi¨®n.
Para el nuevo Gobierno, el que se forme a partir del d¨ªa 22 de diciembre, la imposici¨®n de nuevas condiciones de estabilidad del euro es un aliento pol¨ªtico impagable. Dicta con car¨¢cter ineludible el camino que debe seguirse, un ajuste m¨¢s dr¨¢stico que el anterior. Pero, al mismo tiempo, excusar¨¢ al Gobierno del PP de los costes pol¨ªticos de los recortes. Porque si se quiere cumplir puntillosamente con el objetivo de reducir el d¨¦ficit bajo la vigilancia europea y sin incurrir en las sanciones autom¨¢ticas que propone la alianza franco-alemana, el Gobierno de Rajoy tendr¨¢ que reducir el gasto en sanidad y pensiones y, adem¨¢s, subir los impuestos. Es decir, tendr¨¢ el impulso y el respaldo europeo para hacer justamente lo contrario de cuanto promet¨ªa en la campa?a electoral (subir las pensiones, bajar impuestos).
De repente, han cesado las voces que desde el PP y sus medios de c¨¢mara zaher¨ªan al Gobierno socialista con la acusaci¨®n de que la econom¨ªa espa?ola ¡°estaba intervenida¡±. Y, sin embargo, la adhesi¨®n incondicional al plan Merkel-Sarkozy (que incluye una reforma de los tratados europeos) implicar¨¢ probablemente una entrega real de los resortes pol¨ªticos a las directrices de Berl¨ªn y Par¨ªs. Obs¨¦rvese que la canciller Merkel present¨® su programa para Europa en el Bundestag. Deber¨ªa hacerse lo propio en Espa?a. El asenso entusiasta de Rajoy y Zapatero tendr¨ªa que discutirse, r¨¢pida e ineludiblemente, en el Congreso. En el curso de ese debate deber¨ªa precisarse cu¨¢l es la contracci¨®n fiscal que puede soportar la econom¨ªa espa?ola compatible con un margen de maniobra para combatir la recesi¨®n.
Se puede arg¨¹ir que la urgencia de la crisis justifica el dictado de Francia y Alemania. Pero cuando desaparezca la coartada de la crisis quedar¨¢ en evidencia el traslado de poder desde los Gobiernos nacionales (votados) hacia el eje franco-alem¨¢n, sin que en este proceso hayan tenido relevancia algunas instituciones como la Comisi¨®n o el Parlamento. Esta desviaci¨®n at¨ªpica de poder forma parte de la salvaci¨®n del euro, porque implica una designaci¨®n impl¨ªcita del ¨¢rbitro que regular¨¢ la estabilidad de la moneda.
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