¡°En Corea del Norte hay factor¨ªas europeas, pero lo esconden¡±
El espa?ol Alejandro Cao, ¨²nico funcionario extranjero en la historia de Corea del Norte, habla con EL PA?S tras la muerte del dictador Kim Jong-il
Horas despu¨¦s de que se conociese la muerte (el s¨¢bado pasado) del caudillo de Corea del Norte, Kim Jong-il, el espa?ol Alejandro Cao de Ben¨®s, ¨²nico funcionario extranjero del r¨¦gimen estalinista asi¨¢tico en sus 63 a?os de historia, responde a las preguntas de EL PA?S desde Tarragona, donde naci¨® en 1974.
En 1990, cuando era un adolescente, Cao de Ben¨®s entr¨® encontacto con una delegaci¨®n del r¨¦gimen que hab¨ªa entonces en Madrid y, al cabo de una d¨¦cada de idas y venidas de Catalu?a a Pyongyang (capital norcoreana), fue reconocido como uno m¨¢s por los comunistas norcoreanos, que lo acreditaron como Delegado Especial para el Extranjero, un puesto de enlace cultural, comercial y de prensa que desempe?a desde entonces.
Cao de Ben¨®s lleva diez a?os gestionando la entrada a Pyongyang de empresarios, periodistas y personas que sienten atracci¨®n por pisar terreno vedado -pagando miles de euros por ello-. ?l aprueba y deniega solicitudes, adem¨¢s de vigilar los movimientos de quienes entran en Corea del Norte bajo su responsabilidad: el m¨®vil se queda en el aeropuerto; no tomar im¨¢genes de puentes o infraestructuras porque podr¨ªan ser objetivo de un ataque extranjero; nunca salir del hotel sin un funcionario del r¨¦gimen; los monumentos a Kim il Sung (padre de Kim Jong-il, abuelo del supuesto nuevo caudillo, Kim Jong-un) no pueden ser fotografiados por la espalda...
Es un defensor sin fisuras de la bondad del sistema totalitario norcoreano, un estado de 24 millones de habitantes completamente militarizado, en el que los ciudadanos o s¨²bditos no tienen permiso para salir libremente del pa¨ªs -ni siquiera para encontrarse por unas horas con sus familiares de Corea del Sur- , un Gobierno cuya pol¨ªtica de informaci¨®n para rebatir las horribles acusaciones que le llegan del exterior es el silencio puro. Cao de Ben¨®s, como cara del r¨¦gimen en el exterior, tiene la funci¨®n de responder a los siniestros enigmas que envuelven a Corea del Norte.
?l tiene un discurso formalmente bien articulado. Despu¨¦s de diez a?os de pr¨¢ctica con cientos de periodistas, es h¨¢bil para rechazar las denuncias contra su r¨¦gimen: siempre rebate que estas no est¨¢n fundadas en pruebas de facto (aunque los testimonios de desertores sean inagotables). Cao de Ben¨®s convierte en un arma de contraataque la opacidad total, la infranqueabilidad de la realidad norcoreana para cualquier agente internacional, no gubernamental o period¨ªstico que pretenda contrastar la realidad oculta de aquel pa¨ªs.
Su autocontrol y su capacidad para lidiar con los periodistas, no obstante, pierde pie cuando se le mencionan las acusaciones m¨¢s terribles que se hacen a Corea del Norte, como la existencia de una red de campos deconcentraci¨®n. Hace veinte d¨ªas, la ONG Amnist¨ªa Internacional present¨® un nuevo informe en el que aseguraba que actualmente hay m¨¢s de 200.000 presos pol¨ªticos en Corea del Norte sometidos a torturas y ejecuciones sumarias, sin juicio de ninguna clase.
En una conversaci¨®n mantenida con EL PA?S hace un a?o, el delegado espa?ol de Kim Jong-il se irrit¨® profundamente y amenaz¨® con finalizar de inmediato aquel encuentro porque el periodista mencion¨® los supuestos campos de concentraci¨®n. Para Cao de Ben¨®s, dichos informes son mentiras del enemigo, y las c¨¢rceles son centros de correcci¨®n moral e ideol¨®gica. ¡°Son campos de reeducaci¨®n donde los presos trabajan y estudian la doctrina del r¨¦gimen¡±.
?l mismo, de todos modos, reconoce que nunca ha visitado una c¨¢rcel norcoreana. Pese a ello, pone la mano en el fuego por el sistema, tanto que ¨¦l mismo asegura haber participado de su mec¨¢nica correctora (aunque no haya caminado entre sus tuercas).
-Yo mismo he mandado a dos personas a campos de reeducaci¨®n- afirma.
Ayer por la tarde volvi¨® a atender por tel¨¦fono a este diario desde Tarragona, y respondi¨® a su manera a las preguntas sobre la tenebrosa Corea del Norte
Pregunta ?Ha estado recientemente en Pyongyang [capital norcoreana]?
R. En octubre.
P. En Corea del Norte no le llaman Alejandro. ?Cu¨¢l es su sobrenombre all¨ª?
R. Cho Son Il [Corea es Una], aunque en la calle se me conoce como Changunim Chonsa [Soldado del Gran L¨ªder Kim Jong-il].
P. ?Y usted es la ¨²nica fuente de informaci¨®n oficial sobre Corea del Norte en el exterior?
R. La ¨²nica. Aparte de la agencia estatal de noticias KCNA [que informa desde Pyongyang].
P. ?C¨®mo se explica que un espa?ol sea su ¨²nico portavoz global?
R. Esto es un problema. Corea del Norte no pone de su parte para acercarse al mundo porque est¨¢ dolida por las difamaciones de la prensa sensacionalista. Es una culpa doble, nuestra y de los medios extranjeros. Hoy, por ejemplo, he o¨ªdo en televisi¨®n que Kim Jong-il era un bebedor aficionado a las prostitutas extranjeras. Por favor, Corea del Norte te puede gustar o no, pero lo m¨ªnimo es tener respeto por una persona que ha fallecido.
P. Adem¨¢s de hacer labores de prensa, usted hace de intermediario entre empresas extranjeras y el r¨¦gimen norcoreano. ?Saca alg¨²n provecho econ¨®mico?
R. En casos puntuales las empresas de fuera me pagan por la intermediaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ productos exporta Corea del Norte y cu¨¢les son los pa¨ªses con los que hace negocio?
R. Textiles, maquinaria pesada -con los recursos de nuestra industria militar-, piezas para motores, embarcaciones, relojes, artesan¨ªa... Y con la crisis estoy recibiendo m¨¢s peticiones, porque aqu¨ª los costes de producci¨®n son baratos, las calidades finales son buenas y damos facilidades fiscales. Me est¨¢n llamando empresas espa?olas que quieren ubicarse en Corea del Norte.
P. ?Qu¨¦ empresas espa?olas?
R. No se lo puedo decir. No quieren que lo digamos.
P. ?Y qu¨¦ otros pa¨ªses europeos comercian con ustedes?
R. En Corea del Norte hay factor¨ªas belgas, francesas, austriacas... Pero tampoco quieren quese sepa que producen en nuestro territorio. Prefieren esconderlo para evitar suspicacias, y tambi¨¦n para no darle pistas de negocio a la competencia. Algunas de estas empresas, para que en sus productos no aparezca el nombre de nuestro pa¨ªs como origen, crean terceras empresas domiciliadas, por ejemplo, en Hong Kong y ponen este pa¨ªs como lugar de origen.
P. ?Es cierto que hay una fuerte lucha de poder por suceder a Kim Jong-il?
R. Totalmente falso. Ej¨¦rcito, Gobierno y Partido est¨¢n a una.
P. ?Qu¨¦ sabe de Kim Jong Un [hijo del fallecido y supuesto sucesor]? ?Lo ha visto algunavez?
R. Nunca. Y no esel sucesor. Est¨¢ desarroll¨¢ndose como militar. El nuevo representante de Coreadel Norte ante el mundo es Kim Jong Nam [de unos 70 a?os], presidente de laAsamblea Popular Suprema, tambi¨¦n conocido como el n¨²mero dos de KimJong-il.
P. ?Existealg¨²n factor que pueda hacer que Corea del Norte ataque a un pa¨ªs extranjero?
R. Esa posibilidadest¨¢ fuera de lugar, a no ser que se ataque nuestro territorio.
P. ?Y hayriesgo de que grupos terroristas se hagan con armamento nuclear norcoreano?
R. Imposible. Noayudamos a terroristas, aunque es cierto que muchos se nos han acercado.
P. EE UU y Corea del Norte acordaron hace unos d¨ªas en Pek¨ªn que los estadounidenses les mandar¨¢n 240.000 toneladas de galletas y vitaminas a cambio de que ustedes suspendan su programa de enriquecimiento de uranio [fuente de la bomba at¨®mica]. ?Cierto?
R. Cierto.
P. ?Significa que Corea del Norte necesita ayuda para dar de comer a sus ciudadanos?
R. Significa quenos ahorraremos 240.000 toneladas de comida y podremos, por ejemplo, comprarnos m¨¢quinas de rayos X.
P. ?Entonces dejar¨¢n de enriquecer uranio?
R. S¨ª. Las bombas est¨¢n desarrolladas. No necesitamos tantas bombas como los americanos.
P. Ante las im¨¢genes difundidas ayer por la televisi¨®n norcoreana de sus ciudadanos llorando desconsolados por la muerte de Kim Jong-il, de un modo tan dram¨¢tico, uno duda de que esos sentimientos sean reales.
R. Comprendo que es dif¨ªcil entender ese sentimiento. Lo lloramos como a un padre, porque KimJong-il era, y siempre ser¨¢, nuestro padre.
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